Los Chorotegas Chorotegas-Mangue Los chorotegas habitaban la Gran Nicoya. Son originarios de grupos náhuatlpipil-nicarao, que efectuaron migraciones hacia 1000 y 1100 d.C., provenientes de Tula, México. Hablaban lenguas del tronco lingüístico otomangue. Fuera de Costa Rica, radicaron en la parte occidental de Nicaragua, en la costa de Honduras, en El Salvador, Chiapas y Oaxaca. También se les conoce con los nombres de cholultecas, mangue, dirián y orotiña. En la subregión Gran Nicoya se han encontrado restos arqueológicos de cerámica plomiza Tohil, manufacturada en las Tierras Altas de Guatemala, que datan del 800 a 1200 d.C. La presencia de esta cerámica indica que hubo contactos entre los pueblos de Guatemala y los de Costa Rica. La difusión puede haber sido primaria, cuando hay desplazamientos o migraciones masivas o conquistas militares, o secundaria, cuando hay difusión o intercambio de ideas, por exogamia, comercio, visitas, etc., que pueden innovar los contextos culturales. La migración es fenómeno de movilidad social en el cual el cambio sociocultural entre grupos está acompañado de una remoción físico-territorial. En la prehistoria costarricense hay algunas migraciones históricamente documentadas como la de pueblos mexicanos llamados chorotegas-mangue y los náhuatl-pipilnicarao. Desarrollaron la agricultura intensiva en mayor escala que la de otros pueblos indígenas de la región. Cultivaban alternadamente maíz y frijoles, y también calabazas, algodón, chile, cabuya, tabaco y cacao, así como gran variedad de árboles frutales; utilizaban el sistema de quemas. Fueron magníficos ceramistas y tallistas en piedra, y producían artículos cultuales (incensarios, metates, pebeteros, efigies de dioses) y domésticos. (Costa Rica precolombina, Luis Ferrero, 1975) Gonzalo Fernández de Oviedo describe a los chorotegas, sus costumbres y rituales, de clara ascendencia náhuatl, su etnia de origen: “Los indios de Nicoya y de Orocí son de la lengua de los Chorotegas, é traen horadados los bezos bajos, é puestos sendos huesos blancos redondos del tamaño de medio real ó más, como lo hacen los indios en la Nueva España. Son flecheros é valientes hombres, é llámanse cristianos desde que Gil González anduvo por allí; pero yo creo que hay pocos de ellos que lo sean. Son idólatras é tienen muchos ídolos de barro é de palo en unas casillas pequeñas é bajas que les hacen dentro del pueblo, allende de sus casas principales de oración, que llaman teyopa en lengua de Chorotegas y en la de Nicaragua archilobo.” (G. Fernández de Oviedo) Formación política de los chorotega-mangue Cacicazgos guerreros, que a veces coexistieron con cacicazgos teocráticos. La organización social del cacicazgo se caracterizaba por un sistema de rangos, a los cuales se podía acceder por méritos guerreros o acciones en bien de la comunidad. En la escala más alta, la de los cacicazgos teocráticos, estaban los sacerdotes, quienes fijaban el calendario y la organización de las fiestas religiosas; efectuaban los sacrificios y enseñaban la doctrina sagrada. Los ancianos escuchaban el secreto de las confesiones por haber faltado a algún deber sagrado, como quebrantar las fiestas, blasfemar de los dioses, etc. Como penitencia podían ordenar llevar leña al templo o barrerlo. Con el acto ritual de barrer el templo se abría camino a los dioses de la lluvia. (Bobadilla 1959, IV:381. Citado en Luis Ferrero, 1975, p. 120) El gobierno de las comunidades estaba en manos de ancianos principales elegidos por voto, que conformaban el monexico o reunión. Esta reunión se efectuaba en galpones, especie de casas de cabildo. Para la guerra, elegían un capitán general. Tenían la potestad de elegir al sucesor del capitán general, o matarlo si su conducta era inconveniente para el sistema. (Fernández de Oviedo 1959, IV:364. citado en L. F, p. 118). Mitología chorotega Su mitología es similar a la de sus congéneres náhuatls, y de esto dan testimonio los cronistas de la Colonia, como se desprende de este texto de Gonzalo Fernández de Oviedo: “Los indios de Nicoya y de Orocí son de la lengua de los Chorotegas, é traen horadados los bezos bajos, é puestos sendos huesos blancos redondos del tamaño de medio real ó más, como lo hacen los indios en la Nueva España. Son flecheros é valientes hombres, é llámanse cristianos desde que Gil González anduvo por allí; pero yo creo que hay pocos de ellos que lo sean. Son idólatras é tienen muchos ídolos de barro é de palo