1. Transito Amaguaña. La lideresa indigena Indígena ecuatoriana, varias veces encarcelada por los gobiernos y proscrita por su forma de pensar y por reclamar los derechos para sus comunidades. Reaccionaria, y traficante de armas soviéticas fueron varios de los apelativos que Tránsito recibió de políticos de turno y sacerdotes de la Iglesia Católica buscando restarle importancia a su lucha y compromiso con los derechos de lxs indigenas. Rosa Elena Tránsito Amaguaña Alba nació en Pesillo, Cantón Cayambe, al norte de Quito, Ecuador, el 10 de septiembre de 1909. Hija de Mercedes Alba y Vicente Amaguaña, su infancia transcurrió en la hacienda de La Chimba, en la que sus padres trabajaban como huasipungueros. Se les llamaba huasipungueros porque a cada familia le asignaban una pequeña parcela, un huasipungo, en el que realizaban sus propios cultivos, garantizando así su estancia en la hacienda. Los huasipungueros eran obligados a trabajar día y noche, siete días a la semana y aunque supuestamente debían cobrar un salario por su trabajo, éste se les escamoteaba a menudo. En palabras de la propia Tránsito: “En ese tiempo plata no veíamos. Nada. Sólo cuando mismo no teníamos nos daban un socorro. Un año, un costal de cebada; otro año, un costal de papa; otro un costal de trigo. Y a las mujeres un rebozo y un centro blanco. Y maltrato doble”. Vivió en la explotación vergonzosa que se ha mantenido en su país por cerca de dos siglos. Los abusos de los patrones eran constantes, un ejemplo es el caso de la propia tía de Tránsito, Pascuala Amaguaña, que fue sentenciada a muerte por el amo de la hacienda por haber dejado morir a un ternero. Parecida suerte corrió su padre, a quien se le había encargado el cuidado de un rebaño y de curtir las pieles de las reses. Un día que éste no fue a cumplir con su trabajo y el patrón, acompañado de varios hombres, lo sacaron de su choza y lo apalearon brutalmente. 2. A los siete años Tránsito ya trabajaba en la hacienda pero a los nueve su madre la obligó a ir a la escuela, ya que no quería que fuese analfabeta como ella, pero sus estudios duraron poco. En la escuela, sufrió humillaciones por ser indígena y tras seis meses de estudio comenzó a trabajar como “servicia” para las patronas de la hacienda, donde cualquier pequeño error era pagado con castigos corporales y tareas extras. En las haciendas era común que los patrones abusaran de las niñas empleadas y para prevenirlo sus padres la obligaron a casarse con un hombre mucho mayor que ella. Ella tenía sólo catorce años y él veinticinco. Hombre alcohólico del que ella recibió malos tratos que comenzaron el mismo día de su boda. Ya a los quince años se convirtió en madre y tuvo su primer hijo, José Luis. En esta época, a escondidas de su marido, comenzó a asistir a las reuniones de la organización comunal creada por el Partido Socialista. El marido dudaba que ese hijo fuese suyo y durante uno de sus muchos arrebatos violentos la acusó de estar teniendo aventuras con los compañeros de las reuniones. Una noche la emprendió a golpes con ella y a la mañana siguiente Tránsito descubrió a su hijo muerto. Más tarde tuvo dos hijos más, Daniel y Mesías. A pesar de la oposición de su marido que no quería que ella se involucrara en la lucha de los indígenas, Tránsito decidió que no se rendiría y que se rebelaría contra la injusticia. Ella misma relata como se hartó de recibir palizas y se enzarzó en su última lucha con él: “Entonces cuando él vino otra vez a pegarme, patearme y ya estaba fuerte y le dije “¿Sois marido o no sois marido? ¿Soy tu mujer o no soy tu mujer? ¡Me matas o te mato! ¡carajo!”