reseña de Habermas, ciencia y tecnica como ideologia

May 6, 2018 | Author: Anonymous | Category: Documents
Report this link


Description

UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS ESCUELA DE HISTORIA HISTORIA SOCIAL DE LAS CIENCIAS - CONTEXTO NOMBRE: SINDY PAOLA DIAZ MELO CÓDIGO: 2070897 Reseña de: HABERMAS, Jurgen. Ciencia y técnica como “ideología”. En: Ciencia y técnica como idología. Editorial Tecnos S.A. Madrid, 1994. Jurgen Habermas es actualmente el pensador más importante y prometedor del continente europeo y una de las principales figuras del panorama filosófico mundial contemporáneo. Nació en Dusseldorf, Alemania el 18 de junio de 1929, estudió filosofía, historia, psicología, literatura alemana, economía y sociología. Es el principal representante de la “segunda generación” de la escuela de Frankfurt. Entre 1955 y 1959 trabajó en el Instituto de Investigación Social de la ciudad. Enseñó filosofía en Heidelberg y sociología en Frankfurt, y dirigió el Instituto Max Planck de Starnberg entre 1971 y 1980. En 1983 obtuvo la cátedra de Filosofía y Sociología en la Universidad de Frankfurt. Gracias a una actividad regular como profesor en universidades extranjeras, especialmente en Estados Unidos, así como por la traducción de sus trabajos más importantes a más de treinta idiomas, sus teorías son conocidas, estudiadas y discutidas en el mundo entero. En 1986, recibió el Premio Gottfried Wilhelm Leibniz, considerado como la máxima distinción en el ámbito alemán de investigación. En 2001 obtuvo el Premio de la Paz que conceden los libreros alemanes y en 2003, el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Entre su basta producción bibliográfica se destaca su obra Ciencia y técnica como “ideología” (1968), con un volumen de cinco ensayos, que suministra las principales claves de su pensamiento. El segundo capítulo o ensayo que da nombre al libro consta de nueve apartados, cuyo eje central (lo dice el mismo título), es explicar de qué manera el desarrollo y la introducción de los avances científicos y técnicos en la sociedad capitalista, como resultado del proceso de industrialización, se ha convertido en una ideología1. Para explicar el avance de ese proceso ideológico, Habermas parte del concepto de “racionalización” de Weber, definido como el modo en que las sociedades occidentales y en mayor o menor medida todas las sociedades del planeta, han venido siendo sometidas 1. Ideologia, desde la perspectiva Marxista. Para Marx, una ideología es un sistema de representaciones del mundo (como la filosofía, el arte, la religión, el derecho, la moral…), que utiliza la clase dominante para legitimar su posición privilegiada frente a las clases oprimidas. a un proceso de ordenamiento y sistematización, con el objetivo de hacer predecible y controlable la vida del hombre2 o el sometimiento de los ámbitos sociales a los criterios de la decisión racional, esta racionalización implica una industrialización del trabajo que se va inmiscuyendo en todos los ámbitos de la vida, por ejemplo, en los procesos sociales, políticos y económicos y con ello la tecnificación del trabajo y la comunicación (o interacción). Para Habermas, el trabajo viene siendo aquí una acción racional con respecto a fines y esa tecnificación es una manera de implantar una forma de control, que también puede entenderse como dominio, que al ser legitimado adquiere un carácter distinto, pues como apela a que la creciente productividad y dominación de la naturaleza, proporciona a los individuos una vida más confortable, los mismos individuos permiten que se legitime. Con base en los planteamientos de Marcuse, el autor plantea que, la evolución del capitalismo, implica ese mismo proceso de industrialización y de desarrollo técnico, el sistema implanta tal tecnificación a través de incentivos monetarios a los trabajadores, convenciéndoles de la garantía de una mejor calidad de vida, con esto, la sociedad acepta sin reparos esta forma de dominación, lo que Habermas define como comportamiento adaptativo y Marcuse como la función instrumentalizadora de la técnica para legitimar una forma de dominio. Hay una ausencia de libertad inconsciente que no aparece ni como irracional ni como política sino como sometimiento a un aparato técnico que hace más cómoda la vida y eleva la productividad del trabajo. Entonces la racionalidad tecnológica respalda la legalidad del dominio. La racionalización de la sociedad se genera por la institucionalización del progreso técnico y científico, progreso que va tomando un lugar físico y simbólico en la sociedad, así, las instituciones buscan la manera de mejorar su productividad apoyándose en los avances científicos y técnicos, por lo que ahora ellas mismas buscan ser más racionales. Habermas enfatiza, que al suceder una racionalización de la acción social se vive una secularización, es decir, el abandono de las prácticas y creencias tradicionales y/o culturales, o como él las llama, el abandono de prácticas simbólicas. Habermas intenta reformular el concepto de racionalización de Weber, para discutir luego sobre esa base, la critica que Marcuse hace a Weber sobre su tesis de la doble función del progreso técnico y científico (como fuerza productiva e ideológica). Ahora, con la evolución del c apitalismo se puede hablar de un proceso llamado cientifización de la técnica, que resulta del intento de elevar la productividad a partir de la introducción de nuevas técnicas. De esta manera, la ciencia y la técnica se convierten en 2. Este proceso se hace manifiesto en por lo menos tres ámbitos de la vida humana: a nivel de las imágenes del mundo en la que se ha venido produciendo lo que Max Weber llamó una “desmitificación de la vida”, es decir, una creciente secularización, de las creencias y los valores; a nivel de la acción colectiva, en donde la política, la economía, el derecho y demás instituciones de la vida pública se han convertido en organizaciones tecnocráticas; y a nivel de la acción individual, en donde el estilo de vida personal se orienta de acuerdo a patrones