Pieter Brueghel El Viejo

April 5, 2018 | Author: Anonymous | Category: Documents
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PIETER BRUEGHEL EL VIEJO (Breda, Países Bajos, h. 1525 - Bruselas, 1569) Pintor holandés. Principal pintor holandés del siglo XVI, en la actualidad es considerado una de las grandes figuras de la historia de la pintura. Realizó sobre todo cuadros de paisaje, de género y de escenas campesinas, en los que con un estilo inspirado en el Bosco reflejó la vida cotidiana con realismo, abundancia de detalles y un gran talento narrativo. Pieter Brueghel aprendió el oficio con Pieter Coeke. En 1551 se incorporó al gremio de pintores de Amberes e inmediatamente después emprendió un viaje por Europa, que lo llevó a Francia, Italia y Suiza. Lo que más le impresionó de su periplo fueron los paisajes de los Alpes, de los que realizó a su vuelta una serie de dibujos que fueron grabados. En 1563 Pieter Brueghel se trasladó a Bruselas y contrajo matrimonio. Se centró entonces en la pintura y produjo numerosas obras, muchas de ellas por encargo de famosos personajes. Para el banquero Niclaes Jonghelinck realizó, por ejemplo, la famosa serie de los Meses, que incluye Cazadores en la nieve (noviembre-diciembre) y La vuelta del ganado (septiembre-octubre), entre otras obras maestras. En el folclore y los refranes populares buscó la inspiración para sus obras más descriptivas y pintorescas, desde La parábola de los ciegos y Juegos de niños hasta el El banquete de bodas. También realizó obras religiosas, en particular entre los años 1562 y 1567, que, aunque no constituyen lo mejor de su producción, dan pruebas de su gran originalidad estilística. El banquete de bodas, de Pieter Brueghel Pieter Brueghel tuvo dos hijos pintores, Pieter el Joven (Bruselas, 1564 - Amberes, 1638) y Jan (Bruselas, 1568 - Amberes, 1625). El segundo fue muy reputado como pintor de flores y se ganó el sobrenombre de Brueghel de «velours» (terciopelo) por su magistral tratamiento de las texturas delicadas. El primero realizó copias y variaciones de las pinturas de su padre, a menudo de gran calidad, con las que se ganó muy bien la vida. BIOGRAFÍA: HENRI MARIE RAYMOND Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec, pintor, grabador y dibujante francés, ha nacido el día 24 de noviembre de 1864 en Albi, Francia. Henri ha vivido con su familia en Paris, en donde vive y es criado por su madre, ya que sus padres se habrían divorciado. Y es por esta causa que padece una enfermedad llamada picnodisostosis, la cual afectaba al desarrollo de los huesos. Por esta misma al llegar el año 1878 Lautrec sufre la rotura de su fémur izquierdo, y al año siguiente la del derecho, finalmente siendo la razón por la que sus piernas sufrieron un desarrollo anormal a causa de una enfermedad congénita que le provocaba falta de calcio, y si bien ha conservado un torso normal, las piernas no le han crecido. Este joven se ha introducido en el ambiente artístico, cuando empieza a desarrollar sus talentos para la pintura de la mano de su tío, el conde Charles de Toulouse-Lautrec, incentivado por él Henri comienza a pintar en el año 1878 en el taller de René Princeteau, pintor de temas militares y ecuestres. Lautrec pretendía complementar su talento natural y es por ello, que más adelante se interesa por ello y comienza a estudiar pintura con Joseph Florentin Leon Bonnat y Fernand Cormon. Y a causa de ello crea su estilo propio, el cual en sus comienzos se ha caracterizado por plasmar en sus bocetos y retratos, visitas que ha hecho a cabarets, como el Moulin Rouge, teatros, circos y los burdeles. Así lo ha fijado en sus obras como por ejemplo las son La Goulue y Jane Avril entrando en el Moulin Rouge en 1892, y En el salón de la calle des Moulins en 1894. Luego al llegar 1890, y ya contar con su estilo maduro, Lautrec se aparta del Impresionismo y se acerca a Degas, tal como revelan el cromatismo, la importancia dada a la línea en la formación de la figura, y el lugar preeminente ocupado por las dinámicas figuras tomadas de la sociedad contemporánea y plasmadas en posturas características y naturales, con estos conceptos genera el aspecto sencillo y espontáneo del esbozo y, sus formas se reducen a lo esencial hasta tal punto que parecen casi estilizadas. En su estilo se denota claramente que el artista afina mucho más su ojo al dedicarse a la cabeza de las figuras, ya que esta aparece más acabada que el resto del cuerpo, Henri además rechaza el claroscuro y el sentido plástico de la forma, sirviéndose de una perspectiva