. Me pegó. Yo alcé la mano y le di un chirlazo en la cara. Dos días peleamos, dos días de pura pelea fueron. “¡Si mueres, mueres en mis manos! ¡Si me matas en tus manos he de morir!”, le dije yo. Nos golpeamos dos días solo descansando para tomar agüita. Hinchados los ojos tenía. Morados tenía por todo el cuerpo.” Tras esa batalla desigual los vecinos acudieron a la choza y encerraron al marido en un cuarto, abandonando el domicilio al día siguiente. A partir de ese momento, Tránsito trabajó en diversas tareas, recibiendo sólo comida por su trabajo. A los veintiún años se encontraba sola, con dos hijos a los que cuidar, pero esto no impidió que siguiera colaborando con los líderes de su comunidad que se reunían clandestinamente para 3. luchar por sus derechos. Su madre, se convirtió pronto en una de las principales cabecillas de las rebeliones que más tarde tuvieron lugar en Pesillo. En 1930 participó activamente en la creación de las primeras organizaciones indígenas de su país y tomó parte en veintiséis marchas hacia Quito para exigir justicia para su pueblo; marchas que realizó descalza y con un hijo a cuestas y el otro de la mano. Participó en la creación de los primeros sindicatos agrícolas del país: “El Inca” en Pesillo, “Tierra Libre” en Muyurco y “Pan y Tierra” en La Chimba. Entre sus exigencias, pedían que se aumentaran los salarios, que tuvieran un día libre y que la jornada fuera de ocho horas. Sus peticiones no fueron atendidas y Tránsito fue una de las dirigentes de la primera huelga de trabajadores en Olmedo (1931), en la cual se pedía el aumento de salarios, trabajo sólo hasta el sábado, jornada de 8 horas, supresión de tarea y faena en el mismo día, devolución de huasipungos, supresión de diezmos y primicias, y supresión de huasicamías. Fue en esta etapa cuando conoció a otra gran líder ecuatoriana, Dolores Cacuango.Durante la huelga y después de ella, las mujeres desempeñaron un papel activo en el movimiento indígena de las haciendas de Olmedo. Ellas encabezaban las comisiones a Quito (cubriendo unos 66 kilómetros a pie) y eran las que se entrevistaban con las autoridades. Tránsito y Dolores eran elocuentes y magníficas oradoras, juntas incitaban a los trabajadores a unirse a su lucha, sufriendo intentos de soborno, como relata Tránsito: “El cura de Cayambe nos había estado esperando cerca de la quebrada de Yanahuaico. Así con un fajo de billetes. “Toma Dolores. No estés andando. Coge la plata ¡Cinco mil sucres y ya! Les pago para que estén quietitas, para que no sean luchadoras.” – “¿Qué haremos Tránsito?” “No cojas mamita. Cinco sucres ha de dar, no cinco mil.” “¡Calla, india comunista! ¡Negada de Dios! Cuando mueras no has de entrar en el panteón… ¡En la quebrada te hemos de botar!” ¡Elé, nos cogimos y seguimos andando!” Su participación en la huelga agrícola de 1931, en la localidad de Olmedo, le costó la destrucción de su vivienda y 15 años de clandestinidad, deambulando de un lado a otro, mientras su madre se ocupaba de sus hijos. 4. Visita a Galo Plaza Lasso,.1948. Tránsito mantuvo con él buenas relaciones y lo acompañó el día de su posesión. En 1944, junto a Ricardo Paredes, Nela Martínez, Dolores Cacuango y Jesús Gualavisí, participó en la fundación de la Federación Ecuatoriana de Indios (FEI). Federación que en 1946 fue reconocida como organismo legal. Durante los años siguientes la FEI comenzó el traspaso de las tierras a los trabajadores, prestando especial atención a las mujeres indígenas, y gradualmente las peticiones presentadas en 1931 se fueron satisfaciendo. Las personas que perdieron sus casas tras la huelga recibieron una pequeña compensación y cada trabajador y trabajadora pudo por fin recibir un sueldo por sus horas de trabajo. Muchas familias volvieron a edificar sus casas y aquellos que habían escapado para no ser apresados pudieron reunirse con sus familias. Pero a pesar de poder usar las tierras para edificar sus modestos hogares y mantener un pequeño huerto, estas tierras no les pertenecían. A mediados de los cincuenta, colaboró en la creación de la Federación de Trabajadores Agrícolas del Litoral FETAL y una vez constituidos numerosos sindicatos de trabajadores se involucró en otra batalla para lograr que los niños y niñas de su zona tuviesen educación. Junto a Luisa Gómez de la Torre Paz y Dolores Cacuango, creó las escuelas campesinas en las que, por primera vez, se enseñaba a los indígenas en quechua y español. En su zona de Cayambe, fundó cuatro escuelas bilingües. Tránsito se ganó el respeto y reconocimiento de las familias campesinas, pero a la vez sufría amenazas continuas por parte de las fuerzas del “orden” y en una ocasión que debatían la instauración de una escuela se la llevaron detenida siendo puesta en libertad