Investigaciones de Historia Económica 8 (2012) 135–143 Investigaciones de Historia Económica www.elsev ier .es / ihe Artículo Precios m Angela V Department of información del artículo Historia del artículo: Recibido el 12 Aceptado el 3 On-line el 26 d Códigos JEL: J3 J5 N 36 N 56 Palabras clave: Consumo Trabajo Minería Precios r e s u m e n Este artículo examina las características del sistema de precios fijos para los productos de primera nece- JEL classificatio J3 J5 N 36 N 56 Keywords: Consumption Labor Mining Prices 1. Introdu La organ la satisfacci cumplieron Correo elec 1698-6989/$ – http://dx.doi.o de octubre de 2010 de abril de 2012 e mayo de 2012 sidad impuesto por las filiales de la empresa norteamericana Anaconda Copper Company en Chile. Entre 1932 y 1958, las filiales de Anaconda matuvieron un generoso sistema de precios fijos que garantizó a los trabajadores acceso a productos básicos en un contexto nacional de fuertes presiones inflacionarias. Junto a razones económicas, los precios fijos fueron parte de un sistema más amplio de beneficios y prác- ticas socio-laborales. Así, influida por las ideas de paternalismo industrial, Anaconda utilizó los precios fijos como una forma de influir sobre la mano de obra y garantizar una cierta paz y estabilidad laboral en sus campamentos. En la práctica, sin embargo, las contradicciones y el mal funcionamiento de las lla- madas pulperías motivaron innumerables conflictos laborales y sociales en los campamentos del cobre, provocando una ardua campan˜a sindical para mejorar y ampliar estos beneficios. Hacia 1958, el sistema se había vuelto demasiado costoso y poco práctico, siendo remplazado por una compensación económica que se pagaba directamente al trabajador. © 2010 Asociación Espan˜ola de Historia Económica. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. Fixed prices and rationing: The Anaconda Copper Company in Chile between 1932 and 1958 n: a b s t r a c t This article examines the characteristics of the system of food rations and fixed-prices established by U.S-owned Anaconda Copper Company and its subsidiaries in Chile. Between 1932 and 1958, Anaconda’s subsidiaries maintained a generous system of fixed prices that guaranteed workers’ access to inexpensive food in a context of rising inflation. In addition to economic reasons, the fixed prices were part of a larger system of social and labor benefits. Thus, influenced by ideas of Welfare Capitalism, Anaconda also used this benefit as a way to influence the labor force and maintained a certain level of labor stability. In the long run, the contradictions and shortcomings of the company stores (Pulperías) led to countless labor and social conflicts in the copper camps, and the local labor unions exerted enormous pressures to improve and expand the benefits. By 1958, the system had become too expensive and unpractical, and the company and the unions agreed to replace it by an economic compensation paid directly in cash to the workers. © 2010 Asociación Española de Historia Económica. Published by Elsevier España, S.L. All rights reserved. cción ización de sistemas de abastecimiento de alimentos y ón de las necesidades de consumo de la población local un papel esencial en la configuración de las relaciones trónico:
[email protected] económicas, sociales y laborales de la industria minera latinoa- mericana. El aislamiento geográfico, la gran distancia entre los campamentos mineros y los centros urbanos, la alta concentra- ción de mano de obra y el desarrollo de complejas y populosas comunidades obreras obligaron a las empresas mineras a intervenir tempranamente en la organización de redes de abastecimiento y en la distribución de productos de primera necesidad. Estos servicios se convirtieron en parte integral del modelo de ciudad-empresa o company-town que dominó el desarrollo de la minería a lo largo de see front matter © 2010 Asociación Espan˜ola de Historia Económica. Publicado por Elsevier España, S.L. Todos los derechos reservados. rg/10.1016/j.ihe.2012.04.002 fijos y raciones: la Anaconda Copper Co ergara History, California State University, Los Angeles, Los Angeles CA, Estados Unidos pany en Chile entre 1932 y 1958 136 A. Vergara / Investigaciones de Historia Económica 8 (2012) 135–143 la primera mitad del siglo xx, complementando con ello la entrega de habitación y la dotación de infraestructuras urbanas y servicios sociales (escuelas, servicios de salud, redes de transporte, canchas de deporte, etc.)1. Sin embargo, estas «responsabilidades» patrona- les no estuvieron libres de contradicciones y, en la práctica, al igual que en otros sectores productivos, constituyeron poderosas herra- mientas para disciplinar la mano de obra, aumentar la dependencia del trabajador hacia la empresa, limitar su movilidad geográfica y controlar las demandas salariales. Las condiciones económicas, sociales y políticas a nivel local y nacional influyeron en el tipo de sistema de abastecimiento y compra-venta de productos de consumo, notándose importantes diferencias ficha salario mente por privados y l res y sindic de la histor también a l (tanto loca social vigen entre capita En este consumo de Copper Com quicamata llamados p conda mant los trabajad el costo de v este sistem los trabajad gias del pate influir sobre palabras, la algunos ele laboral y so ría y su sist laborales, in intervenció diado (déca cierta presi tema de ab aspectos m Este aná que cumpli impacto en los trabajad económico ria social y no nos per económico costaba a qué represe trabajadore de los alim vidad que 1 Para una v pany towns vé 2 Sobre algu Weinstein (19 y Vergara (200 3 En Chile, lo perías o econo como «tiendas imprescindible incorporar sus dimensiones sociales, políticas y cul- turales. Por ejemplo, temas tales como la calidad de los productos, la cantidad de la ración alimenticia o las experiencias cotidianas en los almacenes influían enormemente en la forma en la cual los trabajadores y sus familias cuestionaban los supuestos beneficios del sistema. Es así, que este artículo busca sobre todo contribuir a entender las percepciones de un elemento clave de la vida eco- nómica de relaciones l 2. Abastec industria m elaci as d ta im o co o xx4 , el con mano Se h o e de la l sob sus l mo ndad los a bajad canis sario letar cal. anál ollo d ema as de gnan dore ient e el mien ni es ante rcan dore a col crita dami n Pot s de ficad ías y iend irrei ión h má de co as d ón en rción una r bre c regionales y temporales. Así, por ejemplo, el uso de la , vales y deudas, los almacenes administrados directa- la empresa, las tiendas concesionadas a comerciantes as cooperativas organizadas por los propios trabajado- atos se plantearon como soluciones en distintas etapas ia y a lo largo del continente. Estas se fueron adaptando as cambiantes necesidades y condiciones económicas les como nacionales), al rol del Estado, la legislación te, las ideologías patronales y las relaciones de poder l y trabajo. artículo se analizan las formas de abastecimiento y sarrolladas por la compan˜ía norteamericana Anaconda pany en sus campamentos mineros en Chile (Chu- y Potrerillos) durante el tiempo en que rigieron los recios fijos (1932-1958). Durante este período, Ana- uvo un sistema de precios fijos que en parte protegió a ores del impacto devastador del alza descontrolada en ida que afectaba al resto del país. Pero al mismo tiempo, a fue una forma de controlar las demandas salariales de ores e implementar algunos de los principios y estrate- rnalismo industrial, una estrategia que a su vez buscaba una mano de obra fuertemente sindicalizada2. En otras s pulperías3 en Chuquicamata y Potrerillos combinaron mentos de control como también aspectos de beneficio cial. La complejidad de intereses alrededor de la pulpe- ema de precios