La hermosa Johanna Sherwood, condesa de Carew, estuvo locamente enamorada de Adrian Delacourt, el oscuro atractivo, y devastadoramente encantador Duque de Roxbury. Eso fue antes de casarse con él. Eso fue antes de que él mostrara su verdadera naturaleza cuando la acusó de infidelidad arrastrado su nombre por el fango. Eso fue antes de que ella huyera a Italia con el mejor amigo de Adrian, Gareth Sherwood, quien la rescató de la ruina total de su divorcio al hacerla su esposa. Ahora Johanna ha regresado a Inglaterra como una viuda joven encantadora sólo para descubrir que nada ha cambiado. El escándalo injusto todavía envuelve su nombre y el amor imposible aún ardía en su corazón. Johanna sabía muy bien que no debería dudar en la elección entre el Duque de Roxbury y Lord John Barrasford. El duque era exactamente como ella lo recordaba de su breve y desastroso matrimonio, arrogante, desconfiado, implacable e impaciente por creer lo peor de ella rechazando oír sus explicaciones. Lord John Barrasford era todo lo contrario atento, comprensivo, elogiándola y comprometiéndose hacerla la más feliz de las mujeres. Obviamente esto no debería hacerla dudar: volver con el terrible duque o abrir sus brazos y corazón a la adoración que le profesaba Barrasford.