en unas casillas pequeñas é bajas que les hacen dentro del pueblo, allende de sus casas principales de oración, que llaman teyopa en lengua de Chorotegas y en la de Nicaragua archilobo. Y entre las otras tienen otra manera de areito (baile) é rito, que es de aquesta forma. En tres tiempos del año, en días señalados que ya tienen por fiestas principales, este cacique de Nicoya é sus principales é la mayor parte de toda su gente, así hombres como mujeres, con muchos plumajes é aderezados á su modo é pintados, andan un areito á modo de contrapás en corro, las mujeres asidas de las manos é otras de los brazos, é los hombres en torno de ellas más afuera así asidos, é con intervalo de cuatro ó cinco pasos entre ellos y ellas, porque en aquella calle que dejan en medio, é por de fuera é de dentro, andan otros dando de beber á los danzantes, sin que dejen de andar los pies ni de tragar aquel su vino: é los hombres hacen meneos con los cuerpos é cabezas, y ellas por consiguiente. Llevan las mujeres cada una aquel día un par de gutaras ( ó zapatos nuevos); é después que cuatro horas ó más han andado aquel contrapás delante de su mezquita ó templo en la plaza principal en torno del montón del sacrificio, toman una mujer ú hombre (el que ya tienen ellos elegido para sacrificar) é súbenlo en el dicho montón é ábrenle por el costado é sácanle el corazón, é la primera sangre de él es sacrificada al sol. É luego descabezan aquel hombre é otros cuatro ó cinco sobre una piedra que está en dicho montón en lo alto de él, é la sangre de los demás ofrecen a sus ídolos é dioses particulares; é úntanlos con ella, é úntanse a sí mismos los bezos é rostros aquellos interceptores ó sacerdotes, ó, mejor diciendo, ministros manigoldos o verdugos infernales; y echan los dichos cuerpos así muertos á rodar de aquel montón abajo, donde son recogidos é después comidos por manjar santo é muy preciado. En aquel instante que acaban aquel maldito sacrificio, todas las mujeres dan una grita grande é se van huyendo al monte é por los boscajes é sierras, cada una por su parte ó en compañía de otra, contra la voluntad de sus maridos é parientes, de donde las tornan á unas con ruegos, é á otras con promesas é dádivas, é á otras que han menester más duro freno á palos é atándolas por algún día hasta que se les ha pasado la beodez; é la que más lejos toman, aquella es más alabada é tenida en más. Aquel día ú otro adelante de la fiesta de las tres, cogen muchos manojos de maíz atados, é pónenlos alrededor del montón de los sacrificios, é allí primero los maestros ó sacerdotes de Lucifer, que están en aquellos templos, é luego el cacique, é por orden los principales de grado en grado, hasta que ninguno de los hombres queda, se sacrifican ó sajan con unas navajuelas de pedernal aguda las lenguas é orejas y el miembro ó verga generativa (cada cual según su devoción) é hinchen de sangre aquel maíz, é después repártenlo de manera que alcance á todos por poco que les quepa, é cómenlo como por cosa muy bendita. (Gonzalo Fernández de Oviedo, citado en Luis Ferrero, “Historia de Costa Rica”, p. 40) “Tienen diversos dioses, é así en el tiempo de su cosecha del maíz, ó del cacao ó del algodón ó fésoles, con día señalado y en diferentes días, les hacen señaladas particulares é diferentes fiestas é sus areitos é cantares al propósito de aquel ídolo é recogimiento del pan ó fruto que han alcanzado.” (El descubrimiento y la conquista. Ricardo Fernández Guardia. Colección Biblioteca Patria No. 1, ECR, 1975, p. 41) Ferrero afirma que no se ha podido averiguar nada sobre los dioses chorotega-mangue (p. 128); considero, sin embargo, que el esquema religioso atribuido a los nicarao podría ser similar al de los chorotega-mangue, por el parentesco cultural nahua, y por eso lo registro aquí, con las reservas del caso. Si se lee con atención el texto de Fernández de Oviedo antes citado, o las concepciones sobre el destino de las almas de los guerreros, que “iban adonde sale el sol” (Bobadilla, 1959, IV: 369, citado en Ferrero, p. 130), o la antropofagia ritual, “típica de las clases sacerdotales y gobernantes” (p. 133), se verá que las referencias ritualísticas son similares a las de sus congéneres nahuas. Francisco de Bobadilla (1959, IV:365-384, citado en Ferrero, p. 126), registra los siguientes dioses entre los nicaraos: Tamagastad: (náhuatl Tlamacastl o Tlamacazqui: “el proveedor o dador de bienes”). Esta es una de las designaciones del dios de