tensionaron fuertemente las relaciones spirando numerosos conflictos locales y motivando la n mediadora del Estado. Hacia el final del período estu- da de 1950), los trabajadores habían logrado ejercer ón sobre la empresa para expandir y mejorar el sis- astecimiento y de precios, limitando enormemente sus ás coercitivos. lisis se centra en el rol económico, laboral y social eron estos almacenes mantenidos por Anaconda y su las relaciones laborales y las experiencias de vida de ores del cobre y sus familias, observando un problema (sistema de precios) desde la perspectiva de la histo- laboral. Por un lado, las características de las fuentes miten una reconstrucción minuciosa del desempen˜o de estas instituciones, ni evaluar, por ejemplo, cuánto la empresa mantener el sistema de precios fijos o ntaba en términos económicos este beneficio para los s. Por otro lado, es importante destacar que el tema entos y consumo tiene un alto grado de subjeti- escapa al análisis estrictamente económico, siendo isión general sobre la importancia de estas ciudades-empresas o com- ase Dinius y Vergara eds. (2011). na de las ideas del paternalismo industrial véase: Meyer (1981) y 96). Sobre el caso específico de Anaconda en Chile, véase Finn (1998) 8). s almacenes de propiedad de la empresa recibieron el nombre de pul- matos. En otros países del continente, por ejemplo, fueron conocidos de raya» (México) o «mercantiles» (Perú). La r práctic pregun períod el sigl trabajo mas de de la deuda. las, com el caso contro blecían libre, e y hace das en los tra los me empre de pro obra lo Un desarr los sist sistem Carma trabaja surgim durant recluta magna import de me trabaja minerí las des endeu plata e salario no cali pulper en las t en el V tarizac de raya forma terístic inserci de coe 4 Para ricana so los trabajadores del cobre en Chile y su impacto en las aborales. imiento, consumo y endeudamiento en la inera latinoamericana ón entre el control de los precios de los alimentos, las e consumo, el nivel de vida y los salarios ha sido una portante en la historiografía latinoamericana sobre el lonial y el siglo xix y, en menor medida, sobre . Desde la perspectiva de la historia del mundo del tema se inserta en el debate más amplio sobre for- trol laboral, peonaje, endeudamiento y reclutamiento de obra a través del sistema de enganche y de la a demostrado que tanto para las faenas mineras, agríco- n ciertas incipientes actividades industriales (como fue industria textil), los patrones mantuvieron un estricto re las relaciones y transacciones comerciales que esta- trabajadores. Las trabas para el desarrollo del comercio nopolio de las tiendas mantenidas por las compan˜ías os, el uso de fichas salarios que solo podían ser usa- lmacenes de los campamentos y el endeudamiento de ores por el adelanto de mercancías fueron algunos de mos más comunes usados por hacendados, mineros y s. Estas prácticas fueron además básicas en el proceso ización, estabilización y disciplinamiento de la mano de isis de los principales aportes historiográficos sobre el e la industria minera sugiere importantes cambios en s de aprovisionamiento y una estrecha relación con los reclutamiento y control de la mano de obra. Marcello i, en uno de los primeros estudios sobre la vida de los s mineros en América Latina, analizó detalladamente el o del trabajo asalariado en las minas del norte de Chile período colonial. Además de explicar los sistemas de to de la mano de obra y las condiciones de trabajo, Car- tudió el tema del salario y el consumo. Especialmente es su mención del rol de los llamados habilitadores cías y la práctica común del endeudamiento de los s mineros (Carmagnani, 1963). Otros estudios sobre onial hispanoamericana registran prácticas similares a s por Carmagnani. Enrique Tandeter sen˜alaba que el ento de los trabajadores mitayos en la minería de la osí reducía considerablemente su salario real. Los bajos los trabajadores de la mita y de los trabajadores libres os los obligaban a adquirir productos a crédito en las chicherías del ingenio minero a precios más altos que as de la ciudad (Tandeter, 1999). En el caso de la minería nato de Nueva Espan˜a, un temprano proceso de prole- abría convertido el adelanto de mercancía y la tienda s en un mecanismo para atraer trabajadores que en una ntrol, sugiriendo la relación que existía entre las carac- e la mano de obra disponible (su mayor o menor el mercado y/o grado de proletarización) y los niveles de las llamadas tiendas de raya (Randall, 1972). evisión de las tesis centrales en la historiografía colonial hispanoame- onsumo véase: Quiroz (2006). A. Vergara / Investigaciones de Historia Económica 8 (2012) 135–143 137 Estas prácticas habrían cambiado lentamente durante el siglo xix, aunque se notan importantes diferencias regionales. En un contexto de mayor movilidad de la mano de obra, la tienda de raya operó como una institución que explotaba, abusaba y buscaba controlar a los trabajadores. En el caso de la minería metálica de mediados del siglo xix en Chile, los pequen˜os y medianos empre- sarios mineros habrían continuado con las prácticas del período colonial, haciendo uso del adelanto de parte del salario y el pago en mercancías para retener a una mano de obra especialmente volátil (Pinto, 1997; Ortega, 2009). Pero fue en el caso del salitre donde la pulpería se convirtió en una institución especialmente odiosa, formando p ciplinamien con el sistem los llamado atractivos t país y, muc las enorme mano de ob las condicio trabajadore ser usada en productos q cer el libre c Pero sobre t de resistenc amplia de p El rol de dencia en la fines del sig salario y el e inspirando guísticos de fundador de las condicio «dejando pa una miserab diendo todo Pero el prec trabajadore vertido en u Pacífico (18 país, incluy que una pa laboral de la tema del sa de los prod La legisl y 1930 en A poder absol abastecimie de curso leg bajadores c que buscab Estado y las del estallido la vida tenía mientos so 5 Véase, por importante tra 6 En el Méxi 123 la que jun punto de vista algunas hacien «Contrato del Trabajo» (Ley 4053) de 1924, posteriormente incor- porada en el primer Código del Trabajo de 1931, prohibió el uso de la ficha salario y estableció la obligatoriedad del pago del salario en moneda corriente, garantizó la libertad de comercio en los campa- mentos mineros, salitreros e industriales y controló los precios que se podían cobrar en las pulperías7. A partir de este momento, la Dirección General del Tra- bajo comenzó una ardua labor de inspección de campamentos mineros, faenas de construcción de caminos, tranques y líneas férreas y recintos industriales, muchas veces respondiendo a denuncias efectuadas por los propios trabajadores y sus recién for- instituciones sindicales. Estas inspecciones nos sugieren el prota n las ción ejem men de Sa ciant de osas cuen ros q os y tor d ; la n de o co n el p mo, 1931 a con te la ner p bajad al com del no im ulpe do l alab letar s fue rmá ami n cos obre barg urren nóm as de sas p onóm Por o rial, l ía se no d ancías je por co. un an ivo N del Tr AD, Fo AD, D arte de un sistema más amplio de reclutamiento y dis- to de una mano de obra en transición que comenzaba a de enganche. Durante la era del salitre (1880-1920), s enganchadores viajaban al sur del país prometiendo rabajos en las oficinas salitreras ubicadas al norte del has veces, adelantando el pago de los pasajes. Dadas s distancias, este sistema garantizaba la migración de ra en forma casi permanente. Una vez en las salitreras, nes de trabajo eran duras y arriesgadas, y en general los s eran compensados con una ficha salario que solo podía las pulperías del campamento. Los altos precios de los ue se vendían en estos recintos y la prohibición de ejer- omercio agravaban la explotación del