1 Universidad Santo Tomás Facultad de Filosofía y Letras Maestría en Filosofía Latinoamericana Doctorado en Filosofía Departamento de Humanidades y Formación Integral Vicerrectoría de Universidad Abierta y a Distancia, VUAD Universidad Santo Tomás Seccional Bucaramanga Universidad Santo Tomás Seccional Tunja Universidad Santo Tomás Sede Medellín Universidad Santo Tomás Sede Villavicencio Con intenciones cruzadas: diseño situacional para interactuar con la naturaleza. Por: Alfredo Gutiérrez Borrero Universidad Jorge Tadeo Lozano Facultad de Ciencias Humanas Arte y Diseño Programa de Diseño Industrial Correo electrónico:
[email protected] Mesa de trabajo: Economía, teorías del desarrollo y naturaleza Subtema: Naturaleza, desarrollo y sostenibilidad Palabras clave: Intenciones cruzadas, diseño participativo, precaución fuerte, diseño de situaciones, desarrollo, filosofía de la tecnología, conflictos armonizados. Resumen: La ponencia cuestiona el imperativo del consenso y explora el diseño de situaciones para que, desde posturas diversas, las comunidades humanas interactúen con la naturaleza en proyectos multitudinarios donde los conflictos armonizados propicien diálogos entre intenciones cruzadas como fuente de innovación. Las ‘raíces’ argumentales son tres: 1. La valoración del diseño participativo como expresión comprensiva del hacer humano que fusiona prácticas prospectivas, materiales y sociales para involucrar activamente al mayor número posible de personas en las decisiones configurativas de los * * (PONENCIA) Zootecnista de la Universidad de La Salle (1991), Especialista en Docencia Universitaria de la Universidad Militar Nueva Granada (2007), culminando estudios de Maestría en Estudios de Género, Mujer y Desarrollo en la facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia. 18 años de experiencia en el área de docencia en Diseño Industrial. Miembro permanente del Consejo Editorial y columnista de la revista proyectodiseño. Profesor Asociado Programa de Diseño Industrial, Facultad Ciencias Humanas Arte y Diseño. Universidad Jorge Tadeo Lozano. 2 artefactos y los sistemas de desarrollo tecnológicos; 2. La precaución fuerte como estrategia anticipatoria para evitar que las decisiones ambientales sean despolitizadas o consignadas en exclusiva al campo científico (pues se atribuye a la ciencia una índole política inherente). 3. Un diseño de situaciones, sintético, alternativo al análisis basado en problemas, menos atento a lo que el desarrollo “debería ser” en un momento histórico dado, y más presto a observar —para construir desde allí— cómo es asumido y vivido el desarrollo en circunstancias específicas desde la experiencia de quienes participan en ellas. Al final, esbozo un hipotético proyecto de desarrollo ambiental para la región amazónica de Tres Fronteras, que alberga las poblaciones limítrofes de Leticia (Colombia), Santa Rosa de Yavari (Perú) y Tabatinga (Brasil); en el cual codiseñarían comunidades cuyos intereses disímiles (bien común, satisfacción individual, solución técnica, ecosistemas protegidos, lucro) propiciarían instaurar una ‘arena’ dialógica multidisciplinar e intercultural donde la pugna entre posiciones filosóficas de la tecnología devendría innovadoramente, en pautas éticas de acción ambiental pertinentes para la ocasión. _________________________________________ Keywords: Crossed intentions, participatory design, strong precaution, development, situation design, philosophy of technology, harmonized conflicts. Abstract: (250 words) This paper questions the consensus as an imperative condition and explores the design of situations so that, from diverse positions, human communities interact with each other and with nature in multitudinous projects where conflicts will be harmonized using crossed intentions as innovation drivers. There are three argumentative roots: 1. A participatory design approach as a comprehensive expression of human doing, which looks for merging material and social practices to actively involve as many people as possible in the constituent decisions about artifacts and technology development systems. 2. Strong Precaution (SP) as anticipatory strategy to prevent environmental decisions from being depoliticized or delivered exclusively to the science field (since science is valued here as politically oriented inherently). 