por no poder esgrimir ningún cargo contra ella. 5. Escuela en Cayambe En 1961 viajó a Cuba en representación del pueblo indígena de Ecuador y allí afirman algunas personas que aprendió a leer y a escribir. Más tarde prosiguió su viaje a la Unión Soviética para asistir al congreso de Moscú. En Ecuador la dictadura, temerosa de la revolución cubana, desató una fuerte represión encarcelando a líderes de izquierda. En 1963, tras su viaje por la Unión Soviética, fue detenida y llevada al Penal García Moreno, acusada de tráfico de armas soviéticas y de recibir dinero de los bolcheviques para incitar a la revolución en su país. Permaneció encarcelada cuatro meses y cuatro días. En esta época falleció su padre y más tarde su madre, así como sus dos hijos Daniel y Mesías, y una de sus nueras. Gracias a las gestiones del ex presidente Galo Plaza, Tránsito recuperó su libertad tras firmar una declaración de que no seguiría incitando a los indígenas. Tránsito volvió a La Chimba y como era de prever, no abandonó la lucha, esta vez liderando la formación de cooperativas. Tuvo un nuevo compañero, un profesor de escuela, pero éste falleció al caerse del caballo tras una noche de fiesta. Como él era el dueño de la pequeña parcela en la que vivían, ella volvió a quedarse sin hogar al no poder heredarla. Sin embargo, ese mismo año, en 1964, los sindicatos agrícolas ganaron su lucha de treinta años y algunos campesinos pudieron comprar sus tierras, y otros terrenos fueron asignados a cooperativas. Las tierras se repartieron según el número de miembros de cada familia y según las jerarquías que regían en la hacienda. Tránsito, al igual que otros líderes que no trabajaban en la hacienda, no pudieron formar parte de la cooperativa y 6. se quedaron sin tierra. Su nuera recibió una parcela pero como era viuda y tenía que trabajar y cuidar de sus hijos, a menudo faltaba a las reuniones de la cooperativa. Obligada a pagar multas por no asistir se vio forzada a renunciar a su trozo de terreno. Nuevamente gracias a las gestiones de Plaza, Tránsito obtuvo una pequeña parcela al pie del volcán Cayambe, donde se instaló con su nuera y su nieto. En La Chimba, Tránsito criaba cerdos y cuyes y ejercía de curandera en compañía de su nuera Guillermina Cerón, quien la cuidó durante sus últimos años. No poseía tierras en la comunidad y sus escasos ingresos provenían de una pensión mensual que le asignó el gobierno en 1988, gracias a las gestiones de los diputados indígenas. En 2003, recibió el prestigioso premio nacional Eugenio Espejo. En esa oportunidad declaró públicamente: “¡Bonitico el gobierno, es la primera vez que se acuerda de mí (…). Pero mi verdadero premio es el avance de mis hermanos, de mis hermanas, de todo mi pueblo!” En el año 2002 impulsó la fundación de la Asociación Agro-Artesanal que lleva su nombre, cuyo objetivo es fomentar los huertos organizados por mujeres que incluyen el cultivo de plantas medicinales, alimentos tradicionales y la conservación de semillas.Transio Amaguaña murió el 10 de mayo del 2009 en su pequeña casa al pie del Volcán Cayambe. En agosto de 2009, los Presidentes de Ecuador y Bolivia Rafael Correa y Evo Morales, en compañía de la líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchu, inauguraron en La Chimba el Centro Cultural Comunitario Tránsito Amaguaña, construido donde estuvo su casa y al lado del lugar donde había sido enterrada meses antes. Además de un homenaje a su memoria, el Centro es también un espacio de documentación sobre la historia del movimiento indígena ecuatoriano. En l996 la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador la nominó para el premio internacional “Bob Pierce”, donde obtuvo el tercer puesto, en reconocimiento a su lucha por el desarrollo del pueblo indígena. En 1997 La Municipalidad de Quito le otorgó la condecoración “Manuela Espejo” por sus años de labor como líderesa y en el 2004 el Ministerio de Educación y Cultura le otorgó el Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo, por su larga e incansable lucha a favor de los más pobres. 7. “Yo he viajado y he caminado mucho por todos los lugares, pero nunca he negociado con la sangre de mis hermanos” TA