Las Obras de Misericordia Anselm Grun

June 2, 2018 | Author: clarafran | Category: Mercy, Jesus, Love, Eucharist, God
Report this link


Description

Nueva edición del libro Entrañas de misericordia. Caminos para transformar el mundo © Editorial Sal Terrae, 2009 Título del original en alemán: Damit die Welt verwandelt wird. Die sieben Werke der Barmherzigkeit © Gütersloher Verlagshaus, 2008 Gütersloh www.gtvh.de Traducción: José Pedro Tosaus Abadía José Manel Lozano-Gotor Perona Editorial Sal Terrae, 2015 Grupo de Comunicación Loyola Polígono de Raos, Parcela 14-1 39600 Maliaño (Cantabria) Tfno.: + 34 942 369 198 / Fax: + 34 942 369 201 [email protected] / www.salterrae.es Imprimatur: * Vicente Jiménez Zamora Obispo de Santander 17-02-2009 Diseño de cubierta: Magui Casanova Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com / 91 702 19 70 / 93 272 04 47). Con las debidas licencias: Impreso en España. Printed in Spain ISBN: 978-84-293-2519-5 Depósito Legal: SA-683-2015 Impresión y encuademación: Grafo, S.A. Basauri (Vizcaya) 61 Visitar a los enfermos ............................................... 97 LAS OBRAS DE MISERICORDIA 5 ...........Índice Prólogo a la nueva edición en lengua española ......................................... 31 Dar de beber al sediento ..................................................................... 79 Segunda Parte LAS OBRAS ESPIRITUALES DE MISERICORDIA 1................. 5...................................... 7 Introducción .. 6.... ......................................................................................... 13 Primera Parte LAS OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA 1..... 89 2.......................... 3............................. Corregir al que yerra.... 39 Vestir al desnudo ............................................ 47 Dar posada al peregrino ....... 7.. 4.... Enseñar al que no sabe .... 69 Enterrar a los muertos ... Dar de comer al hambriento ....................................... 53 Redimir al cautivo . 2..... .......... 111 Sufrir con paciencia lo molesto del prójimo.......... ............. ........... 145 Bibliografía ............... 127 Orar a Dios por los vivos y difuntos ............ 4.................. 103 Consolar al triste .............. .. 5....... 7..... 135 Conclusión .................. Dar buen consejo al que duda .............................. .............. 119 Perdonar de buen grado a quienes nos injurian ....... 6...............................3.................... 151 6 ANSELM GRÜN .. la misericordia como actitud fundamental. Jesús nos ex­ horta a ser tan misericordiosos como nuestro Padre ce­ lestial: «Sed compasivos como vuestro Padre es compa­ sivo» (Lc 6. una certera descripción de lo que Jesús hizo. por otra. Jesús nos cuenta la maravillosa parábola del padre misericordioso.36). por una par­ te. es amor misericordioso. que pretende ser una invitación a medi­ tar este mensaje central de Jesús y a reconocer. Y.11-32). sobre todo del trato que dispensó a los pobres. enton­ ces nos hacemos partícipes de Dios y visibilizamos su LAS OBRAS DE MISERICORDIA 7 . El papa ve en la misericordia. En el Evangelio de Lucas. La esencia de Dios es la misericordia. Y ha convocado el Año de la Misericordia. Lc 15. per­ cibe en la imagen de Dios que Jesús nos anunció la mi­ sericordia como el más importante atributo divino. Si somos misericordiosos con nosotros mismos y con las personas con las que tratamos.Prólogo a la nueva edición EN LENGUA ESPAÑOLA El papa Francisco ha elegido la misericordia como con­ cepto clave de su pontificado. en las pa­ labras y hechos del Señor. que acoge al hijo pródigo entre sus bra­ zos y lo besa (cf. Dios es misericordia y amor. el papa Francisco habla también de las obras corporales y espirituales de misericordia. así también existen siete obras de misericordia. de catorce obras de misericordia que vienen en nuestra ayuda en los catorce aprietos que nos presenta el vía crucis.31-46. Pero podemos asimismo hablar de las catorce obras de misericordia. Y tal es la esencia del cristianis­ mo: hacer experimentable en este mundo. cabalmente en nuestra época. justamente para los pobres. Pero hoy ya no nos atene­ mos tan firmemente a la distinción entre obras corporales y espirituales. En el Medievo se añadieron a las siete obras cor­ porales otras siete espirituales. Se trata. Las obras de mi­ sericordia constituyen. por decirlo así. hablamos de siete obras de misericordia que tocan tanto el cuerpo como el alma. 8 ANSELM GRÜN . Catorce es siempre el número del auxilio y la sanación. Las catorce obras de misericordia guardan paralelismo con las catorce estaciones del vía crucis. En lugar de ello. la misericordia divina. Siete es el número de la transformación. que fueron desatendidas en su infancia. que impreg­ nan el mundo con el Espíritu de Jesús y lo transforman.Espíritu en el mundo. Así como hay siete sacramentos y siete dones del Espíritu Santo. Ba­ sándose en el discurso de Jesús sobre el juicio en Mateo 25. la tradición singularizó las siete obras de mise­ ricordia. un remedio. una medicina para las numerosas personas que hoy son heridas. En su bula sobre el rostro de la misericordia (Misericordiae vultus). Y esas catorce obras de misericor­ dia pueden restañar las catorce heridas que se muestran en las catorce estaciones del vía crucis. Mt 9.13 y Mt 12. no sacrificios» (Os 6.6. citado en Mt 9. Los po­ bres son los auténticos destinatarios de la misericordia divina. nos acercamos a los enfermos necesitados de médico y a los pecadores. Jesús se vuelve precisamente hacia los pobres. al igual que Jesús. También nosotros deberíamos aprender esto de Jesús: hemos de considerar y estudiar la Biblia con la vista puesta justo en la misericordia. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 9 .7). Si com­ prendemos la misericordia divina. Para Jesús. también tratamos mi­ sericordiosamente a los pobres.1-8). mostrando así a los fariseos que para él la misericordia es más importante que los sacrificios. Entonces. Jesús exhorta a los fariseos a que vayan a aprender lo que el profeta Oseas quería decir con estas palabras. Entonces se nos revela lo específico del mensaje de Jesús. las obras de misericordia son expresión de nuestra dedicación a los pobres. a quienes son empuja­ dos por la sociedad a los márgenes. Mt 12.que a consecuencia de la pobreza ven vulnerada su dig­ nidad. a quienes la sociedad conde­ na como impenitentes o fracasados (cf. La frase: «Id a aprender». Y dejamos de condenar a otros que no se atienen a las nor­ mas de la Iglesia o la sociedad (cf. que son forzadas por la guerra y el terrorismo a huir de sus hogares. Dos veces cita Jesús en el Evangelio de Mateo el dicho del profeta Oseas: «Misericordia quiero. el verdadero tema de la escuela bíblica es aprender y comprender la misericordia.9-13). es una ex­ presión del lenguaje escolar. Las catorce obras de misericordia nos alientan a una espiritualidad terapéutica. Para el papa Francisco. Agradezco a Sal Terrae y Ediciones Mensajero que hayan traducido ya al español más de ochenta libros míos. Gracias al papa Francisco. De este modo. España desempeña un pa­ pel especial en la historia de mi vida. a fin de que nuestra misericordia restañe las heridas de los hombres y nuestro mundo devenga más humano. Siguiendo el ras­ tro de sus antepasados. más cálido. mi padre descubrió que entre ellos se cuentan judíos españoles que en el siglo XVI emigraron a Alemania.Este libro sobre las siete obras de misericordia lo escribí en 2008. Me alegro. Ojalá que las palabras del papa y las palabras de Jesús en el Evangelio nos in­ troduzcan de nuevo en el misterio de la misericordia. más misericordioso. 10 ANSELM GRÜN . el libro ha cobrado renovada actualidad. a fin de que también hoy el mundo en que vivimos sea transformado por la misericordia. Y agradezco poder devol­ ver a los cristianos españoles algo de lo que de ellos he recibido como regalo a través de mis antepasados. Así. Y se hace manifiesto que el papa capta perfectamente el núcleo del Evangelio cuando coloca la misericordia en el centro de su predicación. el mensaje del papa Fran­ cisco se enraíza hondamente en la tradición cristiana. pues. en mi pensamiento me sien­ to emparentado con España. a través de la exégesis bíblica y de la mirada puesta en la interpretación de las obras de misericordia. Con mucho gusto escribo este prólogo para la nueva edición en lengua española. de que la editorial Sal Terrae reedite ahora esta obra con mo­ tivo del año jubilar. Y así. el mundo en el que vivimos será penetrado e impregnado más y más por el Espíritu de Jesús. mediante nuestro estudio y nuestra práctica de la misericordia. Anselm Grün. Entonces en­ tenderán y vivirán de modo nuevo el mensaje liberador y sanador de Jesús. osb Münsterschwarzach 21 de octubre de 2015 LAS OBRAS DE MISERICORDIA 11 .Ojalá que este libro contribuya a que los lectores y lectoras entren en contacto aún más profundamente con la misericordia que late ya en su corazón. P. Je- LAS OBRAS DE MISERICORDIA 13 .34-36). y me acogisteis. enfermo. pero no a Cristo. a Cristo. En el juicio final. y me disteis de comer. recibid la herencia del Reino pre­ parado para vosotros desde la creación del mundo. y acudisteis a mí» (Mateo 25. y me disteis de beber. visitado y vestido. y me visitasteis.Introducción El texto bíblico al que se remontan las siete obras de misericordia es el gran discurso del juicio final que Jesús pronuncia en el evangelio de Mateo (Mateo 25.31-46). Mateo los llama «justos». Ellos sólo veían a las personas concretas. tuve sed. Por­ que tuve hambre. Sin embargo. él convocará a los seres hu­ manos de todo el mundo y separará a unos de otros. les dirá: «Venid. sino de haber dado de comer y de beber. y me vestísteis. en la cárcel. Jesús habla de sí mismo como Hijo del hombre y como Rey. A quienes han llevado a cabo estas obras de amor. A aquellos a quienes invita a su gloria. Los justos no se asombran de haber hecho esas buenas obras por la gente. estaba desnudo. era forastero. En él. benditos de mi Padre. Jesús se identifica con los ham­ brientos. más bien. Jesús juzga nuestra condición cristiana por nuestro comportamiento con el prójimo. Gutiérrez. Este texto ha conmovido desde siempre a los cristia­ nos. Lo que se ventila en nuestra con­ ducta con respecto al prójimo es. los forasteros. nuestra re­ lación con Jesucristo. lo que le hacemos al prójimo se lo hacemos. sobre todo. en definitiva.sús les responde: «En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños.40). Lima 1971 ]). Pero Jesús no pre­ tende aquí moralizar. es la realidad decisiva de nuestra fe. los sedientos. Gustavo Gutiérrez ve este pasaje como la prueba de que. a Cris­ to. en este texto lo importante es. La teología de la libe­ ración ha puesto este texto en el centro de su mensaje. los desnudos. a mí me lo hicisteis» (Mateo 25. los enfermos y los encarcelados. Fue denominado el compendio del evangelio ente­ ro. lo importante será cómo nos hemos encontrado con los demás y cómo los hemos tratado. que obremos el amor por sí mismo. 14 ANSELM GRÜN . al margen del sacramento del prójimo no hay nin­ gún camino que conduzca a Dios: «Pues el amor a Dios no puede expresarse de otro modo que en el amor al prójimo» (cita de Luz 523. y no por esperar de ello una recompensa. 186 [original castellano: Teología de la libe­ ración. Aun cuando no nos demos cuenta de ello. Theologie der Befreiung. Al final de nuestra vi­ da. Para Immanuel Kant. o de que en el hermano o la hermana reconozcamos o no a Cristo. Ya la Iglesia primitiva amplió las seis obras que Je­ sús enumera en este texto con la séptima obra: enterrar a los muertos. abre así el mensaje de Jesús a todos los seres humanos de todas las religiones. Lactancio. no obstante. en textos budistas antiguos y en Ovi­ dio. este discurso de Jesús desempeña un papel importante sobre todo en el diálogo con otras religiones. por ejemplo en el Libro de los muertos de los antiguos egipcios.que LAS OBRAS DE MISERICORDIA 15 . en úl­ tima instancia. Aun cuando no sigamos a Paul Tillich. el elocuentísimo predicador. indepen­ dientemente de que creamos o no en Cristo.31-46 no parece tener nada que ver con una religión en especial. «La norma según la cual el Hijo del hombre juzga a los seres humanos en 25. llevó a cabo a principios del siglo IV esta ampliación a la vista de un pasaje del libro de Tobías (Tobías 1. Werke V. 524. 66-67). Paul Tillich ve en Mateo 25 un texto que «libera la imagen de Jesús de un particularismo que lo convertiría en posesión de una re­ ligión determinada» (ibid. Él todavía sabía -como la entera Iglesia primitiva. En el modo en que nos comportemos con el ser humano se hace visible.Además. Los seres humanos no saben en absoluto que en el prójimo están sirviendo a Cristo. este texto. La lista de obras de amor que Jesús exige de sus discí­ pulos la encontramos también en otras religiones y en sus textos.17). es universal» (Luz 524). nuestra relación con Jesucristo. Tillich. 6-7). en lugar del ayuno exterior. se exhorta una y otra vez al ser humano a seguir a Dios. las obras de amor son actos que requieren la entrega total de la persona. Y por las obras de amor se decide también si el judío piadoso sale airoso del juicio. en el profeta Isaías. Ya en el Antiguo Testamento. Dios exige: «Éste es un ayuno como a mí me gusta: des­ hacer los nudos de la maldad. Dar de comer al hambriento se convierte para él en alimentar a los hermanos y herma­ nas con comida espiritual. que partas tu pan a los hambrientos y recibas en ca­ sa a los pobres sin hogar. Por el contrario. y de tu semejante no te apartes» (Isaías 58. que cuando veas a un desnu­ do le cubras. Vestir al desnudo le hace pen­ 16 ANSELM GRÜN . que visita a los enfermos (Abrahán en Mambré). viste a los desnudos (Adán) y da sepultura a los muertos (Moisés). sino que las ex­ plicó espiritualmente. que contiene la explicación judía de los textos del Antiguo Testamento. el culto y las obras de amor.la enumeración de las buenas obras tiene un trasfondo bíblico. Así. el mundo descansa sobre tres columnas: la Torá. Orígenes no se limitó a entender las obras de mise­ ricordia de manera puramente exterior. soltar las coyundas del yugo. En el Talmud. La teolo­ gía rabínica distingue entre las «obras de amor» y las li­ mosnas. Dios manda a los seres humanos que muestren misericordia con el próji­ mo. Según un texto judío. dejar libres a los maltratados y arrancar todo yu­ go. Las limosnas son entregas de dinero. Quien lea este Salterio debe recordar que su oración se ha de ex­ presar en un comportamiento nuevo. La urna que se conserva en Marburgo con las re­ liquias de santa Isabel representa las obras de miseri­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 17 . Visitar al hermano puede significar tam­ bién consolarle. sino también dejar entrar a Cristo en la ca­ sa de nuestra alma. Con frecuencia. del año 1131. Él distingue. La encuadernación del Salterio de Melisenda. por ejemplo. Luego. en la Edad Media. A partir de Orígenes. Tomás de Aquino explica estas 14 obras como virtudes del amor. o en el Baptisterio de Parma. San Agustín prolonga esta tradición. en la puerta de san Galo de la catedral de Basilea. la interpretación espiritual de la Escritura vio las obras de misericordia como imáge­ nes de nuestra relación con Jesucristo. las 14 obras de misericordia se inculcan mediante rimas mnemotécnicas latinas. del año 1196. Macario en­ tiende la hospitalidad como una parada de Cristo en el alma humana. a su vez. Así. presenta las siete obras de misericordia. En la Edad Media. entre buenas obras que afectan al cuerpo del prójimo y buenas obras que atañen a su al­ ma.sar en la vestidura de la sabiduría que hemos de ofrecer a los demás. que data aproximada­ mente del 1170. El arte asumió dichas obras de misericordia. esta división en obras corporales y espirituales de misericordia se desarrolló aún más. No sólo hemos de acoger al hermano en nuestra casa. las obras de misericordia aparecen también en representa­ ciones del Juicio final. Por eso acabó dejándose de lado. se decía. Se crearon hospitales.cordia. con motivo del 800 aniversario del nacimiento de 18 ANSELM GRÜN . escritores famosos como Josef Martin Bauer. Por aquel entonces se discutía sobre todo si las obras son decisivas para el juicio o si lo único importante es la gracia de Dios. las obras de misericordia se institucionali­ zaron. Luise Rinser. las obras de misericordia pasaron a segundo plano. En la Edad Media. Las obras personales de mi­ sericordia eran ridiculizadas como poco eficaces. Isabel era tenida por la santa que vivió de manera ejemplar lo que Jesús exige de los cristianos en su discurso del juicio final. la Ra­ dio Sudoeste de Baden-Baden y la Radiodifusión Bávara de Múnich invitaron a poetas y escritores católicos y evangélicos a hablar de las obras corporales y espiritua­ les de misericordia. Albrecht Goes. Más tarde. Edzard Schaper y Reinhold Schneider hablaron de ma­ nera impresionante sobre ellas desde la situación de la posguerra. En la época de la Reforma. Así. La beneficencia se debe organizar. Así. hay que hacerlo polí­ tica y socialmente. asilos para los sin techo y comedores de beneficencia. en los últimos 50 años apenas se han escrito libros sobre las obras de misericordia. En el año 1958. Tuvieron que pasar cincuenta años antes de que. El discurso del juicio final pronunciado por Jesús no encajaba demasia­ do bien en la doctrina de la justificación sólo por la fe. Otto Karrer. en la épo­ ca moderna. Si se quiere ayudar a la gente. Rezo por ti. La otra dificultad es­ triba en la dimensión política de la ayuda. No quiero presentarme como el sabelotodo que amonesta a los demás diciéndoles que han de realizar de una vez tales obras y dar abundante­ mente para quienes tienen hambre. Camino un rato contigo. no obstante.Isabel de Turingia. Se trata de una tentativa de traducir a nuestro tiempo las obras clásicas de misericordia: 1. 