3. A Situation Design approach, as a synthetic alternative to problem-based analysis, less aware of what development "should be" in a given historical moment, and more ready to see, trying to build from there, how development is assumed and lived amid circumstances as experienced by those who take part in them. Finally, I hereby outline a hypothetical environmental development project for the Amazon region of Tres Fronteras (Three Borders), home to the neighboring cities of Leticia (Colombia), Santa Rosa de Yavari (Peru) and Tabatinga (Brazil); in this project, communities with dissimilar interests (common good, individual satisfaction, 3 technical fix, protected ecosystems, profit) would, by means of co-design, establish a dialogical multidisciplinary and intercultural arena where the struggle between philosophical positions about technology in an innovative way, might produce ethical environmental guidelines to cope properly with the challenge posed by the occasion. “¿Hacia dónde vamos, toda vez que sabemos tan poco de dónde hemos venido y sólo un poquito de lo que somos?” (Boff, 1996:47) Uno de los grandes propósitos de este XIV Congreso Internacional de Filosofía Latinoamericana es que sus participantes enfaticemos, como imperativo y gran requerimiento humano, la obligada construcción de una filosofía de la naturaleza que suministre vías para pensar y formular modos inéditos de habitar el planeta, encaminados mediante el compromiso hacia la absoluta valoración de la vida y el respeto al medio ambiente. Para tal fin, considero crucial que diseñemos comunidad, que tejamos humanidad. El diseño es una parte omnipresente de la vida humana, desde las actividades mundanas del día a día hasta las más sofisticadas preocupaciones de la sociedad (Eckert et al. 2010:27). Todas-Todos diseñamos, especialmente el hablar de diseño. Dudo, cabe anotar, de los caminos únicos, y aspiro a que mi monólogo se vuelva diálogo por las opiniones que en ustedes (oyentes o lectores) mi aproximación generé, ciertamente lo primero que asumo aquí es que los asuntos “técnicos no son nunca estrechamente técnicos, tal como los problemas sociales no son estrechamente sociales” (Bijker y Law en Durbin 2007:264). No intento ni 4 remotamente dominar rigurosamente los temas amplios que menciono (sociedad, filosofía, tecnología, ecología, política, diseño, religión, ciencia), sino rozarlos para fluir en esa unión diversa de preocupaciones que nos convoca. Unión, no necesariamente unidad (cf. Lajo, sin fecha:1). Me presento como neurona-persona de la gran mente-humanidad, intentando hacer sinapsis poéticas con otras neuronas-personas, cual aprendiz que balbucea impresiones; con anhelo de aportar a la vivencia conjunta, al diseño participativo de situaciones asumamidas con precaución fuerte, como modo político de polemizar armónicamente desde intenciones cruzadas nuestro papel en el medio ambiente (más que nuestro ‘manejo’ del medio ambiente). Conversemos, discordando, sin acuerdos obligados o impuestos por quienes se arrogan el poder y el mando. Las conversaciones originan innovación y cambio. Máxime cuando permitimos que nuestras intenciones cruzadas emerjan (y sean aceptadas como tal) eso es un un logro en sí mismo. Algo perturbador pues contradice la preconcepción de que las construcciones humanas sólo caminan en el consenso. Conversemos, para que nuevos temas surjan (y se les permita surgir) en el fluido interactuar entre intenciones cruzadas, o entrelazadas. Sumerjámonos en cualquier dirección que la conversación tome, incluso preocupémonos porque la ansiedad y el cambio están angostamente vinculados entre sí (cf. Buur y Larsen, 2010:130). En especial preocupémonos por tantas 5 veces que nos impedimos conversar, porque allí quizás comenzó la debacle de la naturaleza. Cuando abanadonamos la participación para observar desde nuestros recelos. 1. Diseño participativo “…los filósofos sólo han interpretado el mundo…; el punto es cambiarlo”. Karl Marx, 1845* (en Krippendorff 2006, preámbulo). En algún momento, gentes de siglos pasados, hicieron de la producción y el crecimiento sus obsesiones colectivas y empezaron por todo el orbe a usar los principios tecnológicos para dominar la naturaleza; algo que, comenta Leonardo Boff, engendró una actitud instrumental que “rompió la inmediatez, el contacto directo, con la experiencia, el contacto epidérmico en vínculo con la naturaleza. Entre nosotros y la naturaleza se interpuso el instrumento” (cf. op. cit.:96) con sus millones de formas de artefactos contaminantes, usurpadores y a menudo devastadores del ambiente: son tantos los tecno-monstruos