obrero salitrero. odo, limitaba la movilidad del trabajador y su capacidad ia, convirtiéndose rápidamente en una estrategia más roletarización de la mano de obra5. la pulpería como instrumento coercitivo queda en evi- s demandas de las primeras organizaciones obreras de lo xix y comienzos del siglo xx. Así la pulpería, la ficha ndeudamiento adquirieron trascendental importancia, muchos de los más importantes movimientos huel- esos an˜os. Luis Emilio Recabarren, dirigente obrero y l Partido Socialista Obrero de Chile, denunciaba en 1905 nes a que se veían sujetos los trabajadores del salitre: ra el trabajador como pago de su valor y de su esfuerzo le ficha que no se recibe sino en la misma emisora, per- su valor fuera de aquellos recintos» (Recabarren, 1905). io de los alimentos no era un problema exclusivo de los s del salitre, el alza en el coste de la vida se había con- n problema serio en Chile desde fines de la Guerra del 79-1883), motivando numerosas protestas a lo largo del endo la famosa semana roja de octubre de 1905. Es así rte importante del debate sobre la legislación social y s primeras décadas del siglo xx se centró tanto sobre el lario (cantidad y forma de pago) como sobre los precios uctos de primera necesidad. ación social y laboral que surgió en las décadas de 1920 mérica Latina limitó en parte el uso de la deuda y el uto o monopólico de las empresas sobre el comercio y nto, exigiendo que el salario fuese pagado en moneda al. Con ello se respondía tanto a la demanda de los tra- omo a los intereses de algunos pequen˜os comerciantes an expandir sus redes comerciales. En parte también, el clases dominantes reaccionaban ante la peligrosidad social y la centralidad que los problemas del costo de n en la vida de los trabajadores y por ende en los movi- ciales y laborales de la época6. En Chile, la Ley sobre ejemplo, el clásico estudio de Marcelo Segall (1964). También el bajo de González (2002). co revolucionario, fue la Constitución de 1917 en su famoso artículo to con otros derechos laborales básicos puso fin, al menos desde un legal, a las tiendas de raya y el endeudamiento. Sin embargo, en das más aísladas en el sur y norte de México se continuó pagando madas nuevo tambié expedi Así por campa vincia comer Dentro numer ció des más ca de pes Inspec similar trucció pagand 100% e Asimis ció en cargo l tamen mante sus tra Si t ladora moder guas p volvien otras p de pro tas a la transfo endeud a ser u atar al Sin em las rec sis eco sistem empre dad ec salud. indust pulper ción si en merc el peona de Méxi 7 Para 8 Arch General 9 ARN 10 ARN gonismo del Estado como agente fiscalizador, como así diferentes prácticas y abusos que se comentían en la y venta de alimentos y productos de primera necesidad. plo, cuando en 1929 el Inspector del Trabajo visitó el to minero Disputada de las Condes ubicado en la Pro- ntiago, descubrió que la pulpería estaba a cargo de un e particular que había sido contratado por la empresa. los muchos abusos que pudo constatar en su visita y entrevistas con los trabajadores, el Inspector denun- tos salariales para pagos de la pulpería, precios mucho ue en el mercado libre e irregularidades en el sistema medidas de los productos8. En septiembre de 1930, el el Trabajo de los Andes se encontró con una situación pulpería que abastecía a los trabajadores de la cons- los canales Chacabuco, Polpaico y Vilcuya continuaba n vales a sus trabajadores y existía un recargo de hasta el recio de algunos de los artículos de primera necesidad9. el Inspector de la suren˜a provincia de Valdivia denun- que la firma Vallejo, Fernández y Cía que tenía a su strucción del camino Valdivia-La Unión violaba abier- legislación social al pagar a sus trabajadores en vales y recios «exorbitantes» en las pulperías que abastecían a ores10. o sugieren los ejemplos mencionados, la acción regu- Estado y el surgimiento de un movimiento sindical pusieron límites al monopolio y abusos de las anti- rías, la creciente estabilidad de la mano de obra fue os antiguos mecanismos de control innecesarios. En ras, a medida que se fue consolidando tanto el proceso ización de las clases trabajadoras como sus respues- rzas del mercado, fueron desapareciendo –o al menos ndose– antiguas prácticas tales como el enganche o el ento. Para las propias empresas los economatos pasaron to eludible cuando ya no era necesario atraer, reclutar o ro al lugar de trabajo y el comercio se volvía más fluido. o, la pulpería subsistió en el paisaje minero. Por un lado, tes crisis económicas y sobre todo el impacto de la cri- ica mundial de 1929 motivaron el establecimiento de control de precios (tanto de parte del Estado como de rivadas) como una forma de mantener cierta seguri- ica y garantizar condiciones mínimas de nutrición o tro lado, e inserto en la transición hacia el paternalismo a entrega de beneficios tales como los subsidios en la pueden ver ya no como un instrumento de proletariza- e co-optación de un movimiento obrero cada vez más y se mantuvo el rol tradicional de la tienda de raya así como también deuda. Véase por ejemplo el trabajo de Bantjes (1998) sobre el norte álisis detallado del Código del Trabajo en Chile, ver Poblete (1949). acional de la Administración del Estado (ARNAD), Fondo Dirección abajo, an˜o 1929, volumen 214. ndo Dirección General del Trabajo, an˜o 1930, volumen 220. irección General del Trabajo, an˜o 1931, volumen 245. 138 A. Vergara / Investigaciones de Historia Económica 8 (2012) 135–143 radicalizado. Así, las condiciones de dependencia económica que creaban los economatos de la empresa eran herramientas efecti- vas que podían ser usadas en tiempos de huelga y la entrega de beneficios un argumento muchas veces eficaz para no acceder a las demandas salariales de los sindicatos (Zapata, 1977). Los casos de los minerales de Potrerillos y Chuquicamata en Chile nos permiten examinar con detalle la complejidad de factores tanto económicos como sociales y políticos que llevaron al estable- cimiento de las pulperías y a la instalación de un sistema de control de precios. Entre 1932 y 1958, las condiciones geográficas y socia- les de la mi el rol del E nales y la p en la config en los camp también a u pulperías a 3. La Gran Para ent Potrerillos y caracteristi ción de cob dos empres necott Copp Mientras A del país –Po camata (Ch lado, explo sur de la ciu estos 3 yaci fino al an˜o, del país (M el cobre se creando un capital extr económico 1960, por e cobre chile 20% de los i Las expe ron condici nacional, la aislamiento llo de un p y Kennecot tas y camp explotación tecnología n sas rentabl de transpor construcció caso de Ana Potrerillos) Para con ron elabora town), prom lias y la org 11 Para admi subsidiarias o Copper Compa tiago Mining C Braden Coppe Tabla 1 Población campamentos mineros de la GMC, 1907-1992 An˜o Sewell (El Teniente) Potrerillos El Salvadora Chuquicamata Total 1907 317 317 1920 6.307 2.043 9.715 18.065 1930 7.566 8.030 13.346 28.942 1940 11.761 11.203 19.132 42.096 1952 9.023 4.587 24.017 37.627 1960 10.8 1970 8.9 1982 211 1.4 Institu 75-19 mpam vivía les c mas oto re se verti los c écad de l cens anci dura camp zació mo l orga ), los das and esto esto rticip écad uien del tos, una iliza cios e enzo mpo res u pieda rso n res d itoso lgaci reconoció las características únicas de trabajo y de vida que n en esta industria y otorgó derechos especiales a los sin- del cobre en cuanto a la negociación colectiva y derechos icos (Vergara, 2008). a la vital importancia del cobre para la economía nacional tado chileno, las relaciones entre Anaconda, Kennecott y el de Chile fueron siempre complicadas y conflictivas. Como n˜ías extranjeras, estas estaban sujetas a una legislación y e la historia social y laboral de la Gran Minería del Cobre véase: Baros (1995); (1973); Barría (1970); Finn (1998); Klubock (1998); Vergara (2008); Zapata nería del cobre, las cambiantes coyunturas económicas, stado y del movimiento sindical, las ideologías patro- osición de las empresas del cobre en Chile influyeron uración de los sistemas de abastecimiento y consumo amentos. A través de este ejemplo podemos acercanos na mayor comprensión de la evolución del sistema de lo largo del siglo xx. Minería del Cobre en Chile ender el sistema de pulperías en los campamentos de Chuquicamata es importante describir brevemente las cas de la Gran Minería del Cobre en Chile. La explota- re a gran escala comenzó en Chile con la llegada de as norteamericanas, Anaconda Copper Company y Ken- er Corporation, en las primeras décadas del siglo xx. naconda adquirió 2 yacimientos ubicados en el norte trerillos (Andes Copper Company) en 1917 y Chuqui- ile Exploration Company) en 1923–, Kennecott, por su tó el mineral de El Teniente ubicado en Rancagua, al dad de Santiago11. Hacia finales de la década de 1920 mientos producían cerca de 419.000 toneladas de cobre convirtiéndose en los principales productores de cobre amalakis y Reynolds, 1965). En las próximas décadas consolidó como el principal producto de exportación, a compleja dependencia hacia el mercado externo y el anjero, relaciones que dominaron el debate político y chileno hasta la nacionalización del cobre en 1971. En jemplo, la Gran Minería del Cobre producía el 90% del no, generaba cerca del 80% de las divisas del país y el ngresos del Estado (Meller, 1996, pp. 32-36). riencias de vida y de trabajo en la Gran Minería estuvie- onadas por la importancia del cobre para la economía presencia del capital extranjero, las condiciones de geográfico de los campamentos mineros y el desarro- oderoso e influyente movimiento sindical. Anaconda t habilitaron los yacimientos y construyeron las plan- amentos de acuerdo a las más avanzadas ideas de minera y administración industrial, incorporando la ecesaria para convertir depósitos de baja ley en empre- es y competitivas internacionalmente. Los problemas te, energía y comunicación fueron solucionados con la n de centrales eléctricas, ferrocarriles privados y, en el conda, instalaciones portuarias en Barquito (mineral de y Tocopilla (Chuquicamata). trolar y crear una mano de obra estable, se construye- dos campamentos (siguiendo el modelo de los company oviendo la llegada de trabajadores casados con fami- anización de una variada gama de servicios urbanos nistrar sus operaciones en Chile, ambas empresas crearon compan˜ías filiales. Anaconda mantuvo las siguientes compan˜ías en Chile: Andes ny, Chile Exploration Company, Potrerillos Railway Company, San- ompany. Kennecott operó el mineral de El Teniente a través de la r Company. 1992 Fuente: Chile, 18 a El ca ción que y socia progra res rem del cob contro ban en de la d miento de los import Las en los organi activis cia de (FOCH y jorna en dem en el r mente que pa En la d ron sig Código sindica vocar a la mov benefi a comi país. La i bajado de pro y discu bajado más ex promu el cual existía dicatos económ Dad y el Es Estado compa 12 Sobr Barrera (1975). 66 6.168 3.511 24.798 45.343 19 5.801 7.586 22.126 44.432 4.808 12.012 16.891 33.922 09 5.715 10.437 12.722 30.283 to Nacional de Estadísticas (s/f). Población de los centro poblados de 92. Santiago: Instituto Nacional de Estadística. ento del Salvador fue inaugurado en 1959. A este se trasladó la pobla- en La Mina «vieja» de Potrerillos. omo escuelas, canchas deportivas, servicios de salud y para las mujeres y duen˜as de casas12. Ubicados en luga- s y aislados, con el paso del tiempo, los campamentos convirtieron en verdaderas ciudades –y muchas veces das ciudades privadas–: más de 45.000 personas habita- ampamentos de la Gran Minería del Cobre a comienzos a de 1960, generando grandes desafíos para el manteni- a población. La tabla 1, elaborada con los datos obtenidos os de población entre 1907 y 1999 nos demuestra la a demográfica de dichos campamentos. s características de las condiciones de trabajo y de vida amentos mineros motivaron los primeros esfuerzos de n sindical en la década de 1920. Influidos por el gran aboral que sacudía al país en esos an˜os y la influen- nizaciones obreras como la Federación Obrera de Chile trabajadores del cobre organizaron las primeras huelgas de protesta, las cuales se centraban fundamentalmente as económicas y condiciones de trabajo. Al igual que del país, las compan˜ías del cobre reprimieron severa- s primeros esfuerzos, despidiendo a los trabajadores aban en huelgas y creando listas negras de activistas. a de 1930, los trabajadores del cobre se sindicaliza- do las nuevas regulaciones del recientemente aprobado Trabajo (1931), el cual garantizaba el derecho a formar participar en procesos de negociación colectiva y con- huelga. A través de la negociación colectiva, la huelga y ción, los trabajadores del cobre mejoraron sus salarios, conómicos y sociales y condiciones de trabajo, logrando s de la década de 1950 los más altos salarios dentro del rtancia del cobre para la economía nacional dio a sus tra- n poder e influencia política enorme, mientras el estatus d extranjera consolidó tempranamente una conciencia acionalista. Hacia finales de la década de 1950, los tra- el cobre contaban con uno de los movimientos obreros s e influyentes del país, poder que se fortaleció con la ón del Estatuto de los Trabajadores del Cobre en 1956, A. Vergara / Investigaciones de Historia Económica 8 (2012) 135–143 139 régimen tributario especial. Hasta la Gran Depresión, los impues- tos se mantuvieron bajos y las empresas extranjeras gozaron de un trato bastante favorable. A medida que el cobre se consolidó como el principal sector exportador del país, los impuestos y regu- laciones crecieron con miras a obtener los recursos necesarios para sostener el proceso de industrialización del país. Asumiendo que el cobre jugaba un papel fundamental en el desarrollo económico de Chile, el Estado desarrolló diversos mecanismos para aumentar sus propios ing entre la ind aumento de a intervenir cambiario d en vigencia cobre debía calculaba so la diferencia (Vera, 1961 impuso una cias y una t a los nivele chilena del ron consoli estatización 4. Pulpería La organ la Gran Min 4 factores: geográficam cos ya sea altos índice –a partir d los campam tratos colec de las tiend desafíos, An redes de ab facilitó el e privadas en Los caso Exploration las pulpería cripciones construcció los emplead jero. Junto c las pulpería centrales de el establecim mineras, la una comun producción que las idea yentes y, a beneficios a de Potrerill alegre y bie gía que otr Ramírez, 19 13 Sobre la re véase: Ferman (1961). En los campamentos de Potrerillos y Chuquicamata, los Depar- tamentos de Bienestar estaban a cargo de la administración de las pulperías, sugiriendo el lugar que estas cumplían en la organiza- ción de un paquete de beneficios sociales para los trabajadores y sus familias que caracterizarían a esta actividad económica. Las pulpe- rías, en cumplimiento con las disposiciones del Código del Trabajo y a diferencia de las experiencias previas en la industria salitrera por ejemplo, no tenían el monopolio del comercio ni tampoco fueron adas en concesión a comerciantes privados. Por ejemplo, en del campamento de Potrerillos, ya en 1932 existían varias ome apat traje z, 19 dore tuaci Trab ione en l umo argo 4. s má os de la o cer e o no obr iner la m e los ara e sum de M e pre 932 1932 n un ados dad». parti ectad cion nza d xtern sas d los t ndo te. E er, se d de ajo h os p ación ir la par érgi o, co us fa moria 4053 cia de a de B l, Fond resos (incluyendo divisas) y creando el llamado puente ustria del cobre y la economía nacional. Junto con el los impuestos y las contribuciones, el Estado comenzó en la