RESUMEN UNIDAD 2EL PURGATORIO DE LA JUVENTUD Y EL SEGUNDO NACIMIENTO. Francoise Dolto. Concepto de adolescencia: puntos de referencia, puntos de ruptura. Adolescencia: es una fase de mutación, porque pasa por una muda respecto de la cual nada puede decir y es, para los adultos, objeto de un cuestionamiento que, según los padres, está cargado de angustia o indulgencia. El estado de adolescencia se prolonga según las proyecciones que los jóvenes reciben de los adultos y según lo que la sociedad les impone como límites de exploración. Los adultos están para ayudar a entrar en las responsabilidades y a o ser un adolescente retrasado. La sociedad tiene interés de que el adolescente no pierda el tiempo en una vida de beneficiado. Pero esta justa preocupación lleva también al exceso de celos que consiste en estimular demasiado a un niño a no ser un niño prolongado. Los padres, de todos modos, dejan de ser a sus ojos valores de referencia. Los adolescentes son muy vulnerables a las observaciones despectivas de otro adulto que tienen el papel de mandar a los jóvenes, como la fragilidad del bebe cuando nace, sensible a lo que recibe. No hace más que oír que hablan mal de él, y se toma al pie de la letra, lo que puede comprometer de por vida, sus relaciones con la sociedad. Las personas secundarias juegan un papel muy importante en la educación de los jóvenes, aunque no estén encargadas de dar dicha educación, lo que hacen puede favorecer la expansión, confianza en sí, y valor para superar sus impotencias, o por el contrario estimular el desaliento y la depresión. La sexualidad podría ser un recurso para ellos. No tienen aún vida sexual, sólo depende de los imaginarios, la masturbación que es remedio de su depresión pero se convierte en trampa porque al descargarse nerviosamente tiene mayor dificultad para afrontar la realidad, vencer deficiencias mucho más imaginarias que reales. Es decir, al satisfacerse de manera imaginaria carece de fuerza para ir a buscar en la realidad otro ser humano, el apoyo, el amor que le sostenga y salir de la trampa que le han encerrado algunos adultos indiferentes agresivos “¿Qué es lo que vas a pensar? No estás en edad de pensar”. Es cuando tendría necesidad de ser fortalecido. Los educadores parecen muy indicados aquí para tomar relevo, a ellos les corresponde darle voz, pidiendo su opinión, su juicio, y que concedan el derecho a todos tratando de animar hasta el que no es de hablar, así el joven interpelado reconoce que cuenta en el juicio de aquel profesor, y eso puede salvar a un muchacho/a que en su casa es abrumado por sus padres. Se trata de una edad frágil pero maravillosa porque reaccionan también a todo lo positivo que se hace por él, aunque no lo manifiestan en el mismo momento. La pubertad es la cresta de máxima fragilidad. La época difícil es el momento de la preparación de la primera experiencia amorosa, algo indispensable porque el riesgo del primer amor es experimentado como la muerte de la infancia, como rito de paso obligados a conseguirlo por si mismos (porque no tenemos el equivalente de los ritos que antaño marcaban esta época de ruptura). Este hecho que marca la ruptura es la posibilidad de disociar la vida imaginaria de la realidad. En el umbral de la adolescencia comienza una segunda vida imaginaria, la primera se inicio a los 3 o 4 años, los niños son enteramente de la misma opinión que el padre, cuando los padres discrepan, el niño presenta dificultades para pensar por su cuenta hasta los 11 años, a esa edad estallará los problemas latentes, los temas de interés que encuentra fuera del campo familiar y que deberían prepararle para la vida real siguen teniendo a los padres como referencia. Los conflictos (en un divorcio, padre al que no se ama, madre que es mal vista) trastornan la vida imaginaria de un niño de 9 y 11 años que cuyos efectos se verán los 11. Pero si todo ha ido bien, en su segundo mundo imaginario el no necesitará tomar sus modelos intramuros de la familia, sus modelos serán exteriores, aunque sigue contando con la familia como un valor-refugio y pone su empeño en triunfar socialmente. Este mundo imaginario exterior les provocará, será atraído por pequeñas bandas de jóvenes mayores que él y en las que pretende integrarse. Así entrará en su adolescencia saliendo de la familia mezclándose con grupos constituidos que para él, tendrá un papel de sostén extra familiar. El adolescente no puede abandonar los modelos del medio familiar sin antes disponer de modelos de relevo. No son sustitutos, sino relevos para su toma de autonomía de adolescente confirmada. Un individuo sale de la adolescencia cuando la angustia de sus padres no le produce efecto inhibidor. Cuando son capaces de liberarse de la influencia paterna, tras alcanzar este nivel de juicio “mis padres son como son; no los cambiaría y no trataría de cambiarlos. No me toman como soy; peor para ellos: los abandono” y no tienen culpabilidad por abandonarlos. El final de la adolescencia no puede ser vivido mucho antes de los 16 porque la sociedad no lo permite, podría ser vivida si la sociedad permitiera que se trabaje afuera de casa a partir de los 14 años y que se gane uno la vida. La familia se le es infiel, esa es la ley y está bien, y uno se siente sostenido por la fuerza del honor que se hace a los padres haciendo por uno mismo lo que se tiene que hacer, no amándoles, puesto que no lo comprenden, entonces podemos amar a alguien que nos comprende, de la misma generación, la misma edad, y no de una generación anterior, porque seguirá dependiendo y puede quedar completamente bloqueado, y si la influencia se prolonga es un modelo desestructurador, que lo aplasta, porque el joven cree estar en deuda con el adulto que fijó y tuvo generosidad con él.