la lluvia, Tláloc. El llamarse Tláloc Tlamacazqui quiere decir que es dios que habita en el paraíso terrenal y que daba a los hombres los mantenimientos necesarios para la vida corporal. (Sahagún 1969, I:45). Cipattonal: es dueña de la noche, o más precisamente del momento que antecede al amanecer cuando aún hay oscuridad. Tiene estrecha vinculación con Teteu Innan, la madre de los dioses mexicanos; es decir, es una manifestación de Teteu. A esta pareja se les atribuía la creación del cielo, de los seres humanos, de la tierra y de todas las cosas. Esta pareja de dioses creadores fue asistida por otros dioses, entre ellos Oxomogo, Chalchigüegüe y Chicociágat. Creían que Oxomogo y Cipattonal intervinieron en los orígenes del hombre y del mundo y a ambos se les atribuía el calendario. Chalchigüegüe: (náhuatl Chalchihuitlicue: “la del faldellín de jade”), diosa de las aguas terrestres y marítimas, un atributo de la reina madre Teteu. Decían que era hermana de los dioses de la lluvia que llamaban Tlaloques. Chicociágat: (náhuatl Chicoace Acatl, “Seis Caña”), nombre de Cinteótl, dios de las mieses. Miqtanteot: (náhuatl Mictlantecuhtli) dios del mundo de los muertos. Quiateot: dios de la lluvia, el que envía el agua y hace los truenos y relámpagos y lluvias (Fernández de Oviedo 1959, IV:372), cuyo nombre se deriva del náhuatl Quiahuitl, “lluvia” y teotl, “dios”. Se lo ha conectado con uno de los nueve señores de la noche, deidad de la lluvia, servidor y acompañante de Tláloc. Omeyateite y Omeyatecigoat (Ometecuhtli y Omecihuatl): “el señor y la señora Dos”. La pareja primordial. Mixcoa: dios del comercio. Bisteot: (probablemente Apisteotl, “glotón”). Dios del hambre. Mazat: dios de la cacería de los venados. Toste: dios de la cacería de los conejos. Chiquinaut Ecat: náhuatl Chicnahui Ehécatl, “Nueve Viento”, día del nacimiento de Quetzalcóatl. Thomateot: Bobadilla afirma que probablemente significa Tomacteot, “gran dios”. Creo que se refiere a Tonatiuh, el Sol. Theobilchi (Teopiltzin): Hijo de Thomateot y que vivió en la tierra. Tamachas: una especie de ángeles pequeños. Tamacstli y Tamacaxtoval: A estos los nahuas los conocían como tlaloques, colaboradores del dios de la lluvia, y como Ehecatontin, auxiliadores del dios del viento. Hasta aquí los dioses nicaraos que Bobadilla registra, probablemente compartidos por los grupos chorotegamangue, quizás con algunas variantes en los nombres. *-*-*- OS GRUPOS INDÍGENAS COSTARRICENSES Recopilado por: José Carballo (antropólogo del Proyecto GEIC) Actualizado por Florybeth Sánchez E. (Coordinadora GEIC) Chorotega Territorio: Matambú Idioma: Extinto, Extensión: 1 710 hectáreas Se extendían por toda la zona de Guanacaste, el sur de Nicaragua y sectores de Puntarenas, de la misma forma que los huetares fueron exterminados. Fue la única región de influencia mesoamericana en Costa Rica, Esta es una comunidad dividida debido que la mezcla cultural y genética ha impedido identificarse como indígenas o bien guanacastecos, por lo que muchas personas no se consideran indígenas y preferirían que esta comunidad sea considerada como cualquier otra del país. Principalmente se podría hablar de la influencia en la cultura guanacasteca de parte de los Chorotega, esta se manifiesta en las comidas, el arte, la música y la tradición oral, mucha de estas tradiciones trascendieron a la cultura nacional debido al impulso del folclor guanacasteco en la cultura costarricense en la época liberal del siglo 19. A pesar de la existencia de rasgos indígenas en la cultura de los matambuseños, como la construcción de ranchos de madera rolliza y palma, es poco lo aún se mantiene de la muy rica cultura que tuvieron los Chorotegas y que se conoce parcialmente a través de las excavaciones arqueológicas y de las crónicas coloniales. Así, se han perdido tanto el idioma (que prácticamente solo permanece en toponímicos y algunas expresiones), la tradición espiritual indígena, los sistemas tradicionales de organización social. Es posible que se mantengan algunas formas tradicionales de producción, pero no se ha investigado adecuadamente. Es de notar que la mayoría de los matambuseños no parece estar de acuerdo con las regulaciones indigenistas del Estado, especialmetne en cuanto al regimen territorial que impone. En la actualidad, existen claramente dos bandos diferenciados en la comunidad, uno que defiende la Reserva Indígena y alega la necesidad de que Matambú se incluya dentro de