descendente, cortante que recuerda tanto las estampas japonesas como el arte fotográfico de su tiempo. Siempre se ha destacado por su fascinación por temas muy peculiares como prostitutas o criaturas marginadas por la sociedad, grotescas y, al mismo tiempo, profundamente humana. Tal es así que al llegar 1891, Lautrec decide dibujar su primer cartel por encargo del Moulin Rouge para anunciar a los bailarines La Goulue y Valentín le Desosé", hasta que decide abandonar su estudio para refugiarse con su madre en el castillo de Malromé, donde el 9 de septiembre de 1901 fallece. Entre sus obras: (1880) (1880) (1881) (1881) (1882) (1884) (1884) (1887) (1888) (1889) Autorretrato ante el espejo Lacayo de caballerías con dos caballos El Conde Alphonse de Toulouse-Lautrec conduce su coche de cuatro caballos La madre del artista, Condesa Adèle de Toulouse-Lautrec, desayunando en el Castillo Malromé El joven Routy en Céleyran La gorda Marie La lavandera Retrato de Vincent van Gogh Amazona en el circo Fernando (Óleo sobre tela, 1888) El actor Henry Samary (Óleo sobre cartón, 1889) (1889) (1890) (1890) (1891) (1891) (1892) (1892) (1892) (1892) (1893) (1894) (1894) (1896) (1896) (1897) En el "Moulin de la galette" (Óleo sobre tela, 1889) Baile en el "Moulin rouge" (Óleo sobre tela, 1890) Mademoiselle Marie Dihau al piano (Óleo sobre cartón, 1890) "Moulin rouge: la Goulue" (Litografía a colores, 1891) "A la mie" (Óleo y gouache sobre cartón, 1891) "Reine de joie" (Litografía a colores, 1892) "Ambassadeurs: Aristide Bruant" (Litografía a colores, 1892) "El inglés en el Moulin rouge" (Óleo y gouache sobre cartón, 1892) "Divan japonais" (Litografía a colores, 1892-1893) "Jardín de París: Jane Avril" (Litografía a colores, 1893) Yvette Guilbert (Gouache sobre cortón, 1894) "Confetti" (Litografía a colores, 1894) La pasajera de la cabina (Litografía a colores, 1896) La bañera (Litografía a colores, 1896) Paseo por el campo (Litografía a colores, 1897) ALBERTO DURERO (Albrecht Dürer; Nuremberg, actual Alemania, 1471-id., 1528) Pintor y grabador alemán. Fue sin duda la figura más importante del Renacimiento en Europa septentrional, donde ejerció una enorme influencia como transmisor de las ideas y el estilo renacentistas, a través de sus grabados. Se formó en una escuela latina y recibió conocimientos sobre pintura y grabado a través de su padre, orfebre, y de Michael Wolgemut, el pintor más destacado de su ciudad natal. Como era habitual en la época, al concluir sus estudios realizó un viaje, que lo llevó a diversas ciudades de Alemania y a Venecia (1494), ciudad a la que regresaría entre 1505 y 1507 y en la cual recibiría las influencias de Mantegna y Giovanni Bellini, además de asimilar los principios del humanismo. Previamente había contraído matrimonio y abierto un taller en su Nuremberg natal, donde se dedicó a la pintura (Retablo Paumgärtner) y sobre todo al grabado. A esta época pertenecen las series de grabados El Apocalipsis, La Gran Pasión y la Vida de la Virgen, convencionales en cuanto a temática pero revolucionarios por lo que se refiere a su concepción y su complejidad técnica. Las figuras, plenas de expresividad, son esculturales y están definidas por una multitud de detalles. La minuciosidad es precisamente uno de los rasgos destacados del estilo de Durero, carácter que es probable que heredara del oficio paterno. Después de su segunda estancia en Italia, pintó algunas obras de grandes dimensiones como El martirio de los diez mil, en las que incorporó la riqueza del colorismo veneciano en composiciones de gran dinamismo y repletas de figuras. También por entonces pintó las figuras de tamaño natural de Adán y Eva, pieza clave de su creación artística. Tal era su fama que fue nombrado pintor de corte del emperador Maximiliano I (1512); también Carlos I lo reclamó. De Maximiliano realizó retratos de carácter, animados por la riqueza y variedad de las texturas, que rivalizan en perfección con los Autorretratos, quizá lo más conocido de su obra pictórica. Alberto Durero gustó de retratarse a sí mismo desde la temprana edad de trece años y mantuvo siempre esta costumbre, reflejo del nuevo interés renacentista por el hombre, y en especial el artista. Sin embargo, son los grabados las realizaciones en que dio una muestra más cabal de su genio; destacan los de 1513-1514, sobre temas imaginativos y que permiten varios niveles interpretativos: El caballero, la muerte y el diablo, San Jerónimo en su estudio y la triste Melancolía I, su obra cumbre como grabador, que constituye una compleja alegoría sobre las dificultades