Los griegos alejandrinos, Hiparco y Ptolomeo, con el tesoro de datos astronómicos que los egipcios, babilónicos y los propios alejandrinos estuvieron compilando durante siglos; además del perfeccionamiento de los instrumentos astronómicos, relojes de sol y de agua lograron determinar con precisión el momento de sus observaciones y, así “triangularon los cielos”.