Gran Minería del Cobre a través de un sistema iscriminatorio para estas empresas. A partir de 1932 (y hasta la Ley del Nuevo Trato de 1955), las empresas del n retornar al país el costo legal de la producción, que se bre la base de un cambio fijo de 19,37 pesos por dólar; entre el cambio fijo y el cambio real beneficiaba al fisco ). En 1955, en lo que se conoció como el «Nuevo Trato» se tasa de impuesto fija equivalente al 50% de las ganan- asa variable equivalente del 25% ajustable de acuerdo s de producción e inversión. La creciente dependencia cobre y las limitantes de las políticas económicas fue- dando una visión para la nacionalización definitiva y la en 197113. s y precios fijos en Potrerillos y Chuquicamata ización de los sistemas de abastecimiento y consumo en ería del Cobre estuvo históricamente determinada por 1) las dificultades de abastecer a los pueblos mineros ente aislados; 2) la carestía de los productos bási- por los costos de transporte, la especulación o los s de inflación del país; 3) la legislación laboral vigente e 1924– que garantizaba la libertad de comercio en entos; y 4) las demandas de los trabajadores y los con- tivos que periódicamente redefinían el funcionamiento as mantenidas por las compan˜ías. En respuesta a estos aconda organizó un elaborado sistema de pulperías y astecimiento local e internacional y al mismo tiempo stablecimiento y funcionamiento de casas comerciales los campamentos mineros. s de Potrerillos (Andes Copper) y Chuquicamata (Chile Company) nos aproximan al funcionamiento diario de s y de las redes de abastecimiento. Las primeras des- de estos establecimientos mineros dan cuenta de la n de campamentos y servicios básicos para los obreros y os y de la transformadora presencia del capital extran- on casas, escuelas y centros de salud, se construyeron s, las cuales aparecieron rápidamente como elementos l paisaje y de la vida del campamento. Las razones para iento de las pulperías eran similares a otras empresas necesidad de garantizar el abastecimiento y mantener idad estable eran consideradas claves para expandir la . Es importante insertar estas prácticas en una época en s sobre paternalismo industrial se habían vuelto influ- sí, invertir en el bienestar de los trabajadores traería largo plazo. Tal como se sen˜alaba en una descripción os publicada en 1932, «el obrero bien protegido, sano, n alimentado, desarrolla naturalmente, mayor ener- o deprimido y mal cuidado» (Ramírez y Navarrete de 32). lación entre el Estado, la economía nacional y las compan˜ías del cobre dois et al. (2009); Mamalakis y Reynolds (1965); Moran (1977); Vera entreg el caso casas c ropa, z ofrecía Ramíre trabaja Una si tor del conces mismo el cons del rec 4053»1 An˜o Petróle rillos y abaste artícul con las Gran M vendía ción d éste. P de con Boletín tema d entre 1 En tuyero congel necesi cisa y más af interna la bala ditos e empre ble de trabaja blemen Wheel a mita de trab Si l la defl a sent bién a más en emple tes y s 14 «Me n◦ 4 (ley Intenden 15 Cart Naciona rciales privadas tales como «La Mina de Oro» que vendía os y artículos de paquetería y la «“Sastrería Boston» que s y servicios de arreglo de ropa (Ramírez y Navarrete de 32), así como también cantinas y restaurantes donde los s podían comprar comida preparada o recibir pensión. ón similar existía en Chuquicamata, donde el Inspec- ajo de Atacama sen˜alaba que «son muy numerosas las s comerciales de todo género, en las cuales, como asi- as 3 grandes pulperías que mantiene la compan˜ía para de sus empleados y obreros, los precios no exceden establecido en el párrafo tercero del art. 40 de la Ley s tarde, un artículo publicado en el Boletín de Minas y stacaba las virtudes del sistema de pulperías en Potre- rganización y mantención de complejos sistemas para l mineral. Publicado por el Ministerio de Fomento, el s presenta la perspectiva del Estado, que simpatizaba as de ingeniería y progreso social que representaba la ía en aquel entonces. La compan˜ía, de acuerdo al artículo ayoría de los productos a: «precio de costo; con excep- de primera necesidad que se expenden por debajo de vitar abusos se fija a cada individuo una cuota máxima o, de acuerdo con sus familiares» (González, 1935). El inas y Petróleos hacía referencia a la existencia del sis- cios fijos o congelados que Anaconda estableció en Chile y 1958. , las pulperías de Potrerillos y Chuquicamata insti- complejo sistema de tarjetas de raciones y precios o fijos para los productos considerados de «primera El sistema se estableció en la coyuntura económica pre- cular de la Gran Depresión. Chile fue uno de los países os por la crisis económica mundial de 1929, y esta crisis al tuvo un impacto devastador en el sector exportador, e pagos, los ingresos del Estado y en su acceso a cré- os. La caída de los precios internacionales forzó a las el cobre a reducir la producción; una parte considera- rabajadores fueron despedidos y quienes continuaron vieron sus jornadas y salarios disminuidos considera- n el caso de Chuquicamata, su Gerente General, Burr n˜alaba en 1932 que «la compan˜ía ha estado trabajando su capacidad» y que tanto los salarios como la jornada abían sido reducidos15. rimeros an˜os de la crisis estuvieron marcados por a lo largo de todo el país, en 1932 se comienzan s dramáticas consecuencias de la inflación. Es tam- tir de 1932 cuando el Estado empieza a intervenir camente a través de la organización de programas de medores populares y auxilio para las masas de cesan- milias. Entre estos servicios se destacó la creación del anual de la Inspección Provincial del Trabajo de Antofagasta. Legajo ), ley sobre contrato de trabajo.» Archivo Nacional de Chile, Fondo Antofagasta, volumen 103. urr Wheeler al gobernador de El Loa, Calama, 30 de abril 1930, Archivo o Intendencia de Antofagasta, volumen 115. 140 A. Vergara / Investigaciones de Historia Económica 8 (2012) 135–143 Comisariato de Subsistencias y Precios durante la brevísima pre- sidencia de Carlos Dávila (1932), el cual dentro de otras múltiples funciones tenía la atribución de fijar precios máximos a los produc- tos de primera necesidad. El Comisariato fue revitalizado durante el primer gobierno del Frente Popular (1938-1942), transformándose en una importante herramienta redistribuidora y volvería a resur- gir durante el gobierno socialista de Salvador Allende (1970-1973) (Wright, 1982). El sistema de precios fijos surgió así en un contexto económico y político específico y con un objetivo probablemente bastante pre- ciso: garant su acceso a distancia m micos o de l con la cual l de pulpería veía con cie cos y apoyó una crecien tación, dent tenía un pap del Ministe década de 1 tos de cons percibida co Si la ins y pareciera para sobrev sario exami hasta 1958 cionó basán productos d de los produ contratados ración que tos al sistem recibía una 12 an˜os que res de 12 a trabajadore a la duen˜a o otros artícu vendían al p adquisicion el cual estab a comprar a Había tamb los product de vino y ce campamen también se len˜a. En Po a precios d y panadería Uno de l tra la tabla y los precio los trabajad pecto a la c 16 Tampoco s an˜os (Ochoa, 2 17 La legislac mos correspon muchos grupo posibilidades de las compan˜ías de utilizarlo como argumento para controlar las demandas salariales del personal. En la tabla 2, ela- borada tomando como base los datos provenientes del convenio colectivo de 1958 firmado por la Andes Copper Mining Company y los sindicatos, se incluye el precio fijo del producto (1932) y el pre- cio costo del mismo producto en 1958. La quinta columna incluye el precio fijo como porcentaje del precio costo para demostrar la gran diferen precios y pr res, con alg esta tama ál er a de La m yen tos d olo u stra s tra duct etas lgun bre t e vid os si gen del tr Con ación huel