las programaciones de la política indigenista y otro que asume la posición contraria y que, sin negar su identidad indígena, plantea incluso la necesidad de eliminar la condición de Reserva Indígena de Matambú. *-*-*-* El día que Cristóbal Colón llegó a lo que hoy día es llamada - Isla Uvita -, frente a las costa de Puerto Limón, más de 250.000 de personas y no menos de ocho diferentes grupos étnicos vivían en el área. "Los Chorotegas" cultura residente en el norte de Costa Rica se encontraban influenciados tanto por la cultura maya como azteca. Los Chorotegas eran considerados como la cultura Mesoamericana que se encontraban más al sur. Prueba está en que ellos también hablaban el dilecto "nahuatl" de los Mayas y los Aztecas. La zona de Guanacaste era el punto de convergencia de las culturas del norte y las del sur, para su constatación existen piezas de cerámica encontradas en la zona y actualmente en el Museo Nacional, con figuras y diseños tanto aztecas como incas en una misma pieza. Otros grupos étnicos como los Borucas, Bribri, Cabecar, Guaymí y Guatuso hablaban dialectos que tenían gran influencia de las culturas de Sur América. Estos dialectos se hicieron más complejos después de la llegada de las culturas Arawak y Caribe provenientes de las islas del Caribe y que se establecieron en la costa atlántica adicionando nuevos sonidos. De los que tenemos muy poco conocimiento es de la cultura indígena ubicada en la zona del Valle Central y región del Pacífico central, los huetares. Sabemos, su mayor producción era de cestería y sus trabajos en paja. Poca cerámica, y su dialecto totalmente perdido. Se han encontrado algunos vestigios en la zona de San Antonio de Belén, algunas calzadas de piedra, pero no de construcciones ya que los materiales usados eran paja para sus techos y barro para sus cimientos. Son muy pocas las palabras que hoy día todavía se usan de los dialectos indígenas, palabras como Talamanca (lugar de sangre), esto probablemente por la masacre de tortugas en la Costa Caribeña. Poás, que es una flor amarilla que se encuentra cerca de la cima del volcán. Esta referencia del vocabulario diario de los costarricenses. Los Bribri y los Cabecar han sido las únicas dos culturas que han podido mantener a través de los siglos sus mitos religiosos libres de la influencia de los cambios sociales y culturales. La fuerza de -"Sibú" su ser supremo y creador del universo aún se mantiene fuertemente en las mentes de todos aquellos que se hacen llamar Bribrí o Cabecar. Esta tradición se mantiene basada en las narraciones que han sido pasadas de generación en generación por más de 500 años y un fuerte arraigo a sus creencias. Hoy día, la cerámica chorotega, los jícaros de los Bribrí, los textiles de los Guaymí y el trabajo en piedra de los Guatuso aún nos cuentan historias. Las replicas o reproducciones son tan genuinas como las de hace 4 o 5 siglos. Las líneas y los colores nos cuentan historias, muestran creencias, relatan mitos y garantizan la reverencia de lo sagrado. La única diferencia es la edad de estos objetos, pero las arcillas, pinturas, materiales y métodos de producción son los mismos que usaban sus antepasados hace casi mil años. *-*-* La Región Chorotega se circunscribe a la provincia de Guanacaste. Esta se ubica en el extremo oeste de Costa Rica, incluye la mayor parte del territorio que se anexó al país el 25 de julio de 1824. Es la segunda provincia más grande en extensión del territorio nacional, con 10.140 kilómetros cuadrados. Sus límites comprenden la República de Nicaragua al norte, al este con la provincia de Alajuela, al sur con la provincia de Puntarenas y al oeste con el Océano Pacífico . Su nombre proviene del árbol nacional de Costa Rica y su capital es Liberia nuestro país. Aquí se encuentra el segundo aeropuerto internacional del país, llamado aeropuerto Internacional Daniel Oduber. La provincia se divide políticamente en 11 cantones, estos son: Liberia, Nicoya, Santa Cruz, Bagaces, Carrillo, Cañas, Abangares, Tilarán, Nandayure, La Cruz y Hojancha. En tan pequeña superficie se encuentran sistemas fisiográficos desde mesetas y llanuras hasta un complejo sistema orográfico todos de gran valor geocientífico. Esta Región es un lugar excepcional en cuanto a sitios de gran variedad y diversa geomorfología; los afloramientos rocosos son de diferente origen constituidos en su mayoría por basaltos, andesitas, ignimbritas, píroclastos, diatomitas, brechas, calizas, areniscas, lutitas, arcillas