que se diseñan en el mundo de comienzos del siglo XXI enfocados en proyectos y planificaciones cuyos objetivos específicos buscan el desarrollo en sus múltiples versiones. En este punto, ni quiero, ni puedo ser observador objetivo, soy sujeto participante; por eso más que teorizar pregunto, opino, discurro sobre el 6 problema ecológico, el cual, sólo cuando se ilustra en contextos puntuales, se libera de las imprecisiones, las ausencias y los lugares comunes. ¿Cuándo empezó la naturaleza a padecer devastaciones? Hay quienes afirman que las interpretaciones ortodoxas de la teología judeo-cristiana apoyaron los idearios conquistadores en los cuales se ampararon quienes emplearon la tecnología y la ciencia bajo una perspectiva según el cual, la razón exclusiva de natura era servir absolutamente a los seres humanos, quienes conforme a su saber y entender pasaron a explotarla inmisericordemente (cf. ibídem, 97) Por supuesto hay más momentos, más motivos, y versiones discordantes. Sin tener respuesta me pregunto cómo el crecimiento canceroso de las fábricas y el desmedido apetito material de incontables generaciones de empresarios e industriales originó inviernos abrumadores y sequías espantosas. ¿O acaso no? La pregunta es ¿cómo actúo yo en la película de la vida?; allí irrumpe la palabra que, para mí, abarca comprensiva el más amplio posible espectro del hacer humano. Palabra que describe la intención generativa del proyectista, y su versión del cambio, como individuo, como sociedad completa o como comunidades dentro de ésta, la palabra que impulsa las intenciones, que anima la determinación de las voluntades para alcanzar fines. ¿Hay alternativas de desarrollo? dirán unos y yo pregunto ¿hay alternativas al desarrollo? ¿Pueden nuestras humanas voluntades ir en pos de fines pacíficos e integradores, de 7 comienzos que permitan contradicciones y disensos? En este punto la palabra que engloba mis esperanzas es: diseño. Diseño conversado, articulado en conversaciones: en filosofía del instante, donde los conceptos nacen en la instantánea experiencia de quienes participan del ecosistema mundo para generar innovación. A menudo un chiste, un error, una crítica aporta una metáfora inédita y fecunda, a veces en lo improvisado, se dan ideas que provocan respuestas espontáneas cuando aparecen; y una vez incorporadas al lenguaje, animarán nuevas conversaciones, se “mantendrán haciendo eco”, para usar otra metáfora (cf. Buur y Larsen, op. cit.:131). Aquí viene entonces mi idilio con el diseño participativo (DP). Diseño vinculante, multitudinario, dado cuanto todos toman parte, mutuamente responsables unos ante otros. Fruto nacido en el campo abonado por el conflicto, o por los miles de pugnas que asoman en ese cañón del colorado que media entre doxas y epistemes, entre expertos y laicos; allí donde se supone que hay unos entendidos en asuntos tecnológicos y otros ignorantea; participativo implica dinámicas de diseño de arriba abajo y viceversa; y quienes intentamos emplearlo, en lo macro concebimos la administración planetaria como un diseño colectivo en el cual a cada uno le compete la seis mil millonésima parte, y en lo micro como un proceso que fusiona prácticas materiales y sociales localizadas, 8 comunitarias; en el mundo quienes integran el movimiento del diseño participativo buscan involucrar activamente a todos los legos en el diseño de artefactos tecnológicos y sistemas (cf. Howard 2004:41). Fácil decir, difícil hacer. Requerimos precaución. 2. La hora de la Precaución Fuerte. “¿Acaso olvidaste que la vida es una escuela perpetua?¿Que cada acto o intención es una siembra en tu jardín? ¿Que el chamanismo es un reaprendizaje, pues todo ya lo sabías al ser parte de la condición natural? ¿Que quien aprendió a aprender nunca lo pasa mal?” (Espinoza 1991:103) Al estudiar género facilita opinar en femenino, asumír esa objetividad feminista que va aparejada con subjetividades contextuales. Aquí, para cuidar la naturaleza, filosofo, habito, actúo, compongo territorios, apelo a ubicaciones limitadas y conocimiento situados, abandonando la trascendente escisión entre sujeto y objeto. Hablar de la naturaleza mundial, implica primero vivir la cotidiana, el ave que escuchamos en la mañana, nuestro perro, el árbol del jardín, la fruta del desayuno. De esta manera podemos, y creo que debemos hacernos responsables por lo que aprendemos a ver (cf. Haraway, 1991:190). Paradójicas son las conversaciones de diseño participativo que propongo