4. Te visito. el obispo Joachim Wanke invitara a teólogos y personas de la vida pública a reflexionar so­ bre las obras de misericordia y a traducirlas a nuestro tiempo. 5. Comparto contigo. este obis­ po les planteó a todas esas personas la pregunta de qué entendían por misericordia hoy. Pero mi deseo es. Te escucho. En el presente libro me gustaría permanecer fiel a la división clásica en 7 obras corporales de misericordia y 7 espirituales. sus respues­ tas entraron en una formulación nueva de las 7 obras de misericordia. En esto veo dos dificultades. 3. Como preludio del año jubilar 2007. 6. 7. ¿Son las obras cristianas de misericordia sólo un grano de arena en el desierto? ¿No debiéramos más bien transformar políticamente el mundo de manera que no existan ya pobres. Más tarde. Hablo bien de ti. 2. Tú estás incluido. desnudos ni sin techo? El mensaje de Jesús de­ sea abrirnos los ojos al modo en que podemos hacer efi­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 19 . intentar describir dichas obras de manera adecuada a nuestra sensibilidad actual. Una es el peligro de moralizar. no porque vayan a recibir una recompensa. la paz y el bienestar reinen en el mundo entero. allí donde Dios nos to­ que. Lo único que deseo es hacer como Jesús en su sermón del juicio final: abrirnos los ojos para que. que se hace más sana cuando me dedico al enfermo. siempre hay en el entorno más inmediato espacio suficiente para llevar a cabo las obras corporales y espirituales de misericordia. sea corporal o espiritualmente. Pero no basta que carguemos con las obras de misericordia sólo a los políticos. Del sermón del juicio pronunciado por Jesús se desprende que éste no moraliza. Con ello nos excusaríamos de realizar nuestra aportación a un mundo más humano. de respeto y no de desprecio. estemos dispuestos a mostrar misericordia al her­ mano o la hermana.caz en el mundo entero el espíritu de misericordia y no de explotación. que más bien promete una rica re­ compensa a quienes realicen estas obras de misericor­ dia. sino porque se dejan conmover por la persona que pasa necesidad. Nuestro obrar tiene siempre una repercu­ 20 ANSELM GRÜN . Cuando me dejo tocar por el hermano y por la hermana que me mueven a una obra de misericordia. y que cubro mi propia desnudez cuando visto al desnudo. Con esto no deseo crear en los lectores y lectoras la ma­ la conciencia de que hacen demasiado poco. Pero la paradoja es que ellos hacen tales obras. vivo una re­ compensa interior. Siento que mi vida se hace más rica cuando doy. Por más que la perspectiva política y económica sea importante. En todo compromiso político. con las obras de misericordia no podemos esperar hasta que la justicia. ra­ chamim. sino que siempre es también un hacer.sión en nosotros mismos. Dios se muestra misericordioso con el ser humano cuando se encuentra con él de manera cordial. así se dedica Dios maternalmente a noso­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 21 . Las obras de misericordia también nos hacen bien. gratitud interior porque el encorvado se aparta de nosotros más erguido y el desnudo redescubre su dignidad regia. Por eso quisiera yo escribir un par de pensa­ mientos sobre dicha actitud. los hambrientos. los sin techo. Las hacemos por­ que nos dejamos tocar el corazón por los pobres. al que lle­ va en el seno. «seno materno». Pero no las hace­ mos para mostrarnos algo de bondad. Pero la misericordia de Dios exige también de los seres humanos que se muestren mutuamente misericordia. Con ellas se habla sobre todo de Dios como misericordioso. la misericordia nunca es tan sólo una manera de pensar. cuando le perdona su culpa. deriva de la palabra rechem. En la Biblia hay distintas nociones e imágenes de la misericordia. La actitud fundamental de las catorce obras es la mi­ sericordia. La paradoja es que. La pala­ bra hebrea hesed significa cordialidad y bondad. Así. experimentamos en nuestra persona la realización de nuestra vida. bondadosa y bené­ vola. Con ellas también nos mostra­ mos misericordia a nosotros mismos. Lo mismo que una madre se dedica a su hijo. los enfermos y los encarce­ lados. cuando nos olvidamos de no­ sotros porque nos dedicamos a otro. En el Antiguo Testamento son sobre todo dos las palabras utilizadas para denotar «misericordia»: hesed y rachamim. La otra palabra. lo presentó como el Salvador misericordioso. Dios trata al ser humano con la misma ternura que una madre. sino que cree al ser humano capaz de de­ sarrollarse como un niño. cada vez más. David se muestra mi­ sericordioso con Saúl cuando no se aprovecha de su po­ der. Y él mismo trató a la gente de manera misericordiosa. Pero todos los evangelistas informan sobre el obrar misericordioso de Jesús. que también aparece en nombres de personas como Ana o Juan. La com­ pasión de un ser humano por otro se suele expresar con la palabra harían. La misericordia del ser hu­ mano se manifiesta en su solicitud por los pobres y mí­ seros.tros. que describe a Jesús sobre el telón de fondo de la teología judía. la misericordia es el afecto o abajamiento del superior hacia el inferior. Algunos piensan que el Antiguo Testamento descri­ be a Dios sobre todo como juez. En éste. Esta actitud se atribuye sobre todo a Dios con respecto al ser humano. y apenas a los seres humanos con respecto a los demás. La mise­ ricordia es su esencia. Dios no hace valoraciones. Preci­ samente Mateo. desde siempre. hasta llegar a ser tal como él lo ha pensado. sino que es benévolo con él. En el griego del 22 ANSELM GRÜN . Jesús puso este mensaje de la mi­ sericordia de Dios en el centro de su predicación. en su seno. lo lleva. pero también por el ganado. por decirlo así. En este caso. los seres humanos. Pero ésa es una inter­ pretación parcial del Antiguo Testamento. Dios es también. el misericordioso. Se de­ ja herir para curar las heridas de todos ellos. Abre su corazón a aquel que se siente rechazado y excluido por todos (Marcos 1. En Mateo. En los evangelios.Nuevo Testamento hay tres palabras distintas para de­ notar «ser misericordioso»: 1. Se abre a aquel que ya­ ce allí. esta palabra sólo aparece en los sinópti­ cos. en sus entrañas. Las entrañas son para los griegos el lugar de los sentimientos vulnerables. Además. Le deja entrar en él. y tiene compasión de él (Lucas 10. Splanchnizomai = conmoverse en las entrañas. el término se utiliza tres veces en pa­ rábolas de Jesús. Nueve veces. en su corazón. Jesús se abre a los seres humanos en su vulnerable condición humana. no en relación con la persona in­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 23 . este término aparece tres veces. mientras que el sacerdote y el levita se cierran y pasan de largo. Se utiliza sobre todo con Dios y Jesucristo como suje­ to. Y Dios como Padre misericordioso tiene compasión del hijo perdido (Lucas 15. El samaritano muestra misericordia al hombre que había caído en manos de ladrones. Jesús tiene compasión del leproso. El Dios misericordioso hace a los seres humanos entrar en sí mismos. en lugar de exigirle el cobro de la deu­ da de manera inmisericorde (Mateo 18. sin em­ bargo. al borde de la carretera. Aquel a quien Dios ha perdonado toda su deuda ha de ser también misericordioso con su consiervo.20).41). se utiliza esta palabra en las historias de mi­ lagros.27).33). Como Jesús.36). 2. Para mí. les da de comer (Mateo 14. que excluyen a los pecadores y para los cuales el mandamiento del ANSELM GRÜN . que es­ tá herida y desconcertada. una reacción útil ante la situación apurada de otro. sen­ tir con ellas. Debido a que Jesús se de­ ja tocar por el sufrimiento. sintió compasión de ella. si­ no que además incluye siempre una acción compa­ siva. Jesús se defiende de los fariseos. la desorientación y el agotamiento de la gente. abrirles nuestro corazón y hacer por ellas lo que hizo Jesús. Mateo cita dos veces en su evangelio estas pa­ labras del profeta Oseas: «Misericordia (eleos) quie­ ro.14 y Ma­ teo 15. cura a los enfermos. Somos en­ viados a la gente que está cansada y abatida.32) y les envía sus discípulos. Esta palabra griega expresa misericordia co­ mo atención emocional a quien está en un apuro. porque estaban cansados y abatidos como ovejas que no tie­ nen pastor» (Mateo 9. El discurso de misión de Jesús viene inmediatamente después del texto donde se afirma que Jesús tiene compasión de la gente. hemos de dedicarnos misericordiosamente a las personas.7). «Y al ver a la muchedumbre. anhela la curación y carece de guía.13 y 12.dividual. herida. sino con la multitud que está hambrienta. 24 Eleos. Eleos no es nunca una simple manera de pensar. esto significa que Jesús nos con­ vierte en mensajeros de su misericordia. anun­ cia su mensaje. y no sacrificios» (Mateo 9. Con esta frase. canta­ mos en cada celebración de la Eucaristía. Así se lo promete Jesús en la biena­ venturanza (Mateo 5. y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia. Hijo de LAS OBRAS DE MISERICORDIA 25 .22). Y la ora­ ción a Jesús. Entonces hemos de pe­ dir la compasión de Jesús.47-48). Los discípu­ los de Jesús no han de ocultarse detrás de leyes y re­ glamentos. como padres o madres. El cristiano ha de imitar al Maestro en su dedicación misericordiosa a los peca­ dores y excluidos. Mateo pone también esta invocación en los labios de la mu­ jer cuya hija está enferma (Mateo 15.15). A menudo nos sentimos desamparados. cuando nuestros hijos evolucionan de modo contra­ rio al esperado o enferman. El cie­ go Bartimeo grita por dos veces: «¡Jesús. que la Iglesia oriental nos recomienda como camino de meditación. Si son mi­ sericordiosos. también ellos experimentarán a su vez misericordia. La Iglesia nos ha puesto esta invocación en el corazón: Kyrie eleison.sábado es más importante que el hambre de la gen­ te. y en los del padre cuyo hijo es sonámbulo y se cae una y otra vez al fuego o al agua (Mateo 17. Pero en su apuro puede volverse a su vez a Jesús y confiarse a su misericordia.7). del aneto y del comino. la misericordia y la fe» (Mateo 23. Su conducta ha de estar marcada por una dedicación misericordiosa a las personas. les recrimina a los fariseos: «Pagáis el diezmo de la menta. En sus ayes. ten mise­ ricordia (eleison) de mí!» (Marcos 10. vincula con cada res­ piración esta súplica: « Señor Jesucristo.23). Si Jesús nos exhorta a la misericordia. que se acerca y trata a cada persona con misericordia. Dicha actitud corresponde a lo que en el budismo se llama «compasión».Dios. en lugar de hacernos blanco de nuestra propia rabia. Entonces llegamos a comportarnos misericordiosamente con nosotros mismos. Lucas vio esta actitud como la actitud adecuada para el cristia­ no. y como la que mejor corresponde a la esencia de Dios: «Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso» (Lucas 6. Jesús es precisa­ mente el Salvador misericordioso. El ser hu­ mano tiene sensibilidad para el otro. Oiktirmon = compasivo. Al mismo tiempo. el ANSELM GRÜN . pasamos a estar ínte­ gros y sanos. ten piedad de mí». participamos de Dios. Para Mateo. experimentamos paz interior. haciendo posi­ ble que empiece de nuevo una vida plena. nosotros como discí­ pulos de Jesús hemos de llevar también su Espíritu al interior de este mundo. Lucas quería decirnos con esto que. co­ mo Dios. Con esta palabra griega se expresa sobre todo la ac­ titud misericordiosa. La esencia del ser hu­ mano se pone de manifiesto en que siente con el otro y es misericordioso con él. Siente con él. perdonándole los pecados y curándole sus heridas. Se siente solidario con él. cuando sentimos. solidario en el sufrimiento. Padece con él. Cuando Jesús se vuelve mi­ sericordiosamente a nosotros.36). entendemos quién es Dios. de manera misericordiosa con los demás. cuando tiene cora­ zón para los demás y cuando él mismo habita en su corazón y no lo hace todo únicamente con el enten­ dimiento o la voluntad. El ser hu­ mano sólo llega a ser salvo y pleno. para su transformación. nuestras posesiones y nuestro amor con los demás. La misericordia tiene sobre todo como meta el corazón. hay en mí y en los demás. Siete son los dones del Es­ píritu Santo y los sacramentos. Dentro de la tradición fueron tomando forma siete obras de misericordia corporales y siete espirituales. de mísero y dé­ bil. esto significa ante todo com­ partir nuestra vida. Debemos también -y esto nos lo indica continuamente el evangelio de Lucas.Espíritu de Dios toma posesión de nosotros. Este mundo requiere. Pero no basta habitar en el corazón. por decirlo así. nuestra actuación misericordiosa. padre del desierto del siglo IV: «Si tienes corazón.actuar desde el corazón. La pa­ labra «misericordioso» es. puedes ser salvado». sólo participa del amor redentor de Jesucristo. un derivado del término latino «misericordia». Las siete obras de mise­ ricordia son. además. Hay una bella sentencia de Pambo. Para Lucas. La actividad de Jesús necesi­ ta prolongarse saludablemente en este mundo por medio LAS OBRAS DE MISERICORDIA 27 . y etimológicamente significa: tener corazón para los pobres o tener cora­ zón para lo que de pobre y huérfano. Siete es un número sagrado. un sacramento del obrar. Pues también las penalidades corpo­ rales como el hambre. para mí es importante ver ya desde el principio el aspecto espiritual. como el que tiene presente Jesús.de nuestro obrar. Las siete obras espirituales de misericordia surgieron de la interpretación espiritual de las obras corporales y traducen las palabras de Jesús a la multiplicidad de nuestras relaciones mutuas 28 ANSELM GRÜN . la sed y la desnudez tienen desde el principio una dimensión espiritual. Así. deseo ver siempre ambos aspectos: el obrar concreto. En la descripción de las obras corpo­ rales. y el significado espiritual de todo nuestro obrar concreto. Primera Parte LAS OBRAS CORPORALES DE MISERICORDIA . También creó una institución. E Isabel no se contentó sólo con la misericordia per­ sonal. Despertó la sensibilidad para con los pobres y encontró numerosos imitadores. Su actuación personal tuvo también una repercusión políti­ ca. un hospicio para los enfermos. Así. Pero seguramente esto no estaba al alcance de aquella mujer.1 Dar de comer al hambriento Cuando hoy en día oímos hablar de la actividad de santa Isabel. con su obra de misericordia acabó también modificando la situación social y política de la Alemania de aquel entonces. pensamos que aquello era ineficaz. Con su modo de actuar. En todas las épocas ha habido continuamente personas que desarrollaron programas sociales en favor de los po- LAS OBRAS DE MISERICORDIA 31 . sin embargo. pu­ so en marcha un movimiento que iba a ser irreversible. que tomaba los alimentos de su mesa cor­ tesana para dárselos a los pobres. Con ello puso en marcha un movimiento. Habría debido cambiar las circunstancias sociales. Con su misericordia hizo un sig­ no que ya no tendría vuelta atrás. ade­ más. No obstante. Siempre tenemos además una responsabilidad para con el mun­ do entero. Pero todas las decisiones políticas re­ quieren hoy poner la mirada en el mundo entero. Nosotros mismos nos vemos interpela­ 32 ANSELM GRÜN . Nuestras decisiones no deben ir en perjuicio de otros. Tales perso­ nas tomaron en serio el requerimiento de Jesús de dar de comer al hambriento. sin embargo. a nuestro modo de ver. Naturalmente. Por un lado. Siempre somos responsables. la actividad política tiene una dimensión universal. no hacen buena política. No basta mirar sólo al provecho del propio país. hoy no podemos dejar de lado la di­ mensión política de las obras corporales de misericor­ dia. Por otro lado. No podemos hacer política sólo para un único país. Dar dinero a otros países só­ lo tiene sentido cuando éstos hacen sus deberes. la política de un país no puede verse obligada a pagar los platos rotos de los errores de otros países. etc. en la época de la globalización. Hoy en día. cuando combaten la corrupción y emplean el dinero de manera realmente eficaz. no hemos de señalar con el dedo a quienes. mesas de los pobres. del mundo entero. esta exigencia de Jesús es también para la política un aguijón que no deja descansar a los representantes políticos para que se impliquen en favor de una justa distribución de los bienes.bres siguiendo la tradición de santa Isabel: comedores de beneficencia. por ejemplo. No obstante. en nuestro actuar privado. pero también. esto es una respuesta concre­ ta a la exigencia de Jesús. Cuando damos de comer a un hambriento. por una parte en nuestra conducta política. Así. En su parábola. Otros se dejan conmover por peticiones de donativos motivadas por catástrofes natu­ rales o circunstancias concretas de necesidad y dan di­ nero y colaboran para aliviar la apurada situación. La pobreza aumenta en nuestro país. hemos de tra­ tarlo como a un rey. muchos de ellos también se han LAS OBRAS DE MISERICORDIA 33 . Existen también mu­ chas madres que crían solas a sus hijos o viven con ellos en el umbral de la pobreza.dos. por otra. Existen. Otros más le dan dinero al mendigo que está al borde de la ca­ lle porque creen que con ello cambian su estado de ne­ cesidad. También en nuestro entorno hay gente hambrienta. familias