Desde diciembre de 1998 se casó una apuesta entre sectores de la sociedad venezolana. Entre quienes se refugian en vaticinios catastróficos como el formulado por la periodista arriba citada, y quienes alientan una visión esperanzada sobre el futuro de Venezuela, como el taxista mencionado. Ojala las páginas que vienen suministren a los lectores elementos de juicio para hacer sus propias apuestas.