porque sugiero abandonarnos a ellas con precauciones; valorar a otros, permitir que el eco de sus conceptos resuene en la experiencia de los nuestros; 9 participar, va más allá de observar, teorizar la innovación no innova tanto como participar innovando la teorización. Toda precaución fuerte procede de un principio de precaución: requerimos cambios potencialmente fundamentales en cómo el conocimiento científico y la investigación científica son empleados en la política ambiental, y una vez los realicemos requeriremos muchos más, a decir verdad menester es “suponer que la ciencia no siempre proporciona los conocimientos necesarios para proteger efectivamente el medio ambiente y que podrían aparecer efectos indeseados si las medidas son tomadas solo cuando la ciencia no satisface tales perspectivas” (Howard op. cit.:47). A decir verdad la ciencia nunca proporciona los conocimientos necesarios, son los científicos quienes lo hacen, la ciencia es la suma de las tradiciones de quienes la ejercieron y murieron, con las realidades de quienes la ejercen y la viven. ¿Qué tal favorecer enfoques tecnológicos lentos cuya adopción requiera incluso de la opinión del más lejano parroquiano en la más remota vivienda del territorio impactado por la ocasional implementación? Dichos enfoques, o mejor quienes los implementen, han de soportar la carga de demostrar, hasta algún estándar establecido, que la tecnología en cuestión sólo causará daños reversibles y leves. Aconsejable es recordar aquí que cuando una actividad plantea amenazas de daño para la salud humana o para el medio ambiente, ninguna medida de precaución sobra, aun frente a las sospechas infundadas del posible 10 peligro que comportan las más aparentemente inofensivas relaciones de causa y efecto; cautela incluso ante aquellas condiciones que quienes tienen a su cargo la ciencia declaran innocuas y serenas. (cf. ibídem:48). Precaución fuerte, implica responsabilidad por una naturaleza que hacemos, pensamos y sentimos, no externa a nosotros, sino envolviéndonos, y a la cual pertenecemos. Aceptarlo es aprendizaje significativo para todos los implicados, en unión intentando armonizar intenciones cruzadas que a veces resultan en ‘interacciones’ creativas allí donde se vinculan los procesos del aprendizaje experiencial por un parte y los procesos del aprendizaje inspiracional por la otra; la naturaleza artificializada o la artificialidad naturalizada son nombres válidos para la misma aventura humana desde el mundo concreto de la experiencia y el mundo espiritual de la visión interior (en inglés in-sight), o perspicacia; de esta suerte el mundo abstracto de los conceptos, sobre la participación, el diseño o la naturaleza, estaría dado en la interfaz entre lo espiritual y lo concreto. (cf. Bawden 1999:73) La vista interior, nos lleva a la comunidad interior, a lo que Leonardo Boff llama la ecología mental. “Existe —dice Boff— una ecología interior lo mismo que una ecología exterior, y se condicionan mutuamente” (op. cit. 19). Dentro de nosotros mismos esa ecología interna abre nuevos panoramas en relación al 11 mundo y a los demás, ¿acaso hemos interiorizado las industrias depredadoras? Tal vez. Lo valioso es, para mí, que entre nosotros también hay intenciones cruzadas, en el diálogo interior también se juega el destino de mundos. Ese entrechocar entre lo espiritual (de la inspiración) y lo concreto (de la experiencia), allí en cada poro de nuestra piel está el lugar de lo conceptual; punto de contacto donde aparece el significado. El mismo Bawden (cf. op. cit: 73-74) afirma que este enfoque está próximo a lo que postuló desde su teoría integral, el pensador estadounidense Kenneth Wilber, particularmente su obra Eye to Eye: The Quest for the New Paradigm, 1990). Ya Wilber lo había leído dentro de la teología escolástica medieval católica, tal cual lo planteó el franciscano San Buenaventura: el Doctor Seráfico veía el mundo con y por tres ojos, el de la contemplación, por “el cual nos elevamos al conocimiento de las realidades trascendentes”; el ojo de la razón por “el cual obtenemos un conocimiento de la filosofía, la lógica y la mente misma”; y el ojo de la carne “por el cual nosotros percibimos el mundo externo del espacio, el tiempo y los objetos”; a estos tres ojos, entre los cuales hay intenciones cruzadas, y miradas desviadas que hacen el bizco; Wilber los llamó respectivamente transcendelia, intelligibilia y sensibilia (cf. ibídem, 74). Curiosamente entre