Verg s pre la po nari ga e razo bría 194 .) Ha con perc sivo que ías, l ent sus o a un mism conta rerill Cha endo o (u . Por a a e int lar a de a gant uctos glo (Sa ogreso izar el poder adquisitivo de la población trabajadora y los productos de primera necesidad. Asimismo, no se ucho de lo que estaba pasando en otros sectores econó- as prácticas del propio Estado, lo cual explica la simpatía os funcionarios públicos describirían siempre el sistema s16. Es interesante notar además que el Estado chileno rto interés la fijación de precios para los alimentos bási- las demandas obreras. Por un lado, el Estado mostraba te preocupación por temas de salud pública y alimen- ro de lo cual el tema del costo y acceso a los alimentos el central. Tal como sen˜alaba Manuel de Viado, médico rio de Salubridad quien visitó Potrerillos a finales de la 930, la pulpería podía ser una forma de inculcar hábi- umo y alimentación en una población obrera que era mo «irresponsable» (De Viado, 1941). talación del sistema no nos debería llamar la atención ser una de las múltiples medidas que fueron disen˜adas ivir el impacto de la crisis económica mundial, es nece- nar cómo funcionaba el sistema y por qué este perduró . Durante todo el período, el sistema de pulperías fun- dose en raciones y combinando precios fijos para los e primera necesidad y precios de mercado para el resto ctos. De esta forma todos los trabajadores directamente por Andes Copper y Chile Exploration recibían una les permitía adquirir los productos alimenticios suje- a de precios fijos. Junto a su propia ración, el obrero ración completa por su esposa y cada hijo mayor de aún viviera en el hogar (las raciones de los nin˜os meno- n˜os se calculaban proporcionalmente a la edad). Los s solteros que vivían en pensiones traspasaban la ración duen˜o de la pensión. Las pulperías ofrecían a la venta los (alimento y tienda) que no estaban racionados y se recio del mercado; sin embargo, existía un límite a las es totales que podía realizar el trabajador en la pulpería, a determinado por su salario y antigüedad, y el derecho crédito estaba limitado a la categoría de empleados17. ién un racionamiento (pero no de tipo precio fijo) sobre os más escasos; y, al menos en Potrerillos, el consumo rveza (las únicas bebidas alcohólicas autorizadas en los tos) estaba limitado a medio litro semanal. La empresa hacía cargo del abastecimiento de carne, pan, carbón y trerillos, estos productos se vendían sin limitaciones y el mercado, y para ello se contaba con un matadero , lo cual abarataba los costos. os aspectos más llamativos del sistema, tal como mues- 2, era la gran brecha que existía entre los precios fijos s del mercado. Brecha que sugiere la razón por la que ores apoyaron el sistema —a pesar de sus quejas res- alidad y cantidad de los productos— como también las e aleja mucho de lo que estaba sucediendo en América Latina en esos 000; Super y Wright, 1985). ión laboral chilena diferenciaba entre obreros y empleados; estos últi- dían generalmente a personal técnico y de oficina. Con el tiempo, s de obreros especializados lograron redefinir su estatus legal. ya que por el ¿Cu canast rillos? conclu produc fijo y s demue que lo los pro compl an˜os, a les (so costo d per y l un alza escala cio del negoci de una mata ( que lo vida de inflacio cio Alia 233). Las fijos ha tivo de «(. . último nuado progre sidad, pulper del aum veer a práctic Asi cobre de Pot quito y reduci consum ristas) afectab serie d por dó menos interro y prod 18 El Si 19 El Pr cia que existía hacia finales del período estudiado. Los oductos que se vendían en Chuquicamata eran simila- unas leves diferencias. La tabla no incluye las raciones, s variaron a lo largo del período y estaban determinadas n˜o (y edad) del grupo familiar. a la importancia de los productos de precio fijo en la consumo de los trabajadores de Chuquicamata y Potre- ayoría de las descripciones e informes de la época que los trabajadores compraban la mayor parte de los e primera necesidad (alimentos) en la pulpería a precio na mínima parte en el mercado libre; aunque, como se en la última sección de este artículo, esto no significa bajadores estuviesen satisfechos con el sistema o con os. Por otro lado, aunque no contamos con estadísticas sobre los aumentos de sueldos y salarios durante estos os datos dispersos sugieren que los reajustes salaria- odo en la década de 1940) fueron menores al alza en el a. Por ejemplo, el contrato colectivo entre Andes Cop- ndicatos industriales en Potrerillos de 1953 estableció eral de salarios entre el 32 y el 48% dependiendo de la abajador; ese mismo an˜o la variación del Índice de Pre- sumidor fue de un 56%18. Es importante destacar que la del an˜o 1953 fue una de las más exitosas y producto ga conjunta de los sindicatos de Potrerillos y Chuquica- ara, 2008). Estos datos, aunque dispersos, nos sugieren cios fijos fueron una forma de mantener el éstandar de blación trabajadora en un contexto de fuertes presiones as y pueden ser considerados, tal como sen˜alara Igna- n 1946, «una forma de pago de salario» (Aliaga, 1946, p. nes de Anaconda para mantener el sistema de precios n sido también variadas. En el marco del conflicto colec- 7, esta sen˜alaba: n pasado ya dieciocho meses desde que fue firmado el venio y, a través de dicho lapso, los obreros han conti- ibiendo efectivos aumentos de salarios, derivados del aumento en el costo de los artículos de primera nece- han continuado adquiriendo a precios ínfimos en las o que, lógicamente, les ha protegido de la inflación y o constante del costo de la vida (. . .) la Empresa, al pro- breros en la forma que lo ha hecho, ha significado en la constante aumento de salarios»19. o habría que tomar en cuenta que las empresas del ban con sus propios medios de transporte. En el caso os, era duen˜a del ferrocarril entre el puerto de Bar- n˜aral y entre Pueblo Hundido y la mina de Potrerillos, enormemente los costos de transporte de productos de n problema que sí afectaba a los comerciantes mino- otro lado, el sistema de cambio discriminatorio que las grandes empresas del Cobre levanta también una errogantes. El cambio discriminatorio de 19,37 pesos umentaba enormemente los costos de producción (al quellos costos que se efectuaban en pesos). Una de las es que queda sin resolver es el origen de los alimentos que se vendían en la pulpería. Por ejemplo, en el caso ntiago), 1 de diciembre de 1953. (Chan˜aral), 16 de octubre de 1947. A. Vergara / Investigaciones de Historia Económica 8 (2012) 135–143 141 Tabla 2 Precios en las pulperías de Andes Copper Mining Company Producto Medida Precio fijo 1932 Precio costo 1958 Precio fijo como porcentaje del precio costo en 1958 Aceite Litro 3,2 518 0,62 Aceitunas Kilo 2 158 1,27 Ají pimentón Kilo 6 557 1,08 Ampolletas Unidad 2,5 Arroz Arvejas Avena Azúcar Azulillo Café tostado Cholgas Choritos Cominos Fideos Fósforos Frejoles Garbanzos Harina flor Harina tosta Huesillos Huevos Jabón Leche cremo Leche lecher Leche marin Lentejas Maíz Mantequilla Mermelada Papas Parafina Pasta tomate Pimienta Porotitos Sal Sémola Te Tomates Trigo Trigo majad Trigo mote Vinagre Yerba mate Fuente: Conve del té, el in importaba s la Comisión el cronista de 1940 en artículos im telas, jugue es poco pr importados Anaconda p 5. Conflict A pesar d como un be sociales en neas de las lideradas po catos, huelg 20 La Comisió controlar las im herramienta im Kilo 1,8 Tarro 0,8 Kilo 2 Kilo 1 Barra 0,2 Kilo 8 Tarro 1 Tarro 1 Kilo 9 Kilo 1 Paquete 0,5 Kilo 0,9 Kilo 0,8 Kilo 0,9 da Kilo 1 Kilo 0,8 Unidad 0,4 Barra 0,8 ra Tarro de 500 g 1,5 o (condensada) Tarro de 400 g 1,6 a (polvo) Tarro de 1 kg 16 Kilo 1,2 Kilo 0,6 Libra 4,2 Tarro 2 Kilo 0,4 Litro 1 Tarro 0,5 Paquete (100 g) 2 Kilo 0,9 Kilo 0,3 Kilo 1,2 Kilo 14 Tarro 1 Kilo 0,8 o Kilo 0,9 Kilo 1 