con que tropieza el artista en la realización de su obra creativa. Durante los últimos años de su vida, Durero se centró en la ejecución de un retablo para su ciudad natal: Los cuatro apóstoles. Esta obra, de grandes dimensiones e intenso colorido, refleja el trabajo de toda una vida, en particular los numerosos estudios que había hecho sobre las proporciones y la monumentalidad de la figura humana. Se recuerdan también como obras de un maestro algunos de sus dibujos de plantas y animales, así como las acuarelas pintadas por puro placer a partir de paisajes que había contemplado durante sus viajes, y los dibujos de gentes y lugares de los Países Bajos, que constituyen un testimonio histórico inapreciable. Erasmo de Rotterdam le dedicó la mejor alabanza que un humanista podía hacer de un pintor, al definirlo como el «Apeles de las líneas negras». JAN VAN EYCK (Maaseyck, actual Bélgica, h. 1390-Brujas, id., h. 1441) Pintor flamenco. Sin duda, el suyo es el más conocido entre los nombres de los pintores primitivos flamencos, una fama de la que ya gozaba a su muerte; hoy se le sigue considerando uno de los grandes maestros de la pintura. Durante mucho tiempo se le atribuyó la invención de la técnica pictórica del óleo, pero en la actualidad se piensa más bien que la llevó a unos niveles de perfección elevadísimos, desconocidos antes de él. Trabajaba los colores al óleo pacientemente, a veces con la yema de los dedos, hasta plasmar los reflejos luminosos de los objetos y el aspecto cambiante de la luz. Trabajó en La Haya para Juan de Baviera y más tarde en Lille como pintor de corte de Felipe el Bueno, a quien permaneció vinculado durante toda su vida. En 1430 se estableció en Brujas, donde vivió hasta su muerte. Dos años más tarde, en 1432, acabó la que se considera su obra maestra, el gran retablo de la Adoración del cordero místico, realizado para la catedral de Gante. Esta obra presenta, no obstante, problemas de atribución, ya que incluye una inscripción en el marco según la cual fue ejecutada por Hubert y Jan Van Eyck. El problema radica principalmente en lo oscuro de la figura de Hubert, al cual no se atribuye ninguna otra obra y de quien nada se sabe con certeza, hasta el punto de que algunos especialistas han llegado a dudar de su existencia. Por otra parte, no hay en el retablo diferencias estilísticas que permitan atribuir partes distintas a cada uno de los dos hermanos. La obra, que consta de más de doce tablas, es notable por su vivo colorido, la riqueza paisajística, el complejo programa iconográfico y el extremo cuidado de los detalles, rasgo característico de Van Eyck y extensivo a toda la pintura flamenca. Se le atribuyen unas veinte pinturas más, muchas de las cuales no han llegado hasta nosotros. Las que han sobrevivido son retratos y cuadros religiosos. Entre los primeros, el más conocido es el Matrimonio Arnolfini, ambientado en un interior de la época repleto de pequeños detalles. Gracias a la riqueza del empaste, el artista fue capaz de reproducir a la perfección en esta obra las texturas más diversas, desde el pelo sedoso del perrillo situado en primer término al latón pulido de la lámpara y la superficie convexa del espejo del fondo, donde el pintor da una segunda versión de la escena al mismo tiempo que crea efectos de profundidad. El hombre del turbante rojo se considera un autorretrato del artista; la representación del modelo, impasible como todos los de Van Eyck, no resulta tan interesante como la reproducción del espléndido turbante con que se toca. La Virgen del canciller Rolin y La Virgen del canónigo Van der Paele son las dos obras que se le conocen de temática religiosa. El esquema es el mismo en ambas: la Virgen con el Niño como figura central rodeada de los donantes y comitentes; en las dos telas, el mérito reside en el lujo de detalles de los interiores donde se ambienta la escena, que incluyen vidrieras, doseletes, alfombras, esplendorosos vestidos, etc. La primera, no obstante, supera a la segunda por la profundidad que le añade el paisaje reproducido al fondo, que contribuye igualmente a la mayor luminosidad de la obra. La maestría técnica de Van Eyck para modelar figuras y objetos con luz y color y su detallada representación de superficies y texturas resumen el estilo de un artista que tomaron como modelo numerosas generaciones, a pesar de que la enorme perfección de sus obras había puesto el listón muy alto a sus posibles seguidores. Entre todos ellos destacaría especialmente Petrus Cristus.


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