miradas, como bajo nuestras pieles, se encuentran Europa África y América, cuyas miradas también se cruzan; y las tradiciones de una parte del mundo tienen su reflejo en las del otro porque los incas según describe Lajo (sin fecha:13) experimentaban en tres 12 categorías ese tiempo-espacio oscilatorio o Pacha, el Uku Pacha o Munay (mundo de abajo, del reptil, de la muerte y los instintos y el “sentir bien”); el Kay Pacha o Ruay (de las acciones, el mundo del aquí y ahora, del “hacer bien”, el mundo del puma y el encuentro, la interfaz entre los dos otros) y el Hanan Pacha o Yachay (o mundo de arriba de las abstracciones y el “pensar bien”) cuya combinación consigue el Sumac Kausay o esplendida existencia. Podemos venir del cielo para adentrarnos en la tierra, y ver arriba el pasado y abajo el futuro como forma de entender que el más pequeño de los círculos concéntricos, puede ser aquel del que los otros brotan, o la luz al final del túnel, aquel destino al que los otros apuntan. Todo depende de la situación. 3. Diseño de (las) situaciones. “Etiquetar a las cosas como 'recursos' conduce a quitarles cualquier identidad protectora que estás puedan tener y abrirlas a la intervención desde el exterior. Considerar el agua, los suelos, los animales, la gente como recursos los convierte en objetos para la administración por parte de los planificadores, y para la tasación por parte de los economistas” (Sachs, 1988:4 en Cuello y Durbin, 1995: sin pagina). Los teóricos participantes (y los observantes también aunque crean que no), integramos los procesos sociales, todos-todas narramos, sin importar el lugarminuto (del Pacha inca) de donde nuestros temas provengan. Diseñar situaciones requiere renunciar a creer ver lo observado desde el ojo de Dios (que está en todas partes y en ninguna) como asumen muchos teóricos sociales, cuando desconfiando de sus ojos humanos, se declaran externos a los 13 territorios-épocas que observan. Recupero la naturaleza cuando adopto una perspectiva ecológica emancipadora permitiéndome escuchar la voz de las multitudes, y enredarme en el proceso social donde narrando todos-todas los participantes somos conceptualizadoras y personas competentes, “gestores de nuestros mundos y épocas locales”. Sin explicar razones ajenas, en conversación con cada quien sobre la explicación posicional que elige como razón de sus acciones. (cf. Krippendorff, 2000:23). No hay así, ni significado prefabricado, ni naturaleza contaminada, porque el significado vivo es una condición emergente entre individuos y comunidades, dialogantes a través de las interacciones entre diferentes “formas de conocimiento” encarnadas en las personas que las producen y viven. (Bawden, op. cit.:63) Diseñar nuestras situaciones nos faculta para apropiar espacios-instantes, para ser actores-autores de mundos boscosos cuyos arbustos personales entrelazados permiten situar el conocimiento de cada quien y aportan herramientas para habitar mapas de la conciencia particular. Nos inscribimos en las categorías de la marca y la frontera, de la raza y el sexo, de la clase y la religiosidad silenciadas u homogenizadas en las historias clasista, ortodoxa, machista, racista y colonialista de las dominaciones. Conocimientos situados son siempre marcados, personalizados, posibilidades de reorientar y rehacer los mapas, expresando un cuerpo heterogéneo mundial que se afirme ante el 14 capitalismo, la institucionalidad y el colonialismo masculinistas (cf. Haraway, op. cit.:111) ¡Cuán fascinante volver a la naturaleza que nuestra artificialidad construye a vivir la paradoja de una planeación espontánea! En esa espontaneidad, permitirnos imaginar funciones nuevas para nosotros mismos o para otros. En esa interacción hay que dejarnos mover por otros, aún en direcciones imprevisibles, y ver cómo, en esa dinámica, otros mutan también. Lo ecológico se vive cuando la inseguridad está asegurada, cuando papeles y prerrogativas interpersonales son cuestionados. (cf. Buur y Larsen, op. cit.:131). Ahora bien ¿podemos ser espontáneos y precavidos simultáneamente? Tal es la paradoja que entraña la precaución fuerte: en tanto proceso democrático abierto que abarca todas las persona interesadas. Rehabitar la tierra implica examinar gamas completas de posible desarrollo social o tecnológico. La toma de decisiones dialogada habría de ser el modo por defecto de cuanto proceso tecnológico se implemente; aun la más fundamental tecnología existente ha de ser reexaminada y reformada