funcionales de producción y consumo. la primera fuerza productiva legitimándose como una fuente independiente de plusvalía, el sistema económico viene a regirse por un modelo científico, en el que el sistema de gobierno como ente central del estado juega un papel primordial, puesto que en su búsqueda por generar un crecimiento económico impulsa la tecnificación del trabajo como agente de crecimiento en la productividad y con ello se hace el principal partícipe del proceso de legitimación de esta forma de dominio, ya que el estado termina siendo el que ofrece compensaciones (monetarias) a los individuos provenientes de ese aumento de la productividad, compensaciones que garantizan una mejor calidad de vida, ahora el hombre se va constituyendo como parte de la maquinaria. Del mismo modo, ya que el estado se convierte en uno de los principales partícipes del proceso de cientifización de la técnica en el modo de producción, responde Habermas, se puede hablar de una tecnocracia3, que sirve como ideología para una política dirigida a la resolución de tareas técnicas que pone en segundo plano a las tareas prácticas, busca un control de comportamiento dirigido mas bien por estímulos que por normas, habrá un momento en que desaparezca el ámbito simbólico y solo se busque la satisfacción de las necesidades y el incremento monetario fomentando solo el deseo de adquisición de nueva tecnología, Habermas plantea las consecuencias negativas de la tecnocracia destacando que con esta se le da el poder a la ciencia y la técnica de influir en todos los ámbitos sociales, ajustándolos a sus necesidades y garantizando su reproducción, “la vida ahora se vuelve un ejercicido de acumular tecnología y de dejarse llevar por la voz del experto científico. Dejando de lado el ámbito simbólico y cultural”. Finalmente, Habermas plantea que en medio de toda esta evolución del capitalismo ya no pueden ser aplicado el concepto clave del pensamiento Marxista, el de lucha de clases, puesto que la misma conciencia tecnócratica conlleva una satisfacción de los intereses comunes, justifica el interés parcial de dominio y reprime la necesidad de emancipación por su forma política de distribución de las compensaciones sociales que asegura el asentimiento de las masas. Por otro lado, afirma que el único potencial de protesta frente a este sistema de dominio, podría surgir de determinados grupos de estudiantes, sin embargo es consciente, de que los estudiantes son los primeros interesados en llenarse de tecnología y empaparse del discurso científico. Son los primeros que niegan la cultura procedente y los más interesados en conocer nuevas formas de socialización alternas a las tradicionales. “la protesta de los estudiantes podría acabar destruyendo a la larga esta ideología del rendimiento que empieza a resquebrajarse, y, con ello, derrumbando el fundamento legitimatorio del capitalismo tardío, que ya es frágil, pero que está protegido por la despolitización”. Es claro, que en nuestro contexto actual, esta idea de Habermas no puede ser aplicada. 3 Sistema político, característico de los países industriales, que propone que los puestos dirigentes en el gobierno de un país sean ocupados por técnicos o especialistas en las diversas materias correspondientes a los distintos ministerios o gerencias. Para el análisis Habermas propone un esquema que divido en mundo simbólico del mundo formal, a uno lo llama marco institucional de la sociedad o del mundo cultural donde se llevan a cabo relaciones simbólicas y por el otro lado está la acción racional con respecto a fines que es todo el aparato estatal y económico. Si las acciones pertenecen al marco institucional simbólico estas se rigen por expectativas de comportamiento, y sanciones por el contrario si la acción se refiere a la acción racional las prácticas se determinan por modelos de acción estratégica. De esta forma se puede formular el concepto weberiano de racionalización. La ciencia y la técnica no son aceptadas con el mismo éxito en todas las sociedades. Existen culturas tradicionales definidas como aquellas que se rigen por el mito, o la religión y existe una forma de dominación de alguien que controla los medios de producción sobre el que los trabaja. En estas culturas se genera cierta resistencia a la innovación tecnológica. Solo después que el sistema de producción capitalista dota al sistema económico de un mecanismo regular, que asegura el crecimiento de la productividad no exento de crisis pero con continuidad, queda institucionalizada la introducción de tecnologías y de estrategias, así se institucionaliza la innovación en cuanto tal. Por lo que el capitalismo es el sistema económico donde la tecnología encontró su potencialización por que su racionalidad es formal apegada a la acción racional y no a la simbólica. Escuela de Fráncfort Se conoce como Escuela de Fráncfort1 (o Escuela de Frankfurt) a un grupo de investigadores que adherían a las teorías de Hegel, Marx y Freud y cuyo centro estaba constituido en el Instituto de Investigación Social, inaugurado en 1924 en Fráncfort del Meno. También se les considera representantes de lateoría crítica que allí se fundó. El núcleo de la teoría crítica de la escuela de Fráncfort es la discusión crítico ideológica de las condiciones sociales e históricas en las que ocurre la construcción de teoría y la (así mediada) crítica de esas condiciones sociales. La relación resulta de la pretensión de conceptualizar teóricamente la totalidad de las condiciones sociales y la necesidad de su cambio. En la concepción de la escuela de Fráncfort la teoría se entiende como una forma de la práctica. La denominación teoría crítica se remonta al título del ensayo programático Teoría tradicional y teoría crítica (Traditionelle und kritische Theorie) de Max Horkheimer del año 1937. Se considera la obra principal de esta escuela la colección de ensayos Dialéctica de la ilustración (Dialektik der Aufklärung), compilada y editada conjuntamente por Horkheimer y Theodor W. Adorno entre 1944 y 1947.


Comments

Copyright © 2024 UPDOCS Inc.