con muchos hijos que tienen dificultades para mante­ nerse en un nivel de subsistencia. Ciertamente. prestar ayuda requiere mucho tacto para que dicha ayuda no se convierta en motivo de vergüenza para el otro. Pero a menudo a estas per­ sonas les resulta difícil mendigar. Jesús habló del rey con el que nos encontramos en los pobres. Y no podemos aver­ gonzarlas con nuestra limosna. Numerosos cristianos intentan seguir la palabra de Jesús dando dinero u organizando colectas en favor de las gentes de África o de otros territorios en situación de emergencia. y no como a un mendigo molesto. Hemos de hacerle sentir su dignidad regia. En mi calidad de cillerero (administrador del monasterio). Entonces. esto le vuelve a uno escéptico frente a todas las historias que le cuentan y que cada tres años cambian. a lo largo de treinta años he tenido que vivir experiencias dolorosas en las que se han aprovechado de mí. ¿Qué alimenta real­ mente al ser humano? ¿Qué sacia su anhelo? Todo el mundo se encuentra con personas que tienen hambre de amor. Habla del hambre de justicia. dedicación y reconocimiento. que quería inducirlo a convertir las piedras en pan para po­ der saciar a todos los seres humanos. le contesta: «No sólo de pan vive el hombre.desilusionado ya al enterarse de cómo a veces la men­ dicidad está organizada de manera muy profesional. a uno le sobre­ vienen dos cosas: la mala conciencia de si esta persona no estará realmente en apuros y. el hambre es desde el principio imagen de un hambre más profunda del ser humano. la sospecha de que sólo quiere engañamos. y que están ávidas 34 ANSELM GRÜN . cumplir la palabra de Jesús no es siempre fácil. En medio de este dilema. simultáneamente.4). sino de toda palabra que sa­ le de la boca de Dios» (Mateo 4. No siempre es fácil distinguir cuándo doy realmente de co­ mer a una persona hambrienta y cuándo simplemente caigo en una trampa refinada. Para él. no se refiere sólo al estómago que protesta. Con el paso del tiempo. Cuando Jesús habla de hambre. porque el truco viejo ya no surte efecto. Y a Satanás. la exigencia de Jesús de dar de comer al hambriento es aplicable a toda persona. pues. Jesús nos encomienda a nosotros la misión de dar de co­ mer a las gentes que están como ovejas sin pastor. en una empresa. En este sentido. Pero Jesús les respondió: «No tienen por qué marcharse. ¿Satisfago con ello las verda­ deras necesidades de la gente. El maestro o la maestra no tie­ nen sólo la tarea de transmitir conocimientos a los ni­ ños. Una LAS OBRAS DE MISERICORDIA 35 . sus discípulos le pidieron: «Despide. desconcertadas y desorientadas. una mirada que les anime. dad­ les vosotros de comer» (Mateo 14. en una comunidad. Cuando ya atardecía. Su tarea es más bien ponerse continuamente en la piel de los niños y los adolescentes: ¿qué necesitan en realidad? ¿Cuál es su hambre más profunda? ¿Cómo puedo alimentarles? Quien dirige a otras personas. o a propósito del servicio que ofrezco. o ésta precisa de algo completamente diferente? Jesús tuvo compasión de las muchas personas que le habían seguido.16). a la gente. tie­ ne siempre también la responsabilidad de ponerse en el lugar de los otros y preguntarse: ¿qué necesitan en rea­ lidad? Esta pregunta no debo planteármela sólo a pro­ pósito de mis trabajadores. en una asociación. para que vayan a los pueblos y se compren comida» (Mateo 14. De este modo.de obtener algo que nutra su alma: palabras de las que puedan vivir. sino también a propósito de los productos que elaboro para la gente.15). can­ sadas y abatidas. en la que Jesús les hace a los discípulos el encargo: «Dadles vo­ sotros de comer». una política así. «que fortalece a los dé­ biles sin debilitar a los fuertes. sobre todo hoy. En su opinión. Así. el presidente de Turingia. ¿Anun­ ciamos la palabra de Dios de manera que alimente a los seres humanos? ¿Celebramos los ritos de la liturgia de manera que la gente quede impresionada por ellos y se despierte su anhelo de lo santo y lo íntegro? Para Dieter Althaus. Althaus desea crear las condiciones para que cada cual comparta con los demás su vida y sus bienes. en una participación que representa una importante forma de expresión de la justicia» (Wanke 32). a unas palabras de santo Tomás de Aquino: «La justicia sin compasión es crueldad. En su calidad de político. com­ partir el pan con los pobres se traduce. La multiplicación de los panes. también fue vista siempre por la Iglesia primitiva como imagen de la Eucaristía. Debemos compartir nuestra vida con los demás. La misericordia sin justicia es la madre de la disolución». es decir.pregunta que nosotros como Iglesia debemos hacernos es si le damos a la gente aquello de lo que realmente tie­ nen hambre. además. se fundamenta principal­ mente en la misericordia. En estas palabras ve la 36 ANSELM GRÜN . o si tapamos su hambre con cosas de esca­ sa calidad. se nos pregunta si celebramos la Eucaristía de manera que quede saciada el hambre de los seres humanos. Este político se remite. en compartir oportunidades y posibilidades. de sus capacidades y de su amor. Si la compartimos. Pues compartir nos hace participar también de los demás. que hemos recibido de nuestros padres y de Dios. Se nos pregunta si compartimos nuestra vida con los demás. Pero no podemos dejar ese compartir a los po­ líticos. de su riqueza. nuestra energía. 33). LAS OBRAS DE MISERICORDIA 37 . noso­ tros mismos seremos también los obsequiados. de sus dones.exigencia de una política que pueda «asegurar a largo plazo tanto la participación como el compartir» (ibid. La primera obra de miseri­ cordia desea abrirnos los ojos a los puntos donde pode­ mos compartir nuestra vida. nuestros recursos. si compartimos nuestro pan. nuestro amor. Debemos buscar caminos políticos para que com­ partir el pan se traduzca en una actitud de compartir en general. El agua no sólo limpia el exte­ rior del ser humano. La medicina ha reconocido lo importante que para el ser humano es el agua sana. Asegurar de manera duradera agua sana para todos es la tarea po­ lítica y económica del futuro. sino también su interior. y debemos manejarlas de manera cuidadosa. y a la vez aseguramiento. Una justa distribu­ ción.2 Dar de beber al sediento En el futuro. hice durante una semana una marcha LAS OBRAS DE MISERICORDIA 39 . durante mis estudios en Roma. de las reservas de agua para todos los seres humanos es una cuestión de políti­ ca mundial. ¿Qué significa para el individuo la exhortación de Jesús de dar de beber al sediento? Cuando. No podemos contaminar las reservas de agua. Ya hoy vemos cómo un país le saca el agua al otro o aprovecha los ríos para sí mismo sin tomar en consideración a los Estados vecinos. el agua será cada vez más objeto de disputa. no sólo la sed exterior de la persona. Dar de beber algo al invitado es una for­ ma importante de solicitud. Enseguida se tiene miedo de que quien pi­ de tenga malas intenciones y utilice el deseo de agua tan sólo como un pretexto para conseguir entrar en la vi­ vienda. sino también la sed de cerca­ nía y atención. resultaba normal que los habitantes de un pueblo nos abrieran sus casas y nos dejaran llenar la cantim­ plora. Después de haber conducido mucho tiempo. a la hora de dar una conferencia. se convierten en un problema. Que me ofrezcan agua entonces me alegra. 40 ANSELM GRÜN . no porque no se conceda el agua al otro de buen grado. En Alemania he tenido a este respecto otras ex­ periencias. Cuando me invitan a una casa. Ofrecer algo de beber al otro es una forma importante de hospitalidad.a pie por Italia con un par de hermanos de religión fran­ ceses. Las prestaciones naturales de ayuda. También constato continuamente que hay quien no cae en la cuenta de que. Con ella se sacia. Pues no resulta normal abrirle la puerta a quien llama pidiendo que se le deje llenar de agua la cantimplora. En este detalle percibo la atención o desatención de los anfitriones. uno desea beber antes o después un vaso de agua para poder hablar me­ jor. me entra sed. a menudo me pre­ guntan si deseo beber algo. sino porque se tiene miedo de acoger y ayudar a un completo desconocido. como pro­ porcionar agua al otro cuando tiene sed. El vino suelta la lengua. el tema de fondo no es sólo el agua. Cuando Jesús habla con la samaritana sobre la sed. pero el que beba del agua que yo le dé no tendrá sed jamás. Invitar a otro a un vaso de vino. y los interlocutores se sentirán mutuamente unidos. cuando habla con la samarita­ na sobre la sed de agua. Entonces la conversación no abordará tan sólo temas áridos. El agua que Jesús nos da a beber es su Espíritu. es un signo de hospitalidad.Cuando dos personas conversan sobre algo. Y nos atrevemos a de­ cir algo que de otro modo no saldría de nuestros labios. Él reconoce su sed. sino la sed del corazón. sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna» (Juan 4. Pero.13-14). Y Jesús le promete a la mujer: «Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed. Jesús mismo tiene sed y le dice a la samaritana: «¡Dame de beber!» (Juan 4. Me intereso por él. de vida.7). una invita a la otra a tomar una copa de vino. muy rápidamente llegan a te­ mas más profundos. que comparto gustosamen­ te con él un vaso de vino y además deseo hablar de co­ sas esenciales. Con una copa de vino es más fácil hablar. Le demuestro al otro que tengo interés en él. Le invito a compartir el tiempo conmigo y a hablar conmigo de aquello que le mueve. la sed es siempre una imagen del anhelo más profundo del ser humano. Para Jesús. a la sed de amor. de vitali­ dad. Pronto entrará en pro­ fundidades. Éste quiere conver­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 41 . o senci­ llamente quieren encontrarse para tener una charla. aunque apenas lo co­ nozcamos. tirse dentro de nosotros en una fuente que brota en no­ sotros, que nos libra de secarnos interiormente. Cuando la mujer le pide a Jesús que le dé de tal agua, para no te­ ner que venir a diario al pozo, Jesús le responde: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá» (Juan 4,16). A primera vista, en este punto el diálogo toma un derrotero com­ pletamente distinto. Pero, con esta referencia a su mari­ do, Jesús quiere abordar la sed de amor. La mujer dice que no tiene marido. Jesús le contesta: «Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos, y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has di­ cho la verdad» (Juan 4,17-18). Seis maridos no han sa­ ciado la sed de amor de la mujer. En Jesús se encuentra con su séptimo marido, que colma su anhelo de amor, que no fascina por breve tiempo para luego decepcionar. El amor que Jesús le regala tiene otra calidad. Fluye desde Dios. Jesús quiere decirle a la mujer que la ver­ dadera sed del ser humano es la sed de amor. Y dicha sed no se verá nunca saciada sólo por seres humanos, si­ no sólo cuando el amor de Dios entre en nosotros a rau­ dales y se convierta en nuestro interior en la fuente del amor que nunca se seca y que es independiente del amor que experimentemos o dejemos de experimentar a tra­ vés de las personas. Jesús quiere saciar nuestra verdadera sed. En la fies­ ta de las Tiendas, Jesús se puso ante los que la celebra­ ban y gritó en alta voz: «Si alguno tiene sed, que venga 42 ANSELM GRÜN a mí, y beberá el que cree en mí. Como dice la Escritura: De su seno correrán ríos de agua viva» (Juan 7,37-38). Beber significa escuchar las palabras de Jesús, cultivar la relación con él, creer en él. Quien bebe del Espíritu de Jesús no tiene que beber una y otra vez para saciar su sed. Más bien, dentro de él mismo se abrirá una fuente interior, la fuente del Espíritu Santo, de la cual podrá beber siempre. Juan pone en labios de Jesús en la cruz estas pala­ bras: «Tengo sed». E introduce este sencillo «sitio» con estas significativas palabras: «Sabiendo Jesús que ya to­ do estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: “Tengo sed”» (Juan 19,28). Con su sed, Jesús en persona se hace solidario con los seres humanos. En la cruz experimenta lo que significa la sed. No tiene sólo sed de agua. Más bien tiene sed del amor de los seres humanos. Y tiene sed de que los seres humanos entien­ dan su mensaje, de que reconozcan su amor, que preci­ samente se consuma en su entrega en la cruz. No le po­ nen en los labios agua ni vino, sino vinagre. Las perso­ nas que están al pie de la cruz se han vuelto para él vi­ nagre, de amargo sabor. En lugar de amor, le salen al en­ cuentro el odio y la incomprensión. Pero Juan concluye su descripción de la muerte de Jesús con estas palabras: «Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: “Todo está cum­ plido”. E inclinando la cabeza entregó el espíritu» (Juan 19,30). En la cruz, Jesús probó y apuró hasta la última LAS OBRAS DE MISERICORDIA 43 gota el odio y el rechazo de los seres humanos. Pero precisamente en ella llegó su amor a su consumación. A través de ella, justamente, lo asumió todo en su amor y lo transformó. Y, como reacción, en ese momento entre­ ga su Espíritu de amor a los seres humanos. Toma el vi­ nagre y da (paredoken - tradidit) su amor. En este pa­ saje se utiliza la palabra que se encuentra en «tradi­ ción». En la tradición del cristianismo, Jesús nos entre­ ga su Espíritu de amor, para que este Espíritu de su amor sacie nuestra sed más profunda. Ya no es necesa­ rio que bebamos el amargo vinagre de los seres huma­ nos. Podemos beber el amor de Jesús, que sacia nuestra sed más profunda. Los seres humanos tienen sed de amor. Nosotros no siempre podemos saciar su sed. Pues a veces dicha sed es desmesurada. Sí; para satisfacer esa desmesurada sed de amor nos veríamos sometidos a una exigencia exce­ siva. Pero al menos debiéramos desarrollar un olfato pa­ ra aquellos momentos en que las personas anhelan no sólo cosas exteriores, sino, en definitiva, atención y amor, aprobación y reconocimiento, seguridad y comu­ nión. Hemos de darles lo que nosotros a nuestra vez re­ cibimos: el Espíritu del amor que Jesús nos entregó en su muerte y que se ha convertido dentro de nosotros en una fuente de amor que nunca se seca. De ella podemos sacar siempre. Pablo entiende el mensaje de Jesús cuan­ do exhorta a los romanos: «Si tu enemigo tiene hambre, 44 ANSELM GRÜN nuestra fuente no se secará nunca. expresión de la fe de que dentro de noso­ tros mana la fuente del amor que satisface nuestra propia sed. Es. amistosos u hostiles. si tiene sed. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 45 .dale de comer. Si sacamos de esta fuente el agua de nues­ tro amor y se la brindamos a los demás. más bien. dale de beber» (Romanos 12. no sólo para abastecemos a nosotros. La obra de misericordia no es principalmente un logro. independiente­ mente de que sean buenos o malos. Jesús derramó su Espíritu de amor sobre todos los seres humanos. Hemos de dar de beber incluso al enemigo que tenga sed.20). sino que seguirá manando. sino también a las personas con las que nos encontramos. Dicha fuente es suficiente. en su muerte. Y nosotros permaneceremos vivos y nunca moriremos de sed. Pues. los niños siguen celebrando anual­ mente con linternas. al joven Martín se le apareció en sueños Cristo en persona. Hoy en día. Todos los niños conocen la leyenda: tras esa acción espontánea de compartir. Martín no sabía que en el mendigo se había encontrado con Cristo en persona. En dicha leyenda se hace realidad el discurso del juicio final que Jesús pronuncia en el evangelio de Mateo. el día de su fiesta. en última instancia. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 47 .3 Vestir al desnudo Difícilmente habrá otro santo que haya penetrado en la conciencia de la gente como lo ha hecho san Martín con su gesto de partir la capa para darle la mitad a un mendigo. Sólo después de su acción se dio cuenta de que en el mendigo se había encontrado con Cristo mismo. y le manifestó que. el desfile de san Martín. le había regalado la capa a él. Simplemente compartió su capa porque le conmovió el mendigo que estaba pasando frío. cantando a aquel que compartió su capa con el mendigo. Muchos padres me cuentan su enfado por el he­ cho de que sus hijos les exijan llorando ropas de marca. quieren vivir con mayor sencillez. Hoy en día. Pero esto es. Y hay personas que dan conscien­ temente sus cosas buenas para dar una alegría a otros con sus hermosos vestidos. todavía se ayuda a otros. pero también porque. Se des­ prenden de las ropas buenas porque ya no las necesitan. también hay personas que en las recogidas de ropa dan sus ropas buenas. dice un refrán. de modo consciente. Jesús se refiere también a otra cosa. Tienen miedo a que les ridiculicen. De esta manera se eliminan de manera práctica ropas gastadas. El atuendo hace al señor. Quien no tiene confianza en 48 ANSELM GRÜN . dicho refrán es con frecuencia para muchos niños amar­ ga realidad. y con lo que uno no puede ya usar para sí. Naturalmente. De otro modo no se atreven ya a ir a la escuela. En todas estas formas de re­ cogidas de ropa se cumple el mandato de Jesús de ves­ tir al desnudo. Con esta obra de misericordia. Si llevan ropas sencillas. ciertamente. Sólo así son tomados en serio por sus compañeros de clase y por sus amigas. tan sólo un cumplimiento muy superficial del ruego de Jesús. son objeto de burla. Justo los niños que poseen baja autoestima tienen que llevar necesariamente ropa de marca.Hoy en día hay muchas recogidas de ropa para ayu­ dar a personas pobres en territorios en apuros. sí mismo. Se necesita coraje para. tomar partido por ella. puede también alegrarse de llevar ropas bonitas con las que se exprese su propia belleza interior. Sin embargo. cubrir a esa persona. el mero hecho de que el rumor se cuente deja a las personas desnudas ante la opinión pública. La gente se siente a menudo expuesta a la ver­ güenza cuando públicamente se le critica o se le pone en la picota. No pueden defenderse de los prejuicios que les sa­ len al paso. En realidad. Vestirlas sig­ nificaría mostrarles su verdadero valor. las ropas que llevan. Y tampoco pueden defenderse de rumores que se ponen en circulación sin fundamento real alguno. necesita símbolos exteriores de categoría. Cuando alguien descubre su propio valor. Las ropas le adornan. Estar desnudo tiene aún otro significado más pro­ fundo. No tienen confianza en sí mismas. en lugar de interve­ nir y señalar con el dedo a otros sobre los que se dice es­ to o aquello. defenderla. con bastante frecuencia. interpo­ nerse entre sus críticos y ella. las personas que tienen que lle­ var las ropas más caras de marca están a menudo des­ nudas. Y éstos siguen siendo a menudo. Cubrir la desnudez de tales personas es una obra de mi­ sericordia. in­ cluso con el riesgo de vernos expuestos a nuestra vez a críticas violentas. cuando sus hechos y pensamientos se discuten en el ámbito público y. se fal­ sean. todavía hoy. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 49 . pero no lo constituyen. que es indepen­ diente de las ropas que lleven. Se ve puesto en vergüenza en medio del grupo. Éste había plantado una viña y bebió mucho vino. El desnudo no es siempre el pobre.21). hemos de taparla misericor­ diosamente no prestándole atención o envolviéndola con nuestro amor. sino a me­ nudo el puesto en vergüenza o en evidencia o el que se ha desnudado a sí mismo como Noé en su embriaguez. lo maldijo. En este caso sería bueno cubrir su desnudez. se perjudi­ ca en definitiva a sí mismo. «Se embriagó y quedó desnudo en medio de su tienda» (Génesis 9. 50 ANSELM GRÜN . no sólo trataremos misericordiosamente al prójimo. el joven se ve. sino también a nosotros mismos. Otro le pone en ri­ dículo por eso que le supone un problema. un joven se sonroja. su hijo. En ese momento. vestir al desnudo significa cubrir la fla­ queza del otro. Cuando Noé despertó de su embria­ guez y se enteró de cómo había hablado su hijo Cam so­ bre él. Quien se burla de la desnudez de otros y la ahonda aún más con sus palabras. Para mí. sin embargo. Los hermanos. En la Biblia se encuentra la bella histo­ ria de Noé. Cam. Y cubrieron su desnudez con su manto. vio la desnudez de su padre y se la contó a sus hermanos. entraron andando hacia atrás para no ver la desnudez de su padre. desnudado. En lugar de hablar sobre la desnudez de una persona o de mirarla boquiabiertos. ya que se sonroja. Si cubrimos la desnu­ dez del otro. Pues en cualquier momento se descubrirá también su propia desnudez. Y entonces se encontrará realmente desnudo.En un grupo. pa­ sar por alto su sonrojo y tratarle de manera totalmente normal. por decirlo así. el padre misericordioso hace traer el mejor vestido para que se lo pongan.27). también nosotros hemos de revestir a quienes nos encontremos desnudos y en ver­ güenza con la vestidura del amor. En el Bautismo hemos quedado revestidos de una vestidura sagrada. Vivían en armonía con Dios.En el paraíso. despierta! ¡Revístete de tu fortaleza. Pero tras el pecado original «se les abrieron a entrambos los ojos. Se avergonzaban de su desnudez. No necesitaban esconder nada. Adán y Eva estaban desnudos. cosiendo hojas de higuera. Con el rito de la vestidu­ ra blanca nos ejercitamos en mirar al otro como si estu­ viera revestido de una hermosa vestidura. para que se sientan cubiertos. Pero para poder rodear a otros con la vestidu­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 51 . y se dieron cuenta de que estaban desnudos. Esta vergüenza la conoce todo aquel que se siente desnudo ante los otros. Cuando el hijo pródigo vuelve a casa. El amor de Dios es como una vesti­ dura que nos protege. En el Bautismo aprendemos otra manera de tratar a los demás. quien no puede esconder ante ellos lo más íntimo de sí. En el Bautismo se nos pone una ves­ tidura blanca. y. se hicieron unos ceñidores» (Génesis 3. la vestidura de la gloria divina. El profeta Isaías exhorta a Sión: «¡Despierta. Jerusalén. Mi hermana me habló de un hombre que miraba como si desnudara a la gente. Ciudad Santa!» (Isaías 52. Sión! ¡Vístete tus ropas de gala. Y así. El sacerdote cita al mismo tiempo este pa­ saje de la carta a los Gálatas: «Los que os habéis bauti­ zado en Cristo os habéis revestido de Cristo» (Gálatas 3.7).1). Es la vestidura de la gloria divina. mansedumbre.12). de bondad. humildad. 52 ANSELM GRÜN . pa­ ciencia» (Colosenses 3. primero debemos vestir nosotros mismos la vestidura de la clemencia. Pablo exige a los cristianos en la carta a los Colosenses: «Revestios de entrañas de misericordia.ra del amor. También nos ha contado his­ torias maravillosas de hospitalidad. por ser hospitalarios con to­ dos. la hospitalidad era sagrada. A menudo es al fo­ rastero a quien obsequia generosamente la persona que le acoge. En esos hombres le habla Dios mismo. hospedan en su casa a los dioses. Abrahán acoge hospitalariamente a tres hombres que le visitan. Y les hace agasajar con todo cuanto está en su mano. piense en su propia experiencia de ser forastero en Egipto. un matri­ monio anciano y pobre que. porque forasteros fuisteis vosotros en el país de Egipto» (Deuteronomio 10. a él y LAS OBRAS DE MISERICORDIA 53 . Israel consideró sagrada la hospitalidad. Los tres resultan ser mensajeros de Dios. Pues en Egipto vivió en su pro­ pia carne una doble experiencia: la de ser forastero y. Los grie­ gos cuentan la leyenda de Filemón y Baucis.18-19). la de que Dios cuidó de él. y le promete. Dios «ama al forastero y le da pan y vestido. El Antiguo Testamen­ to no sólo le manda al pueblo que dé posada al forastero y que. Amad vosotros también al forastero. al mismo tiempo.4 Dar posada al peregrino En la antigüedad. al mismo tiempo. Para ella. en última instancia. acoger a Dios en nosotros. nuestra vida se ve renovada. Se vuelve fecunda. Pero a la postre -así nos lo dice esta historia. La viuda que acoge al profeta Elias y le agasaja con lo poco que todavía tiene se ve recompensada: ni su aceite ni su harina se agotarán. Enton­ ces. en la morada de nuestra propia vida.8-16). Ella experimenta el mi­ lagro de que el cántaro de harina no se vacíe y de que la alcuza de aceite no se agote hasta que Dios envíe de nuevo la lluvia (1 Reyes 17. Puedo entrar en contacto con mi propia ver­ dad. La hospitalidad significa. la hospitalidad puede resultar absolutamente peligrosa.a su mujer Sara. Ella se queja al profeta: «¿Se aca­ bó todo entre tú y yo. la Iglesia oriental ha pintado a los tres hombres como tres ángeles. Y el muchacho re­ vive. Elias se lo devuelve a la mujer. Ésta dice: «Ahora sé que eres un hombre de Dios. Y la risa de Sara resuena también en nosotros.24). esto se consi­ deraba como la representación clásica de la Trinidad. Pero entonces su hi­ jo enferma y muere. 54 ANSELM GRÜN . hombre de Dios? ¡Has venido a recordarme mis faltas y a causar la muerte de mi hijo!» (1 Reyes 17. En sus iconos. Pero Elias se pone tres veces sobre el muchacho muerto y suplica al Señor. con todo lo que en mí se ha quedado rígido. un hijo (Génesis 18.se despierta en nosotros una nueva vida. y que la palabra del Se­ ñor está de verdad en tu boca» (1 Reyes 17. Por con­ siguiente.18).1-18). La tradición cristiana entendió esta escena como una imagen del Dios trino. Con ocasión de ello. desde la fe según la cual en el forastero se encuen­ tra conmigo Cristo mismo. Los discípulos de Emaús invitan al desconocido que se les ha unido en el camino a que­ darse con ellos. como María. La hospitalidad no significa cumplir concienzudamente un deber y ocuparse del forastero. porque Herodes andaba detrás de él para dar­ le muerte. Así. Me muestra nuevas maneras en que yo podría vivir. El forastero cuestiona el edificio de mi propia vida. Jesús pasa a ser un forastero. Jesús tiene que huir a Egipto. a lo que tiene que decir­ me. y me aco­ gisteis» (Mateo 25. ade­ más. Mateo nos hace entender por qué Jesús se identifica con el forastero: «Era forastero y sin techo. Son obsequiados por el hués­ ped. hospedaron a ángeles» (Hebreos 13. que se ocupa hospitalariamente de él y sus discípulos. sino primero estar abier­ to a lo que éste trae a mi casa.2).35). no sólo por compasión. algunos. Y de repente. He de acogerlo. también Jesús vivió como extran­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 55 . Lo mismo que Israel en Egipto. sin saberlo. Los ángeles siempre obsequian con un pequeño detalle cuando son acogidos. sino siempre. Jesús exhorta a Marta.El Nuevo Testamento prosigue la historia de la hos­ pitalidad. Ya de niño. gra­ cias a ella. al partir el pan lo recono­ cen como el Resucitado. el evangelio de Lucas y los Hechos de los Apóstoles nos cuentan historias maravillosas de invitados y anfitriones. Ante todo. María y Marta acogen a Jesús y sus discípulos. lo que el forastero desea decir. La carta a los Hebreos ex­ horta a los cristianos: «No olvidéis la hospitalidad. a escuchar pri­ mero. y me hospedasteis”.1-2). Tiene que permanecer unos tres años en Egipto hasta que Herodes muere. postrado el cuerpo en tierra. cuando acogemos a un foraste­ ro.6-7). a quien reciben» (RB 53. porque él lo dirá un día: “Era peregrino. Debido a que Jesús mismo vivió como extranjero en Egipto. Por eso. en cada forastero nos encontramos con Cristo.jero. Y describe cómo han de salir los monjes al encuentro del huésped: «Hasta en la manera de saludarles deben mostrar la mayor humildad a los huéspedes que acogen y a los que despidan. San Benito exhorta a sus hermanos a la hospitalidad. con la ca­ beza inclinada. Jesús tiene una cercanía especial respecto a los forasteros.15). Empieza dicho capítulo con la referencia a las palabras de Jesús procedentes del discurso del juicio final que se encuentra en Mateo: «A todos los huéspe­ des que se presenten en el monasterio ha de acogérseles como a Cristo. Mateo ve en esta condición de forastero de Jesús el cumplimiento de una promesa profética: «Para que se cumpliera lo dicho por el Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo» (Mateo 2. Escribió un capítulo propio acerca de la acogida de los huéspedes. acogemos en definitiva a Cristo mismo. A todos se les tributará el mismo honor. y con ello tomó sobre sí el destino del pueblo de Israel. adorarán en ellos a Cristo. sobre todo a los hermanos en la fe y a los ex­ tranjeros» (RB 53. Aun cuan­ do los monjes no siempre siguieron adecuadamente las 56 ANSELM GRÜN . muchos que se ponen en búsqueda y que llegan al monasterio con la esperanza de sumergir­ se allí en otro mundo que les ponga en contacto con su propio anhelo espiritual. Mi padre siempre estimó en mucho la hospitalidad. porque se han vuelto «ciegos por la cos­ tumbre y la cercanía». Y también hoy pasa como en tiempos de Benito. no obstante. esto no siempre le entusias­ maba. por medio del huésped. Con ello quería dar su respuesta personal al pasaje del evangelio de Lucas donde se relata la Navi­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 57 . A mi madre. los forasteros eran invariablemente bienvenidos. Y vienen muchos que no aprueban la vida de los monjes ni la admiran en absolu­ to. En nuestra casa. proverbial. algo que los monjes como tales ya no ven. sino que plantean sus preguntas críticas. Benito ex­ horta al abad a que escuche precisamente tales voces críticas. sino muchos ale­ jados de la Iglesia. que no sólo vienen creyentes. porque a los siete hijos se añadía además un huésped para el cual los hijos debían desalojar su habi­ tación.instrucciones de Benito. Todavía hoy. todo monasterio benedictino intenta seguir conservando la hospitalidad. la hospitalidad benedictina ha llegado a ser. mi padre siempre invitaba a un estudiante extranjero para que celebrara la Navidad con nosotros. Quizá Dios mismo quiera indicar a la comuni­ dad. Pero para mi padre era importante brindar a los extranjeros una casa hospitalaria precisamente en Navidad. En Navidad. diciéndole: «Vas a construir puentes». Resultaría difícil. nuestro horizonte ya entonces se iba dilatando. mi hermana mayor fue un año a Francia. Allí se dice. condiscípulo mío en Roma. sus hijos. Las heridas de la guerra todavía estaban presentes en ambos pueblos. era interesante tener en casa por Navidad a un musulmán paquistaní o a un estudiante africano o brasi­ leño. también ella siguió cultivando la hospitalidad cuando estuvo de nue­ 58 ANSELM GRÜN . En to­ das partes experimentó hospitalidad. Siendo una muchacha joven.dad. en efecto: «Le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre. porque no tenían sitio en el alber­ gue» (Lucas 2. Mi padre no acogía a los forasteros para tran­ quilizar su mala conciencia. sin prejuicios. mi hermana fue a España e Italia. Los puen­ tes aguantaron. Percibía y estimaba su valor único.7). Gente bienintencionada aconsejaba a mi hermana que no fuera a Francia. De esta manera. teníamos sen­ cillamente curiosidad por tratar con los forasteros y ju­ gar con ellos. y al despedirse me dijo: «Con tu padre. vino a pasar un par de días a nuestra familia. habiendo pasado tan poco tiempo después de la guerra. como niños que éramos. Así. Un estudiante argentino. si­ no sencillamente por interés en su vida. uno se siente esti­ mado». sino que siempre veía en ellos algo valioso. Para nosotros. Corría el año 1955. A mi padre siempre le resultó muy es­ timulante conversar con los huéspedes. Pero mi padre la animó. Todavía hoy existe contacto con esta fa­ milia. Después. Y. Mis sobrinas y sobrinos pueden toda­ vía hoy hacer uso de la hospitalidad de aquellas familias de España o Italia. Así fue creciendo una vinculación que les hace bien a todos. Pero la palabra de Jesús es un estímulo constante para nosotros. Acoger a forasteros ha adquirido hoy. más allá del ámbito privado. Es un aguijón que debe estar presente en todos nuestros debates sobre la integración y acogida de ex­ tranjeros en nuestra sociedad. Naturalmente.vo en Alemania. Mi madre siempre se entendió bien con los extranjeros. también hay pro­ blemas en la comprensión e integración de los extranje­ ros. un estímulo que no podemos dejar racionalmente de lado de manera pre­ cipitada. Hace tiempo que nos hemos convertido en una so­ ciedad multicultural. Y existen límites en la capacidad de una sociedad para acoger forasteros. aun cuan­ do no hablaran alemán especialmente bien. como país cristiano debemos preguntarnos en qué medida cumplimos hoy la exigencia de hospitalidad formulada por Jesús. y así han cumplido de mane­ ra concreta la palabra de Jesús. y qué nos diría él hoy. una dimensión política. Muchas Iglesias han otorgado asilo eclesiástico a extranjeros. Cuando mi hermana no podía ya acoger a nadie en su pequeña vivienda. Numerosos ex­ tranjeros se apresuran a acudir a nuestro país porque allí donde viven no encuentran condiciones llevaderas de vida. No obstante. Mi padre ya había muerto. se los envia­ ba a mi madre. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 59 . Lo mismo que Jesús llegó como forastero a las casas de la gente llevando consigo como huésped detalles divi­ nos. Mi cuñado.Pero tampoco en este caso hemos de esperar a la po­ lítica ni hacer recaer sobre ella la tarea de la integración. respetar su dignidad y protegerla cuando no es defendida por otros. A cada uno de nosotros se le plantea la pregunta de có­ mo trata a los hermanos forasteros. Todos tenemos relación con algún extranjero. Y a todos se nos plantea la cuestión de acoger a los forasteros y no cerrarles las puertas ni rechazarlos. Cada uno de nosotros tiene oportunidades suficien­ tes para abogar por los forasteros. llamó por teléfono al patrono y exigió de él que se disculpara. que era oficial del ejército federal de Alemania. Así. así tam­ bién nosotros llegaremos a ser obsequiados cuando es­ temos abiertos a lo que los forasteros desean darnos o decirnos. la cuarta obra de misericordia es hoy sumamente actual. su amistad humana y su amor perdonador. El forastero al que acojo puede convertirse verdaderamente en un regalo. Un patrono la insultó y la hirió con palabras humi­ llantes. cómo se dirige a ellos. cómo habla de ellos. 