con cautela; hasta la macroescala. Revisar grandes patrones generales de impacto en escenarios amplios, ocasionalmente, revierte los daños que ignorar tal cosa causa en los detalles. Si nos acomodamos y actúamos según las pautas generales de los procesos naturales, las decisiones ambientales, aunque sean científicas, han de tener 15 siempre sentido política, pues al participar en lugar de observar coprotagonizamos una ciencia intrínsecamente política (cf. Howard 2004:48). Las intenciones cruzadas coexisten en un mundo que aceptamos como narrativa ecológica. Allí las especies de flora y fauna y, por supuesto, la humanidad han de renunciar a la hegemonía. Gobierno, poder y rumbo están repartidos. Los seres de cada especie habitan sus versiones del mundo, sus mundos particulares, y ‘conversan’ a su manera. La ecología está soportada en el entramado de variadísimos componentes cuyas interacciones (predación simbiosis, foresia, parasitismo, comensalismo) instauran nichos para las familias, culturas y especies. Cada quien en el ecomapa escenifica sus particular entendimiento situado y posicional de sí mismos y de otros. Son muuchos mundos en unión más que un mundo único. Esta ecología-mundo desborda la agencia o posibildad de acción de cualquiera de sus integrantes. Para el léon, es incomprensible la lógica del conejo y para el vigilante la del gerente. Hay un todo inteorizable e incomprensible a cabalidad desde cualquier situación dentro de dicha ecología, que no es plenamente aprovechable o dominale por una especie o grupo sin importar las relaciones de poder que se establezcan entre ellos (cf. Krippendorff, 2005:14). Quien ‘manda’, aún quien manda más tiene solo un mando situado. Cada parte es una pieza articulable con otros pero no todo el rompecabezas. 16 4. Un proyecto hipotético. “Hermano, no es suficiente declarar que defenderemos la naturaleza, escribir libros y dar conferencias en su defensa, precisamos volvernos árboles, cóndores, alpacas, encarnando la libertad, la naturalidad, la inocencia, la voluntad, la paciencia, el entusiasmo, las ganas inaguantables de vivir” (Espinoza, op. cit.:56). En esa horizontalidad, cabe recordar que desde el principio de precaución, y particularmente desde la precaución fuerte, es aconsejable resistir “cualquier decision jerárquica tomada por instituciones las cuales bajo la globalización están cada vez menos y menos localmente arraigadas” (Howard op. cit.:49). Voy a cerrar este fragmentario texto con una propuesta de diseño participativo con intenciones cruzadas: aquí el punto es la experiencia de diseñar sin importar la disciplina en la cual el diseñador trabaje, incluso sin trabajar como diseñador en disciplina alguna, todo humano diseña cuando prepara un futuro (cf. Eckert et al. op. cit.:27). En una narrativa ecológica un ecosistema es un texto del cual cada especie hace lectura comprometida, producida, diseñada. Los textos no se leen sólos, son leídos por alguien. Así las más vitales lecturas de un texto dado son también argumentos situados en campos de significados y energía. En la lectura natural se cruzan las intenciones, cada especie recorre mapas posibles de conciencia, de coalición, y de acción. El recuento vital de un autor es la ficción de otro, el heroismo autobiográfico de éste; la pesadilla de aquel; la historia colectiva de tal grupo la historia silenciada de tal otro. La armonía ecológica se da cuando valoramos cada efecto textual y aceptamos la 17 identificación y la diferenciación, la comparación y el discurso moral —todas dimensiones problemáticas e inescapables del discurso de las mujeres, los nativos, los ignorados, los vencidos (cf. Haraway, op. cit.:114) Vamos ahora a la especulación, a la inmersión en el ejemplo: supóngamos que muchas personas ‘fuereños’ y ‘adentreños’ se congregan en un lugar, pongamos por caso el Parque Santander (plaza central) de la ciudad de Leticia, capital del departamento colombiano de Amazonas, en la ceremonia inaugural de Amazonia Diseña para testimoniar el nacimiento de ¿una empresa? ¿una neoaldea? ¿una industria? ¿un campo de armonización? ¿una reserva ecológica? Llamémoslo una reconversora: Leticia-Tabatinga. Reconversora de Basuras en Selva (luego de tantos años de volver basura la selva) el modelo funcionará en Tres Fronteras Amazonas, desde allí beneficiará poblaciones peruanas, brasileñas y colombianas (en un modelo que se espera sea replicado en otras regiones de la cuenca). Inrebas (la Iniciativa Reconversora de