Lo caribeño, de donde parte lo dominicano, puede muy bien concebirse desde un horizonte lúdico, rítmico, bailable. Para mí, el problema es con quién bailo; porque desde que sentí el deseo de caminar con otros y ver las estrellas, creo que es con los pobres con los que debo echar mi suerte; mientras muchos bailan --como en una fiesta de disfraces-- busco razones para pensar o reflexionar por un mundo mejor.
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