60 ANSELM GRÜN . Éste reconoció su error y lo enmen­ dó. Una joven italiana que mi her­ mana conocía bien andaba buscando trabajo en Alema­ nia. a quienes se atreven a ir a los encarce­ lados en la prisión para mostrarles su cercanía y solida­ ridad. la que ha asumido esta tarea es más bien una orden no eclesiástica. Jesús dice: «Estuve en la cárcel y acudisteis a mí» (Mateo 25.5 Redimir al cautivo En su discurso del juicio final. los mercedarios. una organización no religiosa: Amnistía Internacional. Prestaban asistencia espiritual en las ga­ leras y en las cárceles. En la Edad Media hubo una orden religiosa. En nues­ tra época. cuya finalidad específica era ésa. por tanto. Tiene pre­ sentes. esta orden ha cambiado su tarea y se dedica al trabajo social. Esta organización fue fundada LAS OBRAS DE MISERICORDIA 61 . A veces pagaban el rescate de éstos incluso con su propia persona. Se habían puesto como tarea liberar escla­ vos y cautivos. Recaudaban dinero para rescatar esclavos y cautivos.36). La tradición cristiana ha entendido la quinta obra corporal como liberación de los cautivos. Dicha orden fue fundada en 1218 en Barcelona por Pedro de Nolasco y Raimundo de Peñafort. Hoy en día. Probablemente no 62 ANSELM GRÜN . Los cristianos debemos preguntarnos si esta organiza­ ción no surgió precisamente porque nosotros no segui­ mos suficientemente el llamamiento de Jesús a preocu­ parnos de los cautivos. cuando se enteró por el periódico de que dos estudian­ tes portugueses habían sido encerrados en la cárcel por haber hecho unos comentarios críticos sobre el régimen del presidente Salazar. se necesita ciertamente la opinión pública y una organi­ zación. sino en general de la observancia de los derechos hu­ manos en todo el mundo. Mantiene la conciencia social. ¿Podemos hoy en día cumplir el mandato de Jesús sólo políticamente. Jesús nos dice a todos que hemos de ir a la cár­ cel para hablar con los encarcelados. Pero no de­ bemos dejarles sólo a ellos la palabra de Jesús ni per­ mitir que ellos nos libren de la preocupación por los cautivos. o a través de una organización que hace valer su influencia mediante manifestaciones y de­ nuncias públicas de situaciones injustas? Para luchar eficazmente por impedir que también hoy se siga con­ denando injustamente a gente y metiéndola en la cárcel.en el año 1960 por el abogado inglés Peter Benenson. No se preocupa sólo de personas encarceladas injustamente. Pero no podemos institucionalizar las palabras de Jesús. La Iglesia ha nombrado capellanes de prisio­ nes para todas las cárceles de nuestro país. Resulta asombroso lo rápida­ mente que esta organización se ha desarrollado. de que piensen que tal vez tengan algo que ver con ese en­ carcelado y sus fechorías. Tendríamos que enfrentarnos al hecho de que también nosotros somos siempre culpables y podemos llegar a serlo. Muchos amigos se avergüenzan de visitar al que está preso. La negativa a visitar encarcelados o a man­ tener vínculos con ellos surge a menudo de un miedo a lo oscuro que hay en nosotros mismos. Y. porque a menudo no sabemos có­ mo se pronunció la sentencia. Un encuentro sincero con uno mismo resulta de­ sagradable y doloroso. a los presidiarios se les trata como a leprosos. La palabra de Jesús no nos deja en paz. Queremos repri­ mir lo oscuro que hay en nosotros. Queremos rehuirlo. A menudo. O sienten angustia ante la posibilidad de que sus vecinos les miren mal si visitan a un presidiario.podremos rescatarlos. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 63 . Si visitáramos al en­ carcelado. con frecuencia quedan estigmatizados para toda la vida. todo lo reprimido en nosotros saldría a la luz. cuando son puestos en li­ bertad. Por eso da­ mos por perdidos a los encarcelados y proyectamos so­ bre ellos todo lo oscuro que no queremos admitir en no­ sotros mismos. Nos exige abandonar nuestros propios juicios y prejuicios. Tam­ poco nosotros tenemos garantía alguna de que no vaya­ mos a entrar en conflicto con las leyes y a llegar a una situación en la que seamos condenados y tengamos que ir a la cárcel. Tienen miedo de que se les vincule con la cárcel. Un capellán de prisión me contaba las pocas visitas que reciben en general los en­ carcelados. Fue a ver a su amigo a la cárcel y con sus cua­ dros le prestó un servicio. Pintó cuadros muy oscuros. Le transmitió la esperanza de que. Pero este acu­ sado baila con tanta vehemencia que el juez tiene que aferrarse al asiento para no verse arrastrado al interior del torbellino. Falken se puso en la situación de su amigo encarcelado. El detenido está an­ te él maniatado. Y finalmente el juez no está ya en su silla. sujeto. No le abandonó. Un amigo de Herbert Falken ingresó en pri­ sión acusado de abuso sexual. sino que está sentado en el banquillo del acusado. el juez está sentado y se planta ante el detenido. Pero en­ tonces llega un movimiento a los cuadros. Hay muchas maneras de expresar la vinculación con un 64 ANSELM GRÜN . El prisionero empieza a bai­ lar. llegará a una nueva luz y una nueva vitalidad. Herbert Falken ha expresado su esperanza de que su amigo en­ carcelado confíe en la vida en sí. En estos cuadros. y de que esta alegría de vivir sea más fuerte que toda condena procedente del exterior. pasando por el tiempo de la oscuridad y del estar preso. indefenso. En el primero. La silla del juez es levantada a lo alto. impotente. Llegó al convenci­ miento de que su amigo estaba en la cárcel sin culpa.En el pasillo que conduce a nuestra cripta en Münsterschwarzach tenemos colgados cinco cuadros del sacerdote y pintor Herbert Falken. Alguien había querido vengarse de él. En ellos se ocu­ pó artística y existencialmente de la quinta obra de mi­ sericordia. Herbert Falken visitó a su amigo en la cárcel y habló con él. El juez se convierte en el prisionero de sus propias normas y leyes. Hacia medianoche están can­ tando cánticos de alabanza. En el capítulo 16. conversaciones.encarcelado: mediante cartas. presentaos en el Templo y comunicad al pueblo todo lo referente a esta Vida”» (Hechos de los Apóstoles 5. visitas. Entonces se abren las puer­ tas y las cadenas se sueltan.18-20). Pablo y Silas están en la cárcel. poesías o cuadros. en el capítulo 5 se dice: «Echaron mano a los apóstoles y los metieron en prisión pública­ mente. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 65 . Los discípulos de Jesús establecieron relación con la cárcel muy poco tiempo después de la muerte y resu­ rrección de su Maestro. Pedro está en la cárcel. por la noche. En el capítulo 12. Quizá Dios desee enviarnos como ángeles a este o aquel encarcelado para que soltemos sus cadenas. más bien con la fe de que también en él hay un fondo bueno en el cual yo creo. abrió las puertas de la cárcel. los sacó y les dijo: “Id. Pero el ángel del Señor. y él sale a la calle. Lo decisivo es que yo acuda al en­ carcelado sin juzgarlo ni justificarlo. También en este caso se tra­ ta de un ángel. Por ejemplo. enviado por Dios para visitar y liberar a los encarcelados. Los ángeles son mensajeros de Dios. Los Hechos de los Apóstoles nos cuentan algunas estancias de los discípulos en pri­ sión. atado con dos cade­ nas entre dos soldados. Las puertas se abren. Por la noche le visita un ángel que le manda que se levante y le siga. También hay otras formas de cautiverio. Tenemos miedo a que la atmósfera de la prisión. Se necesita un corazón que sienta con los encarcelados. visitar a los encarcelados. Así se va aislando cada vez más en la prisión de su angustia y evita todo contacto con el mundo exterior. por sus compulsiones interiores. se necesita misericordia para encon­ trar el valor de entrar con los presos en su angustia. en su depresión. Hay quien está preso y maniatado. por ejemplo. por de­ cirlo así. Pero. sino dirigirle la palabra pese a sus quizá lla­ mativos tics o compulsiones y en tomarlo en serio. en sus compulsiones. en su soledad. sino entenderlo en su apuro. Muchos conocen hoy en día la prisión de la depresión. Con quienes es­ tán presos en su angustia. la quinta obra de misericordia. consistiría para nosotros en no rehuirle. Probable­ mente no podremos quitarle las cadenas de la compul­ sión. Y se 66 ANSELM GRÜN . Hay quien. no siempre tiene que ser un hombre o una mujer que esté en la prisión pública. pueda atraparnos y dominarnos también a nosotros. Está cohibido y bloqueado. la atmósfera de su angustia o depresión. Por eso preferimos evitar las prisio­ nes de la gente.Sin embargo. Ya no se atreve a salir a la calle. no juzgarlo. Tenemos miedo al contacto. en este caso. es­ tá encerrado en el calabozo de su angustia y aguarda a que alguien le visite. porque le angustia la posibi­ lidad de sentirse mareado. de la cual no pueden escapar. en su depresión o en sus com­ pulsiones nos pasa como con quienes están en las pri­ siones estatales. Anhelan que alguien les visite en el oscuro agujero de su calabozo. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 67 . Con nuestra fe en que Cristo está en el encarcelado.necesita la confianza en que allí no nos encontramos só­ lo al encarcelado. el camino hacia la imagen única que Dios se ha hecho de él. sino a un ser humano en el cual está Cristo mismo. hacemos posible que escape de la prisión de la autocondena y del autocastigo y que se arriesgue a tomar el camino hacia la li­ bertad. En cada uno de ellos vemos también el anhelo de escapar de la prisión e ir familiarizándose con la figura de Jesús que está puesta en él. mirar con deteni­ miento. sino que intento mirar dentro de él. un interés por el otro. Deseo determi­ nar dónde está. Pero la cuestión es cómo visito a los enfermos. lo miro detenidamente. visitar denota. por tanto. situarme LAS OBRAS DE MISERICORDIA 69 . Busco intensamente al otro. En griego (episkeptomai) y en latín (vi­ sitare). Me pongo en búsqueda para encon­ trarlo realmente. «buscar». el acento se pone en el ver. Y hablan con ellos. Vienen parientes y amigos para visitar a sus enfermos. No lo contemplo sólo en lo exterior.6 Visitar a los enfermos Los hospitales tienen horarios de visita. Uno quiere poner de manifiesto su preocupación y afecto por el enfermo. Aparente­ mente. el mandato de Jesús se cumple en nuestros días. contemplar. besuchen. viene de suchen. reflexionar. «visitar». En el fondo. Pero ¿realmente es siempre una visita? En alemán. Cuando visito a al­ guien. A veces se tiene la impresión de que es tan sólo un deber moles­ to. Éstos se utili­ zan de manera muy intensa. Les traen un ramo de flores o una botella de zumo. Es interesante que. Pues. cómo le va realmente. Quien acude a él no ha de preguntarle en absoluto la razón por la cual ha llegado a la cárcel. En muchas visitas se tiene la impre­ sión de que quienes vienen a ver al enfermo no quieren oír. Estoy abierto a lo que él me diga. O bien no quieren para nada saber tanto. Esto requiere un interés por el otro. también de­ berían mirar la suya propia. de hacerlo así. No se ponen realmente en búsqueda. Al encarce­ lado le basta con que uno entre en su prisión y le mues­ tre su cercanía y solidaridad. Sigo con la mirada lo que alguien hace y cómo le va realmente. cómo le va. aun cuando me desconcier­ te y me cuestione. Muchas visitas no quieren ver en ab­ soluto cómo le va realmente al otro. Les angustia mirar cara a cara su verdad. Jesús no diga: «Estuve en la cárcel y me visitasteis». de examinar realmente. Son muchos los que. Miro para ver la verdad. si­ no: «Estuve en la cárcel y acudisteis a mí». desean tapar de inme­ diato las insinuaciones que pueda hacer en el sentido de que lo suyo es grave tranquilizando al enfermo con 70 ANSELM GRÜN .con mi meditación en su interior. Tengo interés por él. Me pregunto lo que le agita. sobre todo cuando se trata de alguien que está gravemente en­ fermo y corre peligro de muerte. porque no quieren ocu­ parse realmente de él. Piensan que ya saben todo del otro. de buscar con sinceridad su ver­ dad. en realidad. a propósito del encarcelado. se trata de visitar. En el caso del enfermo. La co­ munidad no ha de desembarazarse de los enfermos ni borrarlos de su lista. sostened a los débiles (enfermos) y sed pa­ cientes con todos» (1 Tesalonicenses 5. sino a acoger a los enfermos en la comunión. No desea agobiarles con su historial clínico ni con su miedo a la muerte. El en­ fermo sabe perfectamente que no es así. La palabra griega y latina equivalente a «enfermo» significa también «débil» (asthenes. Pero. El Nuevo Testamento habla continuamente de que Jesús cura a los enfermos y de que éstos acuden a él pa­ ra que los cure. a menu­ do. en contraposición a los fuertes. Exhorta a los tesalonicenses con estas palabras: «Animad a los pu­ silánimes. Santiago entiende que la comunidad tiene un deber para con sus enfermos. En el modo en que una comunidad trata a sus enfermos se pone de ma­ nifiesto si está en consonancia o no con el Espíritu de Jesús. sino cuidar de ellos. Santiago ex­ horta a los enfermos a que llamen a los ancianos de la comunidad. de que ya pronto le da­ rán el alta y volverá a estar completamente sano.aquello de que todo se arreglará. también él siente angustia ante la posibilidad de crear inseguridad en sus allegados.14). a no excluirlos. infiriñus). para que éstos recen sobre ellos y los unjan con aceite en el nombre del Señor. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 71 . La oración salvará al enfermo (Santiago 5. Pablo cuenta con que entre los cristianos hay mu­ chos débiles.14-15). Con ello no se refiere a la visita a los enfermos. Él se había empleado muy a fondo en favor de la escuela. se re­ fiere principalmente a la visita que Dios hace a los seres humanos. Dios visita a los seres humanos. Por eso enfermó. aquellos a los que hemos de visitar son sobre todo los huérfanos y las viudas. Cuando Dios visita a los seres humanos. Nadie se in­ 72 ANSELM GRÜN . Cuando Jesús resucita al joven de Naín de entre los muertos. Para el apóstol Santiago.Cuando el Nuevo Testamento habla de visitar. Y concluye el cántico con estas enigmáticas palabras: «Por el amor misericor­ dioso de nuestro Dios nos visitará la resplandeciente luz de lo alto» (Lucas 1. Pero nadie lo valoró.68). En Cristo nos ha visitado el amor misericordioso de Dios. los en­ fermos sanan y los muertos resucitan. cuando están en apuros (Santiago 1.27). la venida de Jesús: «Ha visitado y redi­ mido a su pueblo» (Lucas 1. Nadie de su escuela lo visitó.78). Debido a que. ni su director ni los compañeros. Un maestro me contó que estuvo medio año enfer­ mo. El se ha interesado por cómo nos va. Nadie se ocupó de él. en Jesús. también nosotros hemos de visitar a los enfermos y obsequiar con nuestra venida a quienes están solos. Dios ha visitado a su pueblo» (Lucas 7.16). Esto le dolió mucho. el pueblo entero queda so­ brecogido de temor y dice: «Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Así describe Lucas. en el cántico de alabanza del Benedictus. Y en su visita ha iluminado nuestras tinie­ blas con su luz divina. Tal vez fuera la in­ seguridad producida por su enfermedad. co­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 73 . No puedo decir qué impidió a estos hombres. Jesús radicaliza aquí una intuición que marca ya la es­ piritualidad judía. Jesús dice que en cada enfermo lo visitamos a él. Pues tenían miedo a ocuparse de la enfermedad y a informarse realmente y con detenimien­ to de cómo le iba al enfermo. esto se de­ be a una sensación de inseguridad y desorientación. por lo demás tan fuertes. Con ella se les recordaba a todos que también ellos podían enfermar. ¿Por qué? Porque allí se halla la presencia de Dios.teresó por cómo le iba realmente. No tenían ni idea de qué po­ dían hablar con él. Pero ninguno tuvo el valor de telefonearlo personal­ mente. Todos le preguntaban a la secretaria cómo le iba al enfermo. Sólo puedo hacer suposiciones. Tal vez les daba ver­ güenza encontrarse con él enfermo y débil. Todas las formas de comunicación que habían utilizado hasta en­ tonces ya no valían en esa coyuntura. A menudo. uno no se sienta en su cama. En la tradición judía existe una ins­ trucción a propósito de la visita a los enfermos: «Cuan­ do se visita a un enfermo. visitar a su compañero enfer­ mo. Insistir en los éxi­ tos estaría fuera de lugar. Tampoco en este caso se atrevió nadie a visitarlo. El jefe de sección de una empresa estaba en el hospital. Tal vez fuera también la inseguridad de cómo encon­ trarse en su enfermedad con el compañero al que por lo demás siempre habían visto fuerte. Reinhold Schneider. no sólo con aquel que despierta nuestra compasión. Los antiguos esta­ ban convencidos de que en el enfermo nos encontramos. pues. Algo así como un respeto sagrado rodeaba el lecho y la habitación del enfermo: él estaba más cerca de Dios que los sanos» (Hommel 65-66). si­ no también con aquel que esconde en sí una perla pre­ ciosa.mo dice la Escritura: “El Señor lo sostiene en el lecho de su enfermedad”» (Hommel 66). que padeció mucho personal­ mente a causa de su enfermedad. como por ejemplo el pastor evangélico Eduard Mórike. la conferencia sobre la sexta obra de misericordia -visitar al enfermo-. en la radio. volveré de la visita con un obsequio. En cada enfermedad está contenido un 74 ANSELM GRÜN . que tiene algo para regalarnos. en diferentes grados. «cuando uno se despedía de un enfermo. o Vincent van Gogh. que arrancó sus pinturas a su enfermedad. Si lo hago así. le pedía: “Reza por mí”. A veces veo un resplandor en los ojos de un moribundo. Muchos enfermos han legado a la humanidad poesías o pinturas preciosas. O quedo edificado por su fe y su disposición a entregarse a Dios. Visitar al enfermo signifi­ ca mirarlo con ojos de fe. que se jubiló ya a los 40 años porque estaba demasiado enfermo. se encargó de pronun­ ciar en el año 1958. Gisela Hommel recuerda que. y entiendo que se ha vuelto trans-parente para Cristo. algo misterioso. en su infancia. que iba agravándose progresivamente. En ella dice: «Al enfermar sucede. Del ser humano. sino nuestra oración. Esto otorga al enfermo una especie de digni­ dad. La habitación del enfermo es un lugar sagrado» (Die Werke der Barmherzigkeit 55-56). En su enfermedad. esto era para él la mejor visita. quien lo visita percibirá al­ go. alguna que otra vez la esperanza es que no lo visitemos nosotros. largas horas sin promesas! Estas son como un sumergir­ se cada vez más profundamente. ¡en las largas. Y entonces puede suceder que la gloria de Dios se le revele» (Ibid. Y. es frecuente que aún nos resulte más difícil ir a ver a en­ fermos psíquicos y entrar con ellos en un diálogo per­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 75 . Si tenemos ya reparos a visitar enfermos corporales. sin embargo. Debido a que en el enfermo hay un misterio. En él se encuentra con el misterio de la condición humana y de la redención. y que. el en­ fermo puede sentir que le pedimos al médico del mun­ do que le visite. sobre todo por la noche. 