Basuras) surge de una dilatada conversación (¿’reconversadora’ de basuras?) entre indígenas, mestizos, habitantes locales, autoridades, diseñadores industriales y profesionales de diversos programas universitarios (agronomía, ingeniería agroecológica y de alimentos, arquitectura y urbanismo, biólogos, ecólogos, zoólogos, filósofos, zootecnistas y 18 veterinarios) provenientes de las localidades de influencia desde aldeas vecinas, hasta las ciudades de Villavicencio y Florencia (Colombia); Tingo María, Pucallpa e Iquitos (Perú); Manaos, Santarém y Belem do Para (Brasil). El evento incluiría participación de alcaldes y autoridades locales, municipales e indígenes de diversas ciudades amazónicas y con apoyo de organizaciones no gubernamentales y de protección ambiental. Tentativamente es el cierre de la primera conversación hecha proyecto, sobre muy diversos intereses y con varios matices como la educación ambiental indígena (en donde se privilegió el saber tradicional y en lugar de escuela fueron proyectados unos jófomos, o malocas infantiles intertribales); la de energía limpia (donde los intereses de quienes abogan por industrias limpias prepararon unos árboles artificiales generando bosques electro-solares); la de renaturalización de materias primas en el cual desde la ecología radical se retornan al ambiente elementos que le fueron extraidos, la de protección y potabilización natural de aguas (proyecto piloto de filtros vegetales de barrera sin químicos de por medio); la de zoocriaderos de especies silvestres (en fase 1, tortugarios de charapas y piscifactorías integrales); la de agricultura de mínimo impacto (cuyo proyecto germinal es el de bio-terrazas); y la de generación de infraestructura de turismo ecológico (con los botehoteles ‘anakonda’). Podría tomar meses consolidar una iniciativa sobre diseño participativo (en especial porque habría de contar con la opinión de los habitantes del lugar sobre lo que es el diseño participativo); ¿qué 19 versión del diseño tendrán colonos de múltiple procedencia; y comunidades indígenas lugareñas? (huitotos, matapíes, tucanos muinanes, boras, yucunas, cocamas y ticunas), ¿un diseño endógeno del trapecio amazónico? ¿Cómo funcionaría? ¿Desde la Internet o desde una sede tribal o desde ambas partes? ¿Cómo se diseña con comunidades sin caer en el asistencialismo? ¿Etnografía inversa y de investigación-acción-CONVERSACIÓN-participativa con los actores implicados? El plan desde diversas cabezas podría derivar y la coordinación de cada grupo ser matizadas por pugnas entre la dirigencia local y los fuereños (¿cómo co-coordinarían los de dentro y los de fuera). Cada cierto tiempo los grupos cruzarán información bajo parámetros discutidos, disputados incluso, no consensuados (pero sí conversados). Un Núcleo Integrado de Interlocución establecería líneas proyectuales con miras a la fundación oficial de Inrebas tras un multitudinario encuentro hipotético llamado Amazonia Diseña. ¿Pueden entrar todas las coordenadas geográficas, todas las experiencias humanas en un macro-procesos proyectivos? Más allá de razones y técnicas, ¿cómo incluir las motivaciones e imaginaciones de los lugareños? (sus nociones de trabajo, ocio, turismo, salud y existencia en general). ¿Cabría en justicia, y validando el enfoque complejo, un florecimiento del palpitar trinacional del lugar? De seguro las historias de las naciones entremezcladas con las de las tribus desdoblarían diversas narrativas humanas identitarias, y regionales; la peruanidad de los nacidos en Santa Rosa de Yavarí, la colombianidad de los 20 leticianos, la brasileñidad de los tabatinguenses; sus rasgos de sus colectivos culturales (colonos y nativos, niños y ancianos, mujeres u hombres, blancos, indios, mestizos, etc.). ¿Cuáles serían los conceptos de diseño? Dejo los pormenores a cada imaginación lectora. Hasta ahí bosquejo un espejismo de lo que sería el vivir la tierra ecosistémicamente; tal vez, de la bruma del porvenir aparezcan novedades. De los tres tiempos, el rostro del venidero siempre es esquivo. Sin embargo, creo y propongo la posibilidad de un diseño que desborde fronteras; un esfuerzo concurrente de pareceres divergentes para articular un multitudinario proyectos de rito, paso o iniciación. No una ceremonia de grado, sino una ceremonia gradual… Acaso soy demasiado obvio idealizando mi ejemplo en una zona trifronteriza, mil kilómetros al sur de Bogotá, allí está el progreso chocando con el ecosistema y las fronteras