y yacimientos minerales metálicos como oro y plata (no se explotan). *-*- Ecomuseo de la Cerámica Chorotega San Vicente de Nicoya Los Ecomuseos plantean una estrategia de gestión donde un territorio se convierte en el espacio mismo de exhibición, pero entendido este en su relación inseparable con la herencia cultural y natural, así como con las personas que lo habitan. Este es el caso del Ecomuseo de la Cerámica Chorotega en donde la comunidad nicoyana de San Vicente nos invita a vivir la experiencia del trabajo tradicional en cerámica, cuya práctica se recrea en cada una de las casas-taller de los artesanos. Este museo es una iniciativa comunitaria, participativa e integradora. Para Mauricio Grijalba quien ha sido líder en el Ecomuseo desde hace varios años, el ecomuseo “es un instrumento de educación y difusión de los recursos naturales y culturales de la comunidad, es una forma de preservar nuestra memoria, lo que fue la cultura chorotega que hoy continúa a través de la cerámica como arte milenario”. Una de las principales tareas del ecomuseo es la preservación de la cerámica tradicional, la cual según los dirigentes del proyecto es un elemento representativo de la identidad guanacasteca. Para Lucina Grijalba de la junta directiva del ecomuseo, el principal aporte a la preservación de esta identidad es la gran proyección de la práctica artesanal que se está llevando a cabo de las numerosas visitas que se reciben: “Estamos siendo visitados por grupos de estudiantes de todos los niveles de educación y de diferentes lugares del país como San Ramón, Limón y Liberia” apunta Lucina. De igual forma, este es un museo único en Guanacaste y como pocos a nivel de las comunidades del país. Una opción diferente en tiempos globalizados Si bien es cierto acostumbramos al hablar de Guanacaste en pensar en los grandes proyecto turísticos, el Ecomuseo de la Cerámica Chorotega es un proyecto sostenible y cuyo impacto se dirige en beneficio de la comunidad. Para el líder de San Vicente Mauricio Grijalba, quien también es estudiante de turismo, el ecomuseo propone “un turismo educativo y saludable, no se trata de un turismo masivo como el de las playas de Guanacaste, sino que ofrece una experiencia comunitaria de convivencia con la población en un ambiente de paz y enorme belleza escénica”. Actualmente se ofrecen los servicios de visita guiada en el centro de interpretación y en el resto de la comunidad, comidas típicas, demostración del trabajo en cerámica, taller de elaboración de su propia pieza, la cual dependiendo del tiempo de estadía puede hasta llevarse horneada. Lo cual se combina con la visita al entorno natural de la comunidad. Proyectos El ecomuseo ha permanecido en constante desarrollo desde su apertura en 2007. Actualmente es un importante centro educativo no solo para San Vicente, sino que también para las comunidades aledañas. Se colabora con el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) en capacitaciones sobre hidroponía, bisutería y turismo local, además con las universidades públicas se desarrollan capacidades en manejo del idioma inglés y apoyo a la producción de la cerámica. En ese sentido, las prioridades giran alrededor de culminar los módulos educativos del centro de interpretación, tanto para contar con más espacio para las capacitaciones, como para dar lugar a los equipos con que se participará en el Sistema de Información Cultural impulsado por el Ministerio de Cultura y Juventud. Por último, la invitación queda abierta para visitar San Vicente. Como bien nos dicen sus líderes, el ecomuseo está a disposición de nacionales y extranjeros, para conocer la tradición milenaria y aportar al rescate de las tradiciones guanacastecas más puras. “Los libros son una cosa y estar en presencia de la actividad milenaria es otra” Ecomuseo de la Cerámica Chorotega San Vicente de Nicoya Cómo llegar: Desde Nicoya: de la entrada principal se toma el camino a San Antonio, 16 Km norestes por camino de lastre en buen estado Desde Santa Cruz: 14 Km noroeste del cruce a Santa Bárbara por camino asfaltado. Horario: de 8:00 AM a 4:00 PM Servicios: Exhibición museográfica, exposición y venta de cerámica chorotega, charlas sobre la historia del Ecomuseo y la comunidad, demostración y taller de la elaboración de la cerámica, comidas tradicionales. (los servicios deben ser contratados con antelación) Tel. 2681-1563
[email protected] www.ecomuseosanvicente.org