60). 60).enigma. el enfermo es­ pera. Reinhold Schneider sabe por experiencia propia que. los bienintencionados ramos de flores no alcanzan el mundo totalmente otro en el que vive el enfermo. vivió con especial agrado sobre todo la visita de los pájaros junto a su lecho de enfermo. al enfermo. Cuando la ventana estaba abierta y los pájaros cantaban. nuestra oración: «Así.tienen «una peculiar relación con la existen­ cia sufriente» (Ibid. los buenos consejos del visitante no le hacen más que daño. Los animales -dice Schneider. a menu­ do. sobre todo. entonces. Y. «visitar» significaría fijarse realmente en lo que agobia a tales personas.sonal. pero nadie quiere oír cómo les va. los hombres y las mujeres de éxito viven brotes psicóticos que les de­ sequilibran por completo. Pero lo decisivo es con qué mirada me fijo. sino también en mí mismo. me cuentan que se sienten como leprosos. de hacerlo. En nuestro fuero interno menospreciamos las depresiones o las psicosis. visitar al enfermo. Es frecuente. Nadie quiere realmente entrar en con­ tacto con ellos. sin em­ bargo. miraríamos el interior del abismo de nuestra propia alma. Personas que se ven afectadas por depresiones. Así. Verdad es que son tratados con amabili­ dad. que a estas personas les pongamos una etiqueta. También. En 76 ANSELM GRÜN . No miramos dentro de la enfer­ medad. Misericordia significa que no veo lo pobre y mí­ sero sólo en el enfermo. son muchos los que hoy en día padecen depre­ siones. Cuando le ponemos a alguien la etiqueta de «enfermo psíquico» es como si le colgáramos al cuello el cartel de «leproso». En este caso. o que han vivido al­ guna vez una fase psicótica. es hoy más actual que nunca. Cuando lo hacemos. No deseo sólo ver al otro. la sexta obra de mi­ sericordia. a menudo nos refugiamos en lugares comunes. No nos atrevemos a hablar sincera­ mente sobre la depresión o sobre la psicosis. mi mirada debe estar libre de toda valoración. Al hacer­ lo. La palabra griega equivalente a «visitar» (episkeptomai) denota un mirar marcado por un verdadero inte­ rés por el otro. porque. sino contem­ plarlo con detenimiento para ver cómo le va. y a veces precisamente. Pero en el enfermo psíquico veo además.el enfermo me veo a mí mismo como en un espejo. A menudo las personas psicóticas carecen de sentido de la medida. Las personas depresivas pueden remitirme a la profundidad y oscuridad de mi propia existencia. Cuando converso con personas psicóticas. Todo es­ triba en que no mire al enfermo sólo con mirada psico­ lógica. puedo perfecta­ mente volver a casa fortalecido y enriquecido. sino también con ojos de fe. tras visitar a un enfermo psíquico. que reflejan un mundo distinto del conocido. no sólo lo dañado. con bastante fre­ cuencia. sino también algo valioso. Pero perciben algo que con bastante frecuen­ cia nos falta. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 77 . descubro sus fantasías. Así. Pero ya en el siglo IV se añadió la séptima: «Enterrar a los muertos». en el mundo del más allá. ayudó mu­ cho a sus hermanos de tribu: «Di mi pan a los ham­ brientos y vestido a los desnudos. Y era expresión de la fe en que el difunto no que­ da simplemente olvidado y deja de existir. En esto fueron determinantes las palabras del anciano Tobías. de otra manera. Por LAS OBRAS DE MISERICORDIA 79 . le daba sepultura. Cuenta él de sí que desde siempre.7 Enterrar a los muertos En el discurso del juicio final de Mateo 25 sólo se ha­ bla de seis obras de misericordia. Enterrar a los muer­ tos era expresión del respeto y la valoración de la per­ sona. movido por la misericordia. Enterré igualmente a los que mató Senaquerib» (Tobías 1. Los cultos a los muertos parten siempre de que el difunto continuará viviendo. En todas las culturas y religiones se han elaborado ritos relacionados con el en­ tierro y despedida de los muertos.17-18). que era un ejemplo de judío piadoso. y si veía el cadáver de alguno de los de mi raza arrojado extramuros de Nínive. Hoy en día. Quieren «desemba­ razarse» anónimamente del difunto.queda un gran dolor. Enterrar a los muertos significa despedirse de ellos de una manera digna. en una huida o en la guerra. En esta tendencia de las inhumaciones anónimas se hace visible algo de la inhumanidad que se extiende en algunos círculos. «desembarazarse». Cuando esto resulta imposible -por ejemplo. denota algo monstruoso. 80 ANSELM GRÜN . sino como un objeto sin valor del que uno de­ sea deshacerse. en las grandes ciudades hay muchísimos en­ tierros anónimos. A veces los parientes del difunto llaman dema­ siado deprisa a la funeraria y le entregan el cadáver sin haberse despedido de él con toda calma. incluso en la guerra intentan los sol­ dados enterrar con dignidad a sus camaradas caídos.eso se le rinden honores y se maneja cuidadosamente su cadáver. Los allegados no quieren exponerse al sepelio y al duelo por los muertos. como una persona con la que se ha vivido y se han compartido alegrías y sufri­ mientos. Pero ya esta simple palabra. Por eso. hoy es aún más importante que busquemos formas de entierro que valo­ ren debidamente a la persona. Entre ellas se encuentra que nos demos tiempo suficiente para despedirnos del difunto. Por eso. Ya no se ve al difunto como una persona a la que se le de­ be gratitud por muchas cosas. Esto le dolía en el alma a todo judío. Lo peor que a un israelita podía pasarle era que su cadáver fuera entregado como pasto a las bestias. mis ma­ nos». María».El anciano Tobías cavaba la tumba con sus propias manos y enterraba en ella a los muertos. Pero debemos echar una mano. Colaborar significa también que yo mismo organizo el entierro. Echar una mano significa tocar al di­ funto. Antes de su muerte había dicho ya que junto a su tumba le gustaría que cantáramos «Bendice tú. Enterrar a los muertos significa. Cuando murió mi madre. lavarlo y vestirlo. no sólo cuidar la tumba. cuando muere un ser querido. sino también recordar al muerto. En el ámbito católico recordamos a los difuntos en cada celebración LAS OBRAS DE MISERICORDIA 81 . al cantar nos sentimos unidos a ella y le rendimos homenaje. colaborar personalmente. Pues con estos cánticos ex­ presó su fe y su anhelo de un Dios maternal y tierno. Esto no es po­ sible para nosotros hoy en día. Cumplimos su deseo. de la misa de difuntos o del entierro. sus hijos nos reuni­ mos y pensamos qué cánticos le gustaba cantar en la iglesia a nuestra madre. No hemos de dejárselo todo a la funeraria o al párroco o pastor. que le digo al párro­ co o pastor lo que para mí era importante en el difunto. Y que en la misa de difuntos le apetecía que se cantara el cántico «Toma. nosotros participamos de su fe. Al cantar sus cánticos favoritos. ella lo cantaba ya en la visión. pues. Así. También puedo dar consejos para la organización de la ceremonia de inhumación. Y sabíamos que eso que en aquel momento noso­ tros cantábamos en la fe. en cada celebración de la Eucaristía vivimos también la comunión con ellos. Así. El duelo necesita un lugar. Pero recordar y despedirse re­ quiere también cauces. de qué fuentes vivió. con­ viene que nos esforcemos por poder participar en el en­ tierro. Una manera de vi­ vir hoy la séptima obra de misericordia sería también la participación en el entierro de personas que han signifi­ cado algo para nosotros. Cuando muere un colega. Antes. el pueblo entero participaba en la inhumación y así expresaba su afecto al difunto. La tumba es el lugar donde el duelo recibe cauce una y otra vez. y en responder a dicho mensaje con nuestra vida. Pensar en los muertos no significa vivir en el pasado. Más bien consiste en entender el mensaje que nos hacen llegar con su vivir y su morir. Pensamos en que. En muchas empre­ sas medianas. Y se en­ cuentra también el cuidado amoroso de la tumba. Entre ellos se encuentran el con­ tar de qué nos acordamos y qué fue importante para el difunto. mientras nosotros celebramos la Cena de Jesús. ellos en el cielo celebran el banquete eterno de bodas.de la Eucaristía. La valoración del di­ funto la expresamos con el cuidado de su tumba. el jefe en persona toma parte en la inhu­ 82 ANSELM GRÜN . Y nos conmueve que personas que lo conocieron hagan el esfuerzo de venir de muy lejos para despedirse de él. Veo con frecuencia que las empresas no han encontrado una manera de des­ pedirse de los trabajadores difuntos. qué le movió. Con ello expresan su aprecio. Este hombre quería seguir a Jesús. Quiere.han arrumbado esta obra de misericordia. mostrarle otra reali­ dad a aquel que quiere seguirle pero antes desea dar se­ pultura a su padre. Con ello no sólo expresa su afecto a la persona difunta. Esto no sig­ nifica que su padre acabara de morir. sino que pone también de manifiesto que la firma se entiende como una comuni­ dad que comparte las alegrías y las penas. Sobre la labor de enterrar a los muertos. sin embargo. posponer el seguimiento hasta que su padre hubiera muerto. Pero esto resulta demasiado impersonal. Otras empresas -sobre todo cuando son más grandes. Jesús dice unas palabras que debieron escandalizar a todo judío piadoso: «Deja a los muertos que entierren a sus muer­ tos» (Lucas 9. Un criterio im­ portante de la humanidad de una empresa es siempre cómo aborda el duelo y la despedida y cómo entierra a los muertos que han trabajado en ella.mación de los trabajadores. que no deja solos a sus trabajadores y sus parientes ni siquiera en la muerte. Conozco a personas que no se atreven LAS OBRAS DE MISERICORDIA 83 . Pero antes quería arreglar todo lo perteneciente a la vi­ da. To­ do lo más escriben a los parientes una carta previamen­ te formulada o se encargan de que se lea en el funeral. El era demasiado judío para negarle al difunto este servi­ cio de amor. Quería primero dar sepultura a su padre.60). Con esta frase. seguramente Jesús no quería decir que dejáramos a los muertos sin enterrar. Lo que quería era. más bien. 60). de quien Lucas dice que era bueno y justo. No he de esperar hasta que mi padre muera. descolgó el cadáver de Jesús «de la cruz. Si enterramos a nuestros muertos. Jesús. tú vete a anunciar el Reino de Dios» (Lu­ cas 9. lo siguen. lo envolvió en una sábana y lo puso en un sepulcro excavado en la ro­ ca en el que nadie había sido puesto todavía» (Lucas 23. Cuando Dios reina en nosotros. pues permitió que esto se hiciera con él mismo. Jesús no pretende impedirnos enterrar a los muertos. Lucas. que nos transmitió las radicales palabras de Jesús acer­ ca de los muertos que han de enterrar a sus muertos. José de Arimatea. En esta situación es donde dice Jesús estas palabras paradójicas: «Deja que los muertos entierren a sus muertos.53). Entonces tenemos que cambiar nuestra vida en el momento presente. Dios es la auténtica realidad de nues­ tra vida.a seguir su vocación más profunda mientras su padre vi­ ve todavía. hemos de ha­ cerlo como personas vivas que han encontrado su pro­ pio camino y. y no esperar has­ ta que nuestro padre haya muerto. «Reino de Dios» sig­ nifica: Dios reina. De lo contrario per­ maneceríamos muertos y daríamos sepultura a muertos estando muertos. 84 ANSELM GRRÜN . Es ahora cuando he de seguir la llamada interior de Je­ sús y anunciar el Reino de Dios. quiere que viva­ mos. todo lo demás ya no es tan importante. Pone su propio sepulcro a disposición de Jesús. además. sin embargo. nos describe con mucho cariño el entierro de Jesús. con el deseo de manifestárselo in­ cluso después de muerto. Al enterrarlo.47) y que en él el amor venció a la muerte. Éste es el sentido de la sépti­ ma obra de misericordia: manifestar.Y por darle sepultura renuncia a participar en la cele­ bración de la pascua. Con su amorosa modalidad de entierro ponen de manifiesto que verda­ deramente fue una persona justa (Lucas 23. los errores que cometió. ungiendo su cadáver una vez pasado el sábado. ponemos en la tumba. Deseaban prepararle a Jesús un entierro digno. En esos ungüentos aromáticos ponen todo su amor a Jesús. «Las mujeres que habían venido con él desde Galilea fueron detrás y vieron el sepulcro y cómo era colocado su cuerpo. los restos mortales de un ser humano cuyo verdade­ ro secreto confesamos no conocer. También al hacer esta obra actuamos. Luego regresaron y prepararon aro­ mas y mirra» (Lucas 23. Y los depositamos en LAS OBRAS DE MISERICORDIA 85 . Si la tradición eclesiástica entiende el dar sepultura a los muertos como una obra de misericordia es porque está convencida de que con ello le rendimos a cada di­ funto el homenaje que José de Arimatea y las mujeres le rindieron a Jesús. En ese instante olvidamos las flaquezas que también tuvo. en Cristo mismo. más allá de la muerte. Las mujeres lo hacen contra la opinión do­ minante de los romanos y de los sumos sacerdotes se­ gún la cual Jesús era un malhechor.55-56). en definitiva. pues en virtud del entierro se hizo impuro. llenos de reveren­ cia. el amor a quienes en su vida fueron valiosos pa­ ra nosotros. Con cada difunto pone­ mos en la tumba algo valioso. 86 ANSELM GRÜN . aun cuando tal vez quedara oscurecido por aquello demasiado humano que había en él. expresión de la fe en el misterio del ser humano.la tumba movidos por la fe. Cada obra de misericordia es algo más que una expresión de hu­ manidad. que nos dice que también en él habitó Cristo mismo y resplandeció algo del misterio de Cristo. en la presencia de Jesucristo en cada persona. además. Siempre es. S egunda parte LAS OBRAS ESPIRITUALES DE MISERICORDIA . al otro que yo no soy pecador? ¿No divido. por tanto. Pero si hablamos de «corregir al pecador». En la carta a los Romanos cita el salmo 14: «No hay quien sea justo. una íntima conexión entre pecado y error. ni siquiera uno. a una LAS OBRAS DE MISERICORDIA 89 . No hay un sensato. la pretensión de superioridad moral parece aún mayor. Si corrijo al que yerra. La palabra griega que tra­ ducimos por «pecar» significa «errar el camino». entonces. entonces. Yo voy por el camino correcto. Existe. En textos más antiguos. no hay quien busque a Dios. contradiría el men­ saje de Jesús. sin embargo. a los seres humanos en pecadores y no pecadores? De hacerlo. Todos se desviaron. ¿no manifiesto mi pretensión de llevar razón? Yo tengo razón.1 Corregir al que yerra La primera obra espiritual de misericordia deja en no­ sotros sentimientos encontrados. el enunciado de la primera obra espiritual era también «corregir al pecador». todos somos peca­ dores. Para el apóstol Pablo. y el otro no. ¿Le estoy dando a entender. pero el otro se ha apartado del buen camino. Mateo cita aquí palabras de Jesús que regulan la vida en la comunidad cristiana.16). Si te escucha.15-17). entonces. díselo a la comunidad.12). Sin embargo. ¿cómo hemos. En ellas. Si todos somos peca­ dores. entonces. sea para ti como el gentil y el publicano» (Mateo 18. En lugar de hablar del otro. No se trata de hablar de los demás ni de indignarnos por sus erro­ res. entonces. Pablo exhorta a los que se sienten fuertes diciéndoles: «Así pues.se corrompieron. no hay quien obre el bien. En la primera carta a los Corintios. Y si hasta a la comunidad desoye. Si no te escucha. no hay si­ quiera uno» (Romanos 3. lo importan­ te es el bien del hermano y de la hermana. Pero además hemos de hacerlo siempre con la concien­ cia de que también nosotros mismos corremos peligro. ¿cómo vamos a mostrarles. para que todo asunto quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos. el que crea estar en pie. hemos de hablar con él. mire no caiga» (1 Corintios 10. Es­ tas palabras de Jesús se encuentran en el capítulo 18 de Mateo. guías ciegos. a solas tú con él. de corregir al pecador? Si todos nos hemos apartado del camino recto. habrás ganado a tu her­ mano. toma todavía contigo a uno o dos. Jesús nos exige en el evangelio de Mateo: «Si tu hermano llega a pecar. vete y repréndele.10-12). como les re­ procha Jesús a los fariseos? (Mateo 23. Si les desoye a ellos. A dicho capítulo se le llama la regla de la co­ munidad. el camino a los extravia­ dos? ¿No seremos. No 90 ANSELM GRÜN . Respeto su dignidad. Al mismo tiempo. No le condenamos. se necesita valor para acercarse al otro y dirigirle la palabra. Notamos que el otro va por un camino que conduce al extravío. siempre me hago vulnerable. Hemos visto algo que nos duele. ni con­ denarlos. En la tradición LAS OBRAS DE MISERICORDIA 91 . «Tengo la sensación de que ese camino no te hace bien. he de partir siempre de mí y de mi im­ presión. de que ahí te apartas de tu verdad. Al dirigirme así a él. En la psicología actual se dice que al otro se le ha de dar siempre un «mensaje en primera persona». En cambio. ni para acusarle. Le dejo al otro la libertad para que reaccione como quiera. En una comunidad -como. Por el contrario. Le indicamos algo que nos preocupa. Me dirijo a él porque él es importante para mí. cómo vive? ¿No has oído lo que ha dicho?».hemos de avergonzar al hermano o la hermana. en nuestra comunidad monásticasiempre existe el peligro de que se hable de los demás: «¿No has visto lo que ha hecho. Es­ tás en el error. no me siento bien cuando te veo seguir ese camino». Dudo de que para ti sea bueno. Con tales habladurías sobre los demás les herimos. No he de decir: «Has pecado. por ejemplo. Pues sé de fijo que tampoco yo me encuentro de manera completamente correcta y que no todo es bueno en mí. Ves la situación de manera equivocada». Vas por un camino equivocado. No nos dirigimos a él