generalmente demarcan zonas de tensión entre poblados (Leticia, Tabatinga y Santa Rosa); entre países Colombia, Brasil y Perú; entre portugués, español y lenguas nativas, entre el río más grande del mundo y el más delicado ecosistema de la mayor selva planetaria. Complejidad sociolingüística, vida de frontera, drama ecológico, crisol de etnias, carencias materiales, la zona más interior de Colombia (no geográfica, sino simbólicamente), lo más enclavado en Sudamérica, lejos del ‘primer’ mundo. Tal vez sea el momento de conversar esfuerzos y de permitir que todos los integrantes de una comunidad diseñen en compañía, incluso en el desacuerdo, ¿pueden rediseñarse los ecosistemas? Yo 21 espero que sí y lanzo la invitación al evento de los eventos. Un diseño del terruño. Algo discutible en un brindis de valores mutuamente ofrecidos y confrontados entre miles, o millones de personas, todas diseñando en la encrucijada, con intenciones cruzadas (cf. Gutiérrez, 2011). Aquí hablamos de diseño como preparación proyectiva del futuro, sin querer como meta describir lo que ecología, o tecnología, o ciencia, o filosofía ‘son’ en sentido definitivo o genérico; sin siquiera intentar establecer las formas en que “deberían ser”, sólo abandonar el impersonal lugar de observar, y participar con precaución, para comprender cómo se manifiesta la experiencia de diseñar desde la vivencia de quienes intervienen en ella (Eckert et al. 2010:28). Nosotros en la naturaleza, naturaleza en nosotros, tal es mi ejemplo, espero tu versión del mío, o mejor, el tuyo, y el tuyo en una innumerable línea de tuyos, en el siempre cambiante paisaje de la posibilidad. Deja de observar, participa. Sólo es cuestión de personalizar lo impersonal, comencemos, o mejor, conversemos. 22 Bibliografía: • BAWDEN Richard (1999) Learning from the Future: Of Systems, Scenarios and Strategies, disponible en http://www.learningtolearn.sa.edu.au/Colleagues/files/links/ScenarioSyste mManual.pdf. Recuperado en lunes, 06 de junio de 2011 • BOFF, Leonardo (1996). Ecología: Grito de la tierra, grito de los pobres. Madrid: Trotta. • BUUR, Jacob and Larsen, Henry(2010) “The quality of conversations in participatory innovation” en CoDesign, 6: 3, 121 — 138. • CUELLO César y Durbin T. Paul (1995) “Sustainable development and philosophies of technology” en Society for Philosophy and Technology Volumen 1, hoy el journal se llama Techné: Research in Philosophy and Technology, disponible en: http://scholar.lib.vt.edu/ejournals/SPT/spt.html#spt. Recuperado en lunes, 06 de junio de 2011, existe versión en español llamada “Desarrollo sotenible y Filosofía de la Tecnología” (sic), hace parte de la obra en línea de la OEI: Estudios sobre Tecnología, Ecología y Filosofía disponible en http://www.oei.es/salactsi/tef02.htm. Recuperado en lunes, 06 de junio de 2011 • DURBIN Paul T., 2007. Philosophy of Technology: In Search of Discourse Synthesis" Techne 10:2; Diponible en: http://www.akademik.unsri.ac.id/download/journal/files/scholar/v10n2.pdf. recuperado en lunes, 06 de junio de 2011 • ECKERT, C. M.; Blackwell, A. F.; Bucciarelli, L. L. and Earl, C. F. (2010). “Shared conversations across design” en Design Issues, 26(3), pp. 27– 39. • ESPINOZA, Luis. (1991). Ecología chamánica: (Kaypacha). Barcelona: Obelisco. • GUTIÉRREZ, Alfredo proyectodiseño, (2011). #70 “Amazonia Diseña ¿201...?” en Versión en línea 23 http://www.proyectod.com/rayosD.php. Recuperado en martes 7 de junio de 2011. • HARAWAY, Donna J (1991) Simians, cyborgs, and women: The reinvention of nature. New York: Routledge. • HOWARD, Jeff. (2004) “Toward Participatory Ecological Design of Technological Systems”. en Design Issues 20:3, 40-53 Online publication date: 1-Jul-2004. • KRIPPENDORFF, Klaus. (2000). Ecological Narratives: Reclaiming the Voice of Theorized Others. Paper posted at ScholarlyCommons. http://repository.upenn.edu/asc papers/97. Recuperado en jueves, 02 de junio de 2011 • ____________ (2005). Writing: Monologue, Dialogue, and Ecological Narrative. Paper posted at ScholarlyCommons. http://repository.upenn.edu/asc papers/93. Recuperado en viernes, 03 de junio de 2011 • ____________ (2006). The Semantic Turn. Boca Raton: CRC/Taylor & Francis. • LAJO, Javier (sin fecha), Qhapaq Ñan: La Escuela de Sabiduría Andina, disponible en http://movimientos.org/enlacei/QhapaqNan.pdf recuperado en lunes, 06 de junio de 2011 • ____________ (2005). Qhapaq ñan: la ruta inka de sabiduría. Pueblo Libre, Lima, Perú: Amaro Runa Ediciones.