Litro 0,9 Kilo 4,6 nio, Archivo Nacional de la Administración del Estado (ARNAD), Fondo Dirección Genera forme del Manuel de Viado nos sen˜ala que Anaconda u té directamente de Batavia, «con disponibilidades de de Control de Cambios» (De Viado, 1941)20. Igualmente, local Héctor Maldonado recuerda cómo en la década la pulpería de Potrerillos, «se podían adquirir algunos portados de excelente calidad, como son comestibles, tes, bebidas, etc.» (Maldonado, 1983, p. 28). Aunque obable que todos los productos de consumo fuesen directamente por Anaconda, algunos sí eran traídos por ara el consumo de los campamentos. o social y fin de los precios fijos e los esfuerzos de Anaconda por presentar las pulperías neficio, estas provocaron serios y continuos conflictos los campamentos, desde manifestaciones espontá- personas que esperaban ser atendidas (generalmente r las duen˜as de casa) a reclamos formales de los sindi- as y paros. Los sucesos ocurridos en agosto de 1946 son n de Control de Cambios, establecida en 1931, tenía como finalidad portaciones y compra de divisas; con el tiempo se convirtió en una portante para proteger la naciente industria nacional. característi raba en la v 1946, la pu producto qu desde comi car motivó de la pulpe La Usina, «c originó seri escaso artíc tas del loca emprendier puso orden ser bastante sarcástica, e que creaba Uno de ser atendid sociales en este minera 21 La Usina (P 330 0,76 145 1,24 77 1,04 157 1,27 168 0,6 7 2,86 1657 0,48 159 0,63 145 0,69 535 1,68 162 0,62 59 0,85 148 0,61 207 0,39 78 1,15 140 0,71 198 0,4 39 1,03 22 3,64 137 1,09 128 1,25 633 2,53 290 0,41 138 0,43 375 1,12 104 1,92 57 0,7 66 1,52 34 1,47 51 3,92 72 1,25 34 0,88 134 0,9 746 1,88 111 0,9 77 1,04 137 0,66 143 0,7 106 0,85 436 1,06 l del Trabajo, Sub-Fondo Providencias, an˜o 1958, volumen 25. cos de las tensiones que el sistema de pulpería gene- ida cotidiana de los campamentos. A fines de agosto de lpería anunció la llegada de un cargamento de azúcar, e estaba estrictamente racionado y era escaso en Chile enzos de la Segunda Guerra Mundial. La llegada del azú- una masiva presencia de consumidoras en las puertas ría central de Potrerillos; pero, sen˜alaba el diario local omo la cantidad era insuficiente para tantas raciones, se os desórdenes debido a que todos querían alcanzar tan ulo». Las enfurecidas clientas protestaron en las puer- l, lo cual motivó la intervención de la policía quien «las a con las duen˜as de casa, que sin respetarles el sexo a empujones y palos»21. Aunque el incidente pareciera anecdótico y la descripción de La Usina incluso un poco ste tipo de hechos sugieren el grado de conflictividad el sistema de pulpería y racionamiento. los problemas más comunes era la larga espera para os, de acuerdo a un estudio realizado por 2 visitadoras el yacimiento de Chuquicamata, las duen˜as de casas de l pasaban cerca de 2 horas diarias esperando para ser otrerillos), 24 de agosto de 1946. 142 A. Vergara / Investigaciones de Historia Económica 8 (2012) 135–143 atendidas en la pulpería (Galaz Toledo y Alvear Fuenzalida, 1957). En Potrerillos, La Usina se refería a la pulpería como el «Caserón de las Colas», donde era necesario «tener una paciencia de asno para estar en las filas que no terminan nunca»22. El sistema era especialmente lento, ya que las llamadas listeras (empleadas de las pulperías) debían revisar la tarjeta de consumo de cada trabajador. Asimismo, existían reiteradas quejas sobre la calidad de la atención y el servicio. Otro de los temas que planteaban los trabajadores era la mala calidad de fijos. A pes se encontra dad de los p a consumir podían cost En 1953, lo congelados tramos que mala que la en el comer que escapa El confl calidad de nes en los 2.200 obrer pany dieron en el campa ban contra l de la compa congelada e compan˜ía. A era práctica tante y seg el sur de Ch del campam congelada d carne consu ral del Traba Nacional de sitos básico mala calida Luego de in Andes Copp carne fresca Si los pr cuál era la c era tema de deraba que único meca por parte de presidente estricto de r era la única ducido en e sociales en C campamen mentos a su lado, las rac poder garan este conflic 22 La Usina (P 23 El Siglo (Sa 24 ARNAD, Fo 25 ARNAD, Fo arroz, avena, fósforos y jabón en 1944. Por ejemplo, en el caso de las aceitunas, los trabajadores pedían aumentar la ración de 250 g a 1 kg, ya que «las consumen los que entran a la mina en el lunch, que lleva aceitunas, cebolla, carne picada. Que hay muy pocos artículos luncheros. Que esto no se consume solo en el hogar sino dentro del trabajo»26. Sin embargo la empresa consideraba este un aumento innecesario y creía que los obreros las revenderían a los comercian- tes locales; por otro lado, el representante del gobierno explicaba que era necesario enviar los datos al Departamento Nacional de Ali- ción n fu nte a o ya uales r las dicat ación quie . A tra taje dere n est el ti nte y os am 6, pr to sa Com go, lo istem alter racio n a l 8. En jos y os p posa dona or c ensa que erca inno o pa ue le dent pulp vo de tecim arbón nte d amie culo sind o “d esivo o lad s vec res e AD, Fo ía (Cop AD, Fo AD, Fo los productos que se vendían racionados y a precios ar de que los precios eran bajos, muchos trabajadores ban insatisfechos con el sistema debido a la mala cali- roductos y por lo limitado de la oferta se veían obligados únicamente lo que estaba incluido en la lista, ya que no ear los productos que se vendían a precio de mercado. s obreros de Chuquicamata explicaban que los precios no eran un privilegio, ya que «en la práctica nos encon- la calidad de los productos que allí se venden es tan mayor parte de lo que necesitamos debemos adquirirlo cio libre, donde existe una desenfrenada especulación a cualquier control»23. icto de 1954 también es emblemático de cómo la los productos que se vendían generaba graves tensio- campamentos. El día 28 de agosto de 1954 cerca de os y 450 empleados de la empresa Andes Copper Com- comienzo a una controvertida huelga de carácter ilegal mento minero de Potrerillos. Los trabajadores protesta- o que se consideraba una medida inaceptable por parte n˜ía: reemplazar el suministro de carne fresca por carne n las raciones que se vendían en los almacenes de la comienzos de 1954 Andes Copper había sen˜alado que mente imposible garantizar «un abastecimiento cons- uro de carne», la cual tradicionalmente se obtenía en ile y norte de Argentina y se faenaba en el matadero ento; y, por lo tanto, se veía obligada a importar carne esde México24. Hacia junio de 1954 cerca del 50% de la mida por los trabajadores, explicaba la Dirección Gene- jo, venía congelada. Aunque los inspectores del Servicio Salud aseguraron que esta carne cumplía con los requi- s de higiene y salubridad, los trabajadores insistían en su d y defendían su derecho a tener acceso a carne fresca. tensas negociaciones y una huelga de casi 4 semanas, er se comprometió a otorgar raciones mixtas: 50% de y 50% de carne congelada proveniente de Argentina25. ecios de los productos eran claramente beneficiosos, antidad justa y cómo y quién debía determinar la ración permanente discusión. Por un lado, la empresa consi- el establecimiento de un estricto racionamiento era el nismo para prevenir abusos o la reventa de productos los obreros y empleados. Por ejemplo, en 1943, el vice- de la Andes Copper Mining sen˜alaba que «un programa acionamiento y un control explícito de distribuciones» forma de «evitar los abusos que este sistema ha pro- l pasado». Una situación similar notaban las visitadoras huquicamata, donde se sen˜alaba que los habitantes del to tendían a enviar encomiendas de mercancías y ali- s parientes en otras ciudades. Para el Estado, por otro iones debían estar «científicamente» determinadas para tizar una dieta balanceada y sana. Un ejemplo claro de to fue la discusión sobre el racionamiento de aceitunas, otrerillos), 21 de diciembre de 1946. ntiago), 14 de octubre de 1953, p. 5 ndo Dirección General del Trabajo, an˜o 1954, volumen 20. ndo Dirección General del Trabajo, an˜o 1954, volumen 20. menta la ració Fre tal com los act mejora los sin en la r nin˜os, adulta porcen tenían estaba Con consta al men en 194 aumen cios de embar fin al s ficio in fijos y llevaro de 195 cios ba efectiv res (es o aban plazó p «comp dinero en el m de las madre ción q poder Las colecti el abas len˜a, c suficie racion los artí de los consum los suc Por otr mucha bajado 26 ARN 27 El D 28 ARN 29 ARN para realizar un estudio. Luego de largas negociaciones, e aumentada a 500 g mensuales. estos conflictos, el movimiento sindical se concentró, sen˜alaba el Pliego de Peticiones de 1940, «en mantener precios de pulpería y la calidad de los artículos» y en raciones. Por un lado, como sen˜ala el conflicto de 1944, os negociaban qué tipo y cantidad de artículos se incluía . Por otro, se abocaron a aumentar las raciones de los nes solo tenían derecho a un porcentaje de la ración vés de la negociación colectiva, se fue aumentando este y hacia la década de 1950 todos los mayores de 12 an˜os cho a una ración completa, incluso aquellos nin˜os que udiando fuera del campamento. empo, los precios fijos se convirtieron en un problema en cada negociación colectiva Ananconda intentó —o enazó con ello— desmantelar el sistema. Por ejemplo, opusieron a los sindicatos reemplazar el sistema por un larial de $20.00 pesos y colocar «a las pulperías a pre- isariato (Comisariato de Precios y Subsistencia)»27. Sin s sindicatos rechazaron cualquier medida que pusiera a, reafirmando los precios fijos como importante bene- able. Los constantes problemas con el sistema de precios nes y los esfuerzos de Anaconda por reducir sus costos a abolición del sistema durante la negociación colectiva septiembre de 1958, se suprimió el sistema de pre- fijos congelados, el cual fue reemplazado por pagos en or ración y por una compensación por cargas familia- , hijos legítimos menores de 18 an˜os, madres viudas das y padres inválidos o discapacitados), y lo reem- ompensaciones en dinero, también conocidas como la ción de la mujer». Las compensaciones eran pagos en se calculaban de acuerdo a los precios de los productos do y el número y edad de las cargas familiares28. Una vaciones importantes del sistema fue que la mujer y la dre del trabajador recibían directamente la compensa- s correspondía, lo cual alteró los roles de género y de ro de los matrimonios. erías continuaron operando y, de acuerdo al convenio 1958, conservaban la responsabilidad de salvaguardar iento «completo de los artículos de abarrotes, tienda, y carne (. . .) Asimismo, mantendrá un abastecimiento e frutas y verduras de temporada». Se acabaron los ntos y se estableció un sistema de venta libre de todos s, pero la compan˜ía se reservaba el derecho (con acuerdo icatos) a racionar algún producto en caso de escasez o esmedido”29. Esta responsabilidad fue confirmada en s convenios colectivos a lo largo de la década de 1960. o, los salarios continuaron subiendo, manteniendo—y es mejorando—el ingreso y el nivel de vida de los tra- n un contexto de fuertes presiones inflacionaria. ndo Ministerio del Trabajo, an˜o 1944, volumen. 6. iapó), 19 de marzo de 1946, p. 1. ndo Dirección General del Trabajo, an˜o 1958, volumen 25. ndo Dirección General del Trabajo, an˜o 1958, volumen 25. A. Vergara / Investigaciones de Historia Económica 8 (2012) 135–143 143 ¿Qué llevó a las filiales de Anaconda y a los sindicatos a reempla- zar el sistema de precios fijos por una compensación en dinero? Por un lado, la llamada Ley del Nuevo Trato de 1955 abolió el sistema de cambio discriminatorio, haciendo posible aumentar los sueldos y salarios en forma real. Por otro, mejoras sustanciales en los medios de transporte y comunicaciones facilitaron la llegada de nuevos almacenes y negocios que tenían un surtido más amplio de pro- ductos (incluidos una variada gama de productos fabricados por industrias nacionales tales como cocinas, refrigeradores, radios) y los viajes fuera de la mina, abriendo nuevas posibilidades de con- sumo a los trabajadores. Con ello Anaconda comenzó a asemejarse a otras empresas que otorgaban asignaciones familiares en dinero para suplementar los salarios, ahorrándose el manejo cotidiano y conflictivo del abastecimiento y consumo. 6. Conclus Las pulp económica Chile. Dada las empresa proveer a l de abasteci precios de Anaconda e garantizaba necesidad. A un mecanis otros benefi serie de bon sustancialm Así, los prec otorgaba An siempre, log Más que taba en las empresa a v una mano d bajo. Sin em intensificab escasez de p frecuentes h menos relev bajadores d no era renta sindicatos, r pagado dire Bibliografí Aliaga, I., 1946 sobre la po Bantjes, A., 199 Revolution Baros, M.C., 19 Rancagua. Barrera, M., 1973. El conflicto obrero en el enclave cuprífero. Universidad de Chile, Santiago. Barría, J., 1970. Los sindicatos de la Gran Minería del Cobre. Insora, Santiago. Carmagnani, M., 1963. El salariado minero en Chile colonial: su desarrollo en una sociedad provincial: El Norte Chico, 1690-1800. Universidad de Chile, Santiago. De Viado, M., 1941. «Informe sobre la comisión oficial al mineral de cobre de Potrerillos» Archivo Nacional de la Administración del Estado. En: Fondo Minis- terio de Salubridad, Previsión y Asistencia Social, agosto-septiembre 1941. Dinius, O.J., Vergara, A., 2011. Company towns in the Americas: landscape, power, and working class communities. University of Georgia Press, Athens. Fermandois, J., JBustos, J., Schneuer, M.J., 2009. 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En 1932, los altos los alimentos y la inflación motivaron a las filiales de n Chile a establecer un sistema de precios fijos que a los trabajadores el acceso a productos de primera unque el sistema parecía ser relativamente costoso, era mo para controlar las alzas salariales, complementando cios tales como la entrega gratuita de habitación y una os (tanto en dinero como en servicios) que mejoraban ente la calidad de vida de los trabajadores del cobre. ios fijos en las pulperías y otros beneficios sociales que aconda en Chile complementaban un salario, que no raba equipararse al alza en el costo de vida. en razones puramente económicas, el sistema se inser- prácticas del paternalismo industrial, que llevaba a la er las llamadas regalías como una forma de mantener e obra eficiente, satisfecha y comprometida con el tra- bargo, la administración de las pulperías muchas veces a el conflicto social y laboral en los campamentos, y la roductos, su mala calidad o la mala atención motivaron uelgas, manifestaciones y protestas. En la práctica era ante el monto del beneficio que la forma en que los tra- el cobre percibían el sistema. Hacia 1958, el sistema ya ble ni necesario. Y Anaconda, de común acuerdo con los eemplazó los precios fijos por un bono de alimentación ctamente a los trabajadores y sus familiares directos. a . La economía de Chile y la industria del cobre (algunas reflexiones st guerra. Talleres Gráficos Ecuador, Santiago. 8. As if Jesus walked on earth: Cardenismo, Sonora, and the Mexican . Scholarly Resources, Wilmington. 95. El Teniente: los hombres del mineral, 1905-1945. CODELCO-Chile, Instituto 1875 Klubock Teni Maldona la U Mamala Ill., R Meller, P Bello Meyer, S Mot Moran, T per Ochoa, E Reso Ortega, Acad Pinto, J. nóm Sant Poblete, cion Sant Quiroz, E Ramírez espe Randall, of Te Recabar Reca 1985 Super, J. sity Tandete Dos Latin Univ Vera, M. tiago Vergara cold Weinste the Chap Wright, cultu Zapata, F de E Zapata, Revi onal de Estadísticas (s/f). 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