para ponernos por encima de él. Me implico siempre a mí mismo. lo que realmente le hace bien al otro. Jesús dice que lo importante es ganar al hermano. Entonces se produce una espiral des­ cendente. Esto no significa conseguir ponerlo de nuestro lado. Nos indignamos ante el superior por el hermano y la hermana. ganarlo para la vida. y atreverse. ni como el virtuoso o in­ cluso perfecto. no obstante. No es fácil adoptar el tono oportuno. a señalarle al her­ mano o la hermana algo que nos causa preocupación. ganarlo para el camino que conduce a la vi­ da. En psicolo­ 92 ANSELM GRÜN . Sé por propia experiencia lo difícil que esto nos resulta. No se trata de utilizar a los demás en nuestro bene­ ficio. más bien. sin embargo. requiere valor y tacto. que se ocupe de que éste o aquélla cam­ bien de conducta. Por el contrario. En lugar de corregimos mutuamente. lo que se plantea siempre es. no queremos presentarnos ante el otro ni como un sabelotodo. o de al­ gún superior. más bien. Desde luego. Ga­ narlo significa. vemos en la co­ munidad que ésta sufre daños cuando ya nadie se atreve a dirigirse al otro. nos imi­ tamos mutuamente en nuestra conducta negativa y nos arrastramos hacia abajo. Pues el otro podría decir: «Mira quién fue a hablar. de corrección fraterna.espiritual hablamos de correctio fraterna. ganarlo para Cristo. Como si tú mismo no tuvieras bastante por lo que callar». Y. Pero no tenemos el valor de hablarles personalmente. Ser consciente de la propia flaqueza. del propio error. Es mucho más fácil exigir del abad. a otro u otros dos hermanos o hermanas. No debemos entender pe­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 93 . Más bien el uno ha de importarnos. hemos de implicar. tras un diálogo. no debe haber nunca un vencedor ni un vencido. cuando se le abren los ojos y puede mi­ rar de nuevo su vida. de win-win. se dice. Lo importan­ te en todo acuerdo de diálogo es que quien se ha extra­ viado encuentre de nuevo el camino que le lleve adelan­ te sin quedar mal. La situación ha de ser. cuando se pone en pie y puede se­ guir su camino fortalecido y lleno de confianza. una situación en la cual ambos se sientan ganadores. o a cuatro. En el diálogo a tres. La corrección del que yerra es una obra de misericordia sólo cuando quien yerra o quien peca se siente vencedor. Cuando la conversación a solas no sale bien. El hermano o la hermana puede sentirse mejor entendido por otro que por mí. Pero Jesús cuenta también con la posibilidad de que todos los esfuerzos hechos por un hermano o una her­ mana resulten infructuosos. no hemos de poner al que yerra u obra mal entre la es­ pada y la pared. Cuatro o seis ojos ven la situación des­ de diferentes perspectivas. En las empresas hay enlaces a los que uno puede consultar cuando no se siente entendido por el jefe. No ha de surgir una situación de «dos contra uno» o de «tres contra uno». según el consejo de Jesús.gía se dice que. Corregir al que yerra tiene también una dimensión política. No se trata. Nos eximimos de toda responsabilidad. Hemos intentado mostrarle el camino recto. Los poetas han asumido una y otra vez dicha tarea. Tiene el derecho a considerar correcto su camino. le conduce a la vida. a la verdad y la libertad.yorativamente la observación «sea para ti como el gen­ til y el publicano». animar a todos a no seguir caminos equivocados: 94 ANSELM GRÜN . Le hemos tratado con misericor­ dia. Hemos hecho todo lo posible. Es famosa la poesía de Günter Eich. más bien. Es responsable de sí mismo. no obstante. sin embargo. En este momento también es propio de la miseri­ cordia dejarle en paz. Val­ ga como ejemplo la tendencia a mirarlo todo desde un punto de vista únicamente económico o a darle a nues­ tra convivencia un tinte cada vez más jurídico. de poner a los demás en la picota ni de acusarles. Pero le de­ jamos la libertad para encontrar para sí el camino por el que piensa seguir y encontrar la vida. No tiene por qué aceptar nuestra correc­ ción. según él cree. afinar nuestra propia conciencia y la de los demás para los caminos que llevan a extraviarse. Tiene derecho a seguir ese cami­ no que. En es­ te momento dejamos al otro a su suerte. que no acusa a nadie. Es tarea nuestra llamar la atención sobre ten­ dencias que nos empujan en dirección equivocada. Nuestra tarea es. pero quiere. Debe tener el valor de ser arena en el engranaje del mundo y no cumplir todas las expectativas de la economía. y no aceite. cuando se cuenta con el vacío de vuestros corazones! ¡Haced lo inútil. nos presentaríamos fácilmente como infalibles. sed arena. En la Biblia fueron los profetas quienes animaron al pueblo y llamaron su atención sobre caminos errados. en el engranaje del mundo!» (Hommel 81).«¡Despertad. cantad los cantos que de vuestra boca no se esperan! ¡Sed incómodos. De lo contrario. porque lo terrible se acerca! ¡Vigilad que vuestros corazones no estén vacíos. No podemos designarnos a nosotros mismos profetas. Pero el cristianismo debe conservar su di­ mensión profética y llamar la atención sobre cosas que a muchos no les agrada oír. pues vuestros sueños son malos! ¡Velad. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 95 . la segunda obra espiritual de misericordia no se puede entender en este sentido. cuando nos transmite que nosotros no sabemos nada en absoluto y él lo sabe todo. en cierto modo: «Fíjate. que yo me ponga por encima del otro. en decirle. Más bien consiste en abrirle los ojos a aquel que no ha visto algo. Ahí hay algo interesante. Desde luego. El que no sabe es al­ guien que no ha visto (todavía) algo. he visto. procede de la raíz gótica lais. mira.2 Enseñar al que no sabe A veces decimos que otro se las da de maestro cuando todo lo sabe mejor. Ahí hay algo que te atañe. No instruyo. Y lehren. «ense­ ñar». sino que le muestro al­ go para que él lo mire con sus propios ojos. También podemos decir que la tarea del maestro en la escuela es una obra de misericordia. que significa: «Sé. Enseñar al que no sabe no sig­ nifica. Él desea abrir los LAS OBRAS DE MISERICORDIA 97 . he indagado». que es importante para ti». por tanto. sin embargo. Lo mismo que la partera apoya el nacimiento del nuevo ser humano. que pone de manifiesto que. tiene lugar principalmente por medio de la palabra. En su conflicto con los fariseos. Abren una puerta por la que el alumno puede entrar para contem­ plar con asombro un mundo nuevo. Las palabras son como llaves que abren los ojos. Enseñar es. pa­ ra que vean mejor. a su corazón. el filósofo griego. sino para que vean más. persona y palabras concuerdan. que no saben. padre ni maes­ tro. en él. «Rabí» significa propiamente «mi señor» o 98 ANSELM GRÜN . Pero el maestro en­ seña también con su ejemplo. sobre todo. Sócrates. al parecer. Afectan al ser humano. Con su per­ sona pone de manifiesto de qué responde y qué hace hu­ mano al ser humano. Jesús nos advierte que no nos arroguemos el título de rabí. así el maestro ayuda con sus preguntas a que el alumno vea el mundo con ojos nuevos y quede así in­ teriormente renovado. enten­ dió la condición de maestro como un arte de partería. como hacían los fariseos y también. una escuela para los ojos. Esas tres nociones muestran tres aspectos del maestro. al­ gunos expertos de la Escritura en las comunidades cris­ tianas. no para que adquieran más saber entendido como contenidos disponibles de aprendizaje.ojos de los alumnos y alumnas. Las palabras no transmiten sólo conocimientos de una determinada ma­ teria. La enseñanza. Existe. yo siempre soy escéptico. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 99 . de los que no saben. Mateo nos des­ cribe la pasión de Jesús de manera que en ella se hace visible y palpable. el peligro de ponerse. Jesús insiste en la igualdad de todos los cristianos entre sí. por encima de los alum­ nos. «Uno solo es vuestro maestro. Jesús remite a Dios. Sólo él es nuestro verdadero maestro. sino también con su ejemplo. el sermón de la montaña. para todos cuantos la contemplan.8). Con su vida y su pasión cum­ ple lo que ha enseñado a sus discípulos. por consiguiente. al consejero espiritual y guía de concien­ cias. Ma­ teo nos ha descrito a Jesús como el verdadero maestro que enseña con autoridad no sólo con sus palabras. nuestro único Padre.«grande mío». Han de ser discípulos de Je­ sús. Denota al maestro de los filósofos. sino sólo Cristo. En el monacato primitivo se hablaba de paternidad espiritual.». No quiero que nadie se defina nunca como discípulo mío. Nadie ha de mandar en nuestra conciencia. Por el contrario. Entre los griegos. Cuando alguien se denomina «discípulo de N. Pero los monjes aplicaban normas estrictas y advertían contra los monjes que se las daban de padres de otros. y vosotros sois todos herma­ nos» (Mateo 23. La tercera expresión que Mateo utiliza para de­ cir «maestro» es kathegetes. A los fariseos les gusta hacerse lla­ mar «padre». esta pa­ labra se le aplicaba a Aristóteles. en cuanto maestro. Esto no sucede tanto en la escuela como en los movimientos espiritua­ les. Hoy en día existe el peligro de que los maestros hagan a sus discípulos dependientes de ellos. Propio de ello es también. una siente que le está dando una clase magistral». yo mismo había pensado así desde siempre. Las imágenes erróneas de Dios conducen también a imágenes enfermizas de uno mismo. Mediante las palabras del «maestro» reconozco mis propias reflexiones y barruntos. de nuestra relación con Dios. El saber de la fe se rela­ ciona siempre con la persona. el saber de fe. Entonces dicen: «A través de tus palabras en­ tré en contacto con mi propio pensamiento. sino también el misterio de nuestra propia vida. Se trata de hablarles a las personas de manera que reconozcan sus propios pensa­ mientos. Pero transmite a la oyente que ella no sabe nada. Y en ese momento me atrevo a ver la vida tal como mi alma la ha visto des­ loo ANSELM GRÜN . Sólo podemos ver correctamente nuestra condición humana cuando mira­ mos a Dios con ojos claros. a vivir su vida desde la fe. El predicador des­ pliega su saber teológico y psicológico.No se enseña al que no sabe acumulando saber. Cuando hablo de Dios. pero no un saber abstracto. En realidad. ciertamente. también hablo siempre del ser humano. Una mujer me contaba de un predicador que predica con mucho ingenio: «En la predicación. pero no me había atrevido a expresarlo». Todas esas no­ ciones no han de enseñarnos a entender sólo el miste­ rio de Dios. La enseñanza correc­ ta se realiza de otra manera. si­ no ayudando a la gente en su fe. Conocer es siempre reco­ nocer. en lo refe­ rente a la riqueza del mensaje cristiano. Sin embargo. Para ellas se ha­ blaba demasiado de sufrimiento y pecado. La vida espiritual es siempre arte de la vi­ da sana. sobre todo a las procedentes de Orien­ te. Así. Des Anderen Last. Enseñar al que no sabe significa darle palabras que introducen al arte de vivir. Dieron cabida en ellas sobre todo al sa­ bor de lo atemorizador y lo estrecho. Sólo pue­ do darle palabras de vida al otro cuando yo mismo las he probado. Freiburg 1957). Me encuentro con muchas personas que. En su socialización religiosa han sido heridas por representan­ tes de la Iglesia. Ayuda a aprender el arte de vivir. no saben. No dejo que las opiniones de otro me qui­ ten el olfato para mi propia alma. decir palabras de vida que suscitan vida en el otro. se apar­ taron de sus raíces cristianas y se volvieron a otras doc­ trinas religiosas. en algún momento sienten que las raí­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 101 . Enseñar es un arte de partería. Regalar a nuestra vez dichas palabras es una obra de misericordia. cuando esas mismas palabras me han dado vida a mí. El poeta Ernst Helio dijo en una ocasión: «Quien posee una palabra de vida y no la comunica se parece a aquel que en tiempos de hambru­ na tiene grano en el granero y deja que los hambrientos se desplomen en su umbral» (citado según Ida Friederike Görres.de siempre. un camino también de trato mi­ sericordioso con uno mismo y con los demás. que vean con ojos nuevos el mensaje misericordioso y filantrópico de Jesús y que encuentren en él el camino que lleva a la vi­ da. Anhelan las raíces originarias. Pero los prejuicios que en ellas se han formado debido a las heridas recibidas les impiden ver lo saludable y liberador del mensaje cristiano. sino un camino que conduce hacia la verdadera vida. Entonces descubrirán que la doctrina cristiana no es una enseñanza abstracta. 102 ANSELM GRÜN .ces se les secan y que su vida se anquilosa. En estas circunstancias veo como una importante tarea de la Iglesia anunciar el mensaje cristiano de tal manera que quienes no saben aprendan de nuevo a ver. Pero teme a quien te dice que no tiene dudas». El ca­ rácter humano de la duda se expresa bellamente en esta poesía de Erich Fried: «No dudes de quien te dice que no conoce el miedo. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 103 . sigue buscando la verdad y la vida. La duda hace hu­ mano al ser humano. La duda está al servicio de la búsqueda de la verdad. se po­ ne en camino. La filosofía habla de la duda filosófica que me fuerza a ejercitar mi capacidad de conocer y a seguir preguntándome. En la medida en que duda.3 Dar buen consejo al que duda La duda forma parte de la vida. Hay dos posibilidades en lo que concierne a la noción correcta. He de hablar con él. 104 ANSELM GRÜN . por tanto. La duda del otro es para mí una invitación a examinar con más dete­ nimiento lo que me sostiene y qué posibilidad sería co­ herente para mí. sin embargo. Pero ¿puede nuestro consejo provenir del cajón de unos libros cualesquiera? Para mí. escritos por supuestos consejeros. Puesto que nuestro saber es siempre relativo. Mientras dudo. ¿cómo me arrogo el derecho de aconsejar al otro? «El buen consejo es caro». dar consejo al que du­ da es decirle lo que a mí me ayudaría a tomar esa deci­ sión. una incertidumbre acerca de una doble posi­ bilidad. Mientras vivimos dudamos. Al que busca consejo le dejo la libertad de que es­ coja entre mis palabras aquella que sea oportuna para él. Pero lo que importa es llegar continuamente a la fe a tra­ vés de la duda. «doblar». continuamente aparecerán dudas en nosotros. «dos». al conocimiento correcto. En última instancia entraña. y falten. a la decisión correcta. Pues. Los libros de «autoayuda». no sé lo que es co­ rrecto. dice el refrán. es una palabra compuesta de zwei. están en auge. Éstas nos empujan a seguir preguntando y a no darnos por satisfe­ chos con respuestas facilonas. La duda me fuerza a decidirme por una posi­ bilidad. ciertamente. Pero. No debo aconsejar al que duda. escuchar sus dudas y luego in­ tentar formular la respuesta que surja en mí. «duda».Quien piensa que no tiene dudas se pone por encima de su condición humana. lo que he llegado a conocer por mi cuenta puedo comunicárselo al otro. Zweifel. En él dice que nuestra fe es siempre un riesgo que nos forzamos a correr frente a la incertidumbre. escribió un libro que en aquel entonces no les gustó en absoluto a los obispos: Ungewissheit und Wagnis («Incertidumbre y riesgo»).La duda forma también parte de la fe. Muchos santos han vivido estas dudas de fe. La duda de fe me po­ ne de manifiesto que el ateísmo y la incredulidad están también en mí. A veces. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 105 . la duda de fe nos obliga a distinguir entre las imágenes que nos hemos hecho de Dios y el Dios verdadero. la madre Teresa de Calcuta. el Cura de Ars o. que en definitiva es siempre el Dios totalmente otro e inconcebible. A veces oigo a creyentes que ha­ blan mal de los no creyentes: «Ésos no quieren creer. Las dudas nos conducen a la soli­ daridad con los demás. por encima de ellos. Peter Wust. La duda de fe me libra de creerme seguro. el filósofo católico que en el Tercer Reich dio a muchos estudiantes de Teología un ejemplo convincente de su fe. por ejemplo Teresa de Lisieux. en tiempos más recientes. No se ponía por encima de ellas. Algunos se llevaron un susto cuando leyeron que esta mujer siempre sonriente tenía profundas dudas de fe. la gente mayor se acusa en el confesonario de haber teni­ do dudas de fe. pues todo está patente a los ojos». Sin embargo. Renunciamos a ponernos. con nuestra certeza de fe. Y me libra de ponerme por encima de los demás. Pero su duda era la condición que posibilitaba su dedi­ cación a las personas y que las entendiera. De ahí deri­ van las palabras Hausrat. pre­ parar mentalmente algo. ¿Qué significa «dar buen consejo»? La palabra ale­ mana Rat. a veces me sobrevienen dudas: «¿Es todo esto pura ilusión? ¿Te haces tu teología a me­ dida con el fin de sentirte mejor para apañarte de mane­ ra más adecuada con tu angustia ante la muerte y tu so­ ledad?». «dar consejo». Cuando pronuncio un sermón o escribo un libro. Estas preguntas dubitativas me obligan a formular para mí una respuesta que me deje satisfecho. «ayuntamiento». Cuando pienso la duda hasta el final. antes de darle un consejo al que duda. en san Agustín. Por consiguiente. confío en santa Teresa. Entonces todo es absurdo». surge en mí una profunda certeza interior: «Confío en la Biblia. tomar precauciones. en mis dudas. «consejo». «matrimonio». «medios necesarios para la subsistencia». significa. Pero si todo es pura ilu­ sión. reflexionar. a la postre no podemos conocer absolutamente na­ da. Apuesto a esta carta». En alemán existe 106 ANSELM GRÜN . en santa Edith Stein. etimológicamente. debo darme a mí mismo. Entonces admito tales dudas y me digo: «Sí. me pregunto continuamente: «¿Qué quiere decir esto real­ mente? ¿Qué significa que Dios se ha hecho ser huma­ no en Jesucristo? ¿Qué quieren decir la resurrección y la vida eterna?».Al orar y meditar. o Heirat. Partiendo de ahí. significa: ocuparse de alguien. puede ser que todo sea ilusión. raten. una respuesta que me satisfaga. Entonces no nos ayudan a pro­ fundizar en la fe ni a llegar a una decisión inteligente. En la desesperación he LAS OBRAS DE MISERICORDIA 107 . Se tiene la sen­ sación de que carece de sentido seguir luchando. pese a sus dudas de fe. sin embargo. entonces: reflexiono sobre los datos pre­ vios que el otro necesita para tomar una decisión en me­ dio de sus dudas. «con­ sejos». Pero en ella se en­ cuentra el término schlagen. «aconsejar» significa otra cosa: me preocupo del otro. nunca llegaré a ser una persona grata a Dios. Desde el origen. La vida es demasiado penosa. Las dudas forman parte de la vida y de la fe. pero a veces pueden desembocar en desesperación. A menudo se trata de la desesperación a causa de uno mismo.hemos de evitar los Ratschláge. del pro­ pio fracaso en ser bueno: nunca conseguiré vivir correc­ tamente. Dar consejo a quien duda significa.la palabra Ratschlag. La desesperación es ausencia de salidas. «consejo». para llegar. una confianza que le sostenga. Dar consejo signi­ fica poner al otro en contacto con sus recursos. reflexiono sobre lo que ne­ cesita para la vida. preparo palabras que le ayuden a su­ perar la situación en que se ve. Entonces ya no son inofensivas. seguir viviendo. de los cuales puede echar mano cuando le sobrevienen dudas. a una opinión que le ayude y para descubrir. Por eso -dicen los psicólogos. El filósofo Josef Pieper llama a la desesperación la «an­ ticipación de la no satisfacción». «golpear». pues con ellos le asestamos al otro un golpe. pese a dichas dudas. Aconse­ jar a un desesperado no es fácil. La desesperación. Dios no satisfará nunca mi anhelo más profundo. exige mi esperanza. del cual ya no aguardo nada. De hecho. para que en medio de la desesperación pueda concebir de nuevo esperanza. en cuanto tarea de to­ da esperanza. La gente cae a menudo en tal desesperación sin culpa alguna. Todo care­ ce de sentido. también podré pregun­ tarle: «¿Qué esperas? ¿Qué anhelas?». debemos soportar su desesperación. La esperanza -dice el filósofo francés Gabriel Marcel. En latín. Los golpes del destino son a veces demasiado duros y llevan a perder toda confianza en la bondad de Dios. sin embargo. Quizá responda 108 ANSELM GRÜN . Dios tampoco me va a ayudar. antes de decir una palabra. Desespero de mí mismo. Y desespero de Dios. Primeramente. Y habrá que sopesar cada palabra para que él no la con­ sidere demasiado liviana cuando resuene dentro de su desesperación. Kierkegaard llama a la desesperación la «enfermedad de muerte». La ausencia de esperanza es. la desesperación se denomina desperatio y designa el abandono de toda esperanza. Nunca llegaré a nada.es siempre esperanza en ti y por ti. Dante escribió sobre la entrada al infierno estas palabras: «¡Abandonad toda esperanza!». Si me aferro a la esperanza por él. el infierno. Tan sólo puedo aferrarme a la esperanza por él. No puedo darle al desesperado ningún consejo que le quite la desesperación.perdido toda confianza en la providencia de Dios. Allí. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 109 . El consejo que en ese momento puede darle una reserva de energía. en el que puedes esperar contra toda esperanza». Dar buen consejo a los desesperados. No abandono la esperanza de que. encuentres en ti un fundamento sobre el cual puedas edificar tu vida. de lo necesario para la vida. en lo profundo de tu existencia. es verdaderamente una obra de misericordia. en medio del punto más bajo de tu vida. tal vez sea esta afirmación: «Pero yo espero en ti y por ti. volver a darles un fundamento para la es­ peranza. Dios es el fun­ damento sobre el cual puedes construir. a través de la desesperación. La desesperación te ha qui­ tado el cimiento que hasta el momento tenías y ha des­ truido tu noción de cómo debía ser tu vida. Pero quizá esa misma desesperación te muestre el camino que lleva hasta el fundamento.que ya no espera nada. Vete de vacaciones. tu hijo. Así tendrás otras cosas en que pensar». Anhelan perso­ nas que aún sigan considerando el consuelo una obra de misericordia. mu­ rió. Quienes LAS OBRAS DE MISERICORDIA 111 . Los cono­ cidos se cambian de acera cuando los ven venir. pa­ ra que me rehuyan así?». La vida sigue. Pero luego es frecuente que disculpen a sus amigos y conocidos y que piensen que éstos se sienten desorientados. Otros dolien­ tes se sienten heridos cuando los amigos les dicen: «Ya ha pasado medio año desde que tu marido. Sus amigos les rehúyen. Tienen la impresión de que no les toman en serio en su duelo. La gente quisiera disimular y superar el duelo con algunas fórmulas de cortesía. Pero los dolientes necesitan consuelo. Algu­ nos preguntan: «¿Acaso el duelo es como una lepra. que no saben qué decir­ les o cómo pueden encontrarse con ellos.4 Consolar al triste hacen duelo me cuentan con frecuencia lo so­ los que se sienten. 2-4). sino acusar. Por lo menos soportan durante siete días su duelo sin disuadirle de hacerlo. El doliente se siente sin fuerzas. tiene que ser. No tiene cimien­ to debajo de los pies. «tristeza». Por eso anhela alguien que le dé 112 ANSELM GRÜN . Quien desea consolar debe abstenerse de toda interpretación. Se mantienen en su interpretación: si alguien sufre una desgracia como ésa. Esto no es conso­ lar. Y les reprocha a sus consoladores: «Muchas cosas como éstas he oído. «duelo». un falso con­ suelo le hace más mal que bien. a fin de cuentas. La palabra alemana Trauer. No me corresponde a mí comentar ni interpretar el su­ frimiento del otro.La Biblia nos indica que. Pero so­ bre todo no me corresponde transmitirle al otro que él mismo tiene la culpa de su desgracia. si estuvie­ rais en mi lugar. Pero cuando em­ piezan a hablar. Cuando Job está en ple­ no duelo por la pérdida de sus hijos e hijas. ¿Tendrá fin tanta palabrería? ¿Qué os impulsa a defen­ deros? También yo hablaría como vosotros. ni preguntar por sus causas. tiene que haber pecado. culpable de ella. sin duda os agobiaría con discursos. no se apartan de lo que aprendieron en la escuela sobre Dios y su justicia. sig­ nifica etimológicamente «quedar caído. sólo sois consoladores agobiantes. Durante siete días permanecen sentados en si­ lencio frente a él. a la gente. movería contra vosotros mi cabeza» (Job 16. Job se defiende contra ello con razón. Job se defiende contra esta inculpa­ ción. débil y sin fuer­ zas». llegan sus amigos. No le doy ningún consejo. Trost. el «Apoyo». La palabra latina que traducimos por «consolar» es consolari. permanecer junto al doliente. No le doy ninguna solución. Juan llama siempre al Espíritu Santo el «Paráclito». Propiamente significa «estar con el solo». Sencillamente escucho y permanezco. el consolador es quien aguanta junto a mí en mi duelo. mantener una posición firme en medio de la inconstan­ cia del duelo. cómo fue su experiencia del moribundo. lo que tan­ to le aflige. Para mí. en mi desespera­ ción. Le invito a contar cómo fue la despedida. guarda relación con Treue. Esto es consuelo. los romanos experimentaron el consuelo del modo siguiente: alguien se atreve a entrar en el ámbito de la soledad y a soportarla. Si aguanto junto al doliente sin tapar su duelo con palabras -o con textos-. «consuelo». el LAS OBRAS DE MISERICORDIA 113 . sencillamente. Alguien permanece junto a mí para que yo pueda aguantar junto a mí. «fidelidad». y significa «firmeza interior». apoyar». El consuelo no consiste primordialmente en palabras. en mi cólera. quien aguanta mis lágrimas y no huye de ellas ni cierra los ojos. Consolar significa. La palabra griega parakalein tiene muchos significados: «llamar. en mi desamparo.consuelo. animar. Al parecer. del muerto. Los dolien­ tes no anhelan personas que les consuelen con palabras piadosas o que pretendan saltarse el duelo haciendo re­ ferencia a pasajes de la Biblia. el doliente contará en un momento dado lo que echa de menos. consolar. tranquilizar. En la Biblia. sino que nos hace vivir su amor. En cada celebración de la Eucaristía nos da a beber la copa del consuelo que es su amor. Sólo podía seguir llorando. Pero este pastor no estaba para alabanzas. No hemos de decir palabras piadosas. sino pasarle al otro el cáliz de nuestro amor para que beba. Me contaba el pastor de una Iglesia libre su profun­ do duelo por la muerte de su amigo. Es el llamado que nos apoya y consuela. sus hermanos de religión pensa­ ron que como cristianos no debíamos hacer duelo. él mismo se da a nuestra soledad. en la celebración litúrgica. Sin embargo.«Consolador». Les pasa a los discípulos la copa del consuelo. sino también con ritos. sin embargo. Para nosotros. por el cual se entregó por nosotros. los seres humanos. de la que uno le da a beber al otro. La Escritura habla del rito de la copa del consuelo. pero también decirle palabras que toquen su corazón. No se sintió tomado en serio en su duelo. En esta copa. consolar no es algo que se haga sólo con palabras. El modo en que Jesús dispensa consuelo con el cáliz de su sangre es también determinante para nuestra obra de misericor­ dia. No nos da nin­ guna respuesta al duelo. Jesús retomó este rito. para que éste nos fortalezca. Equivale a su amor. Pablo escribió a los 114 ANSELM GRÜN . El cáliz con vino es su sangre que él derramó por nosotros. que le fortalez­ can en medio de la debilidad. consolar en este sen­ tido significa: apoyar al otro en su apuro. Por eso entonaron cánticos de alabanza. la pérdida del trabajo. Su intención era exhortarles para que no hicieran duelo «como los demás que no tienen esperanza» (1 Tesalonicenses 4. Pablo no pretendía saltarse el duelo. No hacemos duelo porque el difunto esté perdido. sino porque lo hemos perdido nosotros. de la salud o de la amistad. Las oportunidades perdidas provocan duelo. En estos últimos años he comprendí- LAS OBRAS DE MISERICORDIA 115 . Algunos cristianos han entendido estas palabras del Apóstol como si el he­ cho de creer en la resurrección no nos permitiera hacer duelo. de las cuales tomamos dolorosa conciencia en el duelo. Quien no quiere experimentar el duelo hace mal uso de la fe para rehuir su propia indigencia y su dolor. porque ya no podemos hablar con él. Ninguna idea religiosa ha de llevar a que nos saltemos este dolor del duelo. y les promete: «Porque se­ rán consolados» (Mateo 5. Jesús declara bienaventu­ rados a los que están tristes. la despedida nos duele.13). Jesús no quiere que nos saltemos el duelo. Pero. Toda pérdida provoca en nosotros un duelo. No existe sólo el duelo por la muerte de un ser que­ rido. La fe nos ayuda a superar el duelo. sea la pérdida del amor en un matrimonio que se rompe. Pero no nos libra de él. Aun cuando creemos que el difunto está ya en la paz junto a Dios. con su perspectiva de lo que nos aguarda en la muerte. y también las deficiencias de nuestra vida.4).tesalonicenses acerca de los difuntos a los que Cristo conducirá a la gloria. do que muchas personas no viven porque no lloran por sus deficiencias. Jesús les exige a sus discípulos el duelo: «Por habe­ ros dicho esto vuestros corazones se han llenado de tris­ teza. El duelo es la condición para que podamos experimentar al Espíritu Santo. Mediante el duelo entra­ mos en contacto con el apoyo que nos consuela y nos ayuda. El Apoyo. el Espíritu Santo. No lloran el hecho de que su matrimo­ nio no haya llegado a ser como habían esperado. Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya. sino animar a las personas a que lloren por lo que les hace daño y les falta.6-7). Las comunidades ya no son como en la década de 1950. 116 ANSELM GRÜN . es el verdadero con­ solador que entra con nosotros en nuestro duelo y lo transforma desde dentro. Y tampoco lloran el hecho de que en su infancia no recibieran lo que anhelaban. pero si me voy. Consolar al triste no significa ponerle en las deficiencias de su biografía per­ sonal una tirita piadosa. Sólo así cre­ cerán con su propia energía. su comunidad no sea tan ide­ al como la habían soñado. Tam­ bién en la Iglesia veo mucha resignación. ni que su empresa. Ésta se debe con frecuencia a que no se llora por el estado de la Igle­ sia y de las comunidades. su asociación. Sólo si lloro por el presen­ te estado puedo entrar en contacto con nuevas energías y posibilidades que están en mí. ni el de que no hayan encontrado el trabajo que les llene. no vendrá a vosotros el Paráclito. os lo enviaré» (Juan 16. porque si no me voy. Deben soportarlo y llorar por no percibir la cercanía de Jesús.21-22). Y este Espíritu nos conducirá a través de todo sufrimien­ to. Éste es el auténtico consuelo. pero vol­ veré a veros y se alegrará vuestro corazón. algo nuevo. que también los cristianos hemos de proporcionar. ya no se acuerda del aprieto por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo. En nosotros no está sólo el due­ lo. A través del duelo LAS OBRAS DE MISERICORDIA 117 . Este Espíritu Santo provocará en nosotros un nuevo nacimiento. que no sólo les ayudará desde fuera. También vosotros estáis tristes ahora. Es bueno que él se va­ ya.Jesús cree a los discípulos capaces de aguantar el dolor por su partida y su ausencia. ni sólo el dolor. Sólo podemos señalar al ver­ dadero consuelo que está en el corazón de cada ser hu­ mano: el Espíritu Santo. Nosotros no podemos dar consuelo. que en medio del sufrimiento que padecen les parece muy lejano. sino que estará en ellos. y es bueno que ellos lloren su marcha. El ver­ dadero consuelo consiste en señalar las nuevas posibili­ dades que se encuentran en el duelo. En nosotros está también el Espíritu de Jesús. Pero les interpreta el sentido de su duelo. Pues sólo si Jesús se marcha de su lado y lloran por su partida. ven­ drá el apoyo. Jesús nos compara con una mujer que antes del nacimiento de su hijo está llena de tristeza (lype). ni sólo la desesperación y la impo­ tencia. y vuestra ale­ gría nadie os la podrá quitar» (Juan 16. Jesús mismo está en el cora­ zón de los discípulos. el Espíritu Santo. A tra­ vés del duelo han de reconocer al Espíritu Santo en ellos. En el Espíritu Santo. «Pero cuando ha dado a luz al niño. Tiene muchos amigos y amigas que compar­ ten con ella la vida. ÉL le dio ánimos en medio del duelo para que se desprendiera de su hijo.es preciso que nazca el niño en nosotros. Jesús trata misericordiosamente a quienes hacen duelo para que nosotros. Las palabras que Jesús le dirige a la madre doliente. 118 ANSELM GRÜN . es preciso que se imprima Cristo en nosotros. consolemos a los dolientes y así actuemos miseri­ cordiosamente con ellos. No se ha que­ dado sola. con nuestra fe y con nues­ tro estar junto a quienes hacen duelo. pretenden abrirle los ojos para que vea a las muchas personas que la acompañan. Esto transforma nuestro duelo en una ale­ gría que nadie nos puede ya quitar. «¡No llores!» (Lucas 7. se acercó a ella y se dirigió a ella. Entonces le mani­ festaremos la misericordia que Cristo mostró a la viuda de Naín que hacía duelo. a imitación su­ ya. Él estará en nosotros y con nosotros.13). ÉL sintió con ella. De ello hemos de dar testimonio con nuestra vida. Esto significa otra cosa. con ello contri­ buirán a que la injusticia pueda extenderse. de no protestar contra la injusticia. dejar de manera pu­ ramente pasiva que las cosas me pasen. sin embargo. Entonces puedo pro­ testar contra ella o sufrirla con paciencia. es una decisión consciente de actuar como Jesús. sin dejarse LAS OBRAS DE MISERICORDIA 119 . este enunciado anterior resulta actualmente más bien sospe­ choso.5 Sufrir con paciencia lo molesto del prójimo Hoy en día. Sufrir pacien­ temente no significa. Por el contrario. Debido a la experiencia negativa del Tercer Reich. la quinta obra espiritual de misericordia se enuncia casi siempre «sufrir con paciencia lo molesto (o los defectos) del prójimo». Antes se hablaba de «sufrir con paciencia la injusticia». Si los cristianos soportan con paciencia toda in­ justicia que el Estado le haga a la gente. sino aceptarla. La formula­ ción anterior sólo tiene sentido allí donde la injusticia me acontece a mí personalmente. que me resulta pesado. Jesús nos pone ante los ojos a una mujer que lucha por su derecho. No obstante. que me da la lata con su comportamiento. Si confío en que Dios me hace justicia. Allí entra en contacto con el ámbito interior en el cual Dios habita en ella y nadie puede herirla. que nadie me puede cues­ tionar. Tampoco en este caso significa esta obra de misericordia que yo adopte una actitud pu­ ramente pasiva y deje que todo me caiga encima. sopor­ tando a toda persona. no tengo que arre­ glar cada injusticia. Allí experimenta al Dios que le hace justicia (Lucas 18. El sermón de la montaña dice que somos hijos e hijas de Dios.1-8). En la oración experimenta el derecho a la vida. Sólo puedo sufrir con paciencia la injusticia desde la posición del fuerte que soporta lo injusto y lo aguanta. en la pará­ bola de la viuda y el juez inmisericorde. En medio de la injusticia experi­ mento mi derecho a la vida. Molesto es alguien que nos resulta una carga. incluso a la que sigue resultándo­ 120 ANSELM GRÜN . Es­ ta experiencia nos hace independientes respecto a la in­ justicia de los seres humanos. amados incondicionalmente por Dios. Sufrir con paciencia lo molesto apunta a personas. que nos echa encima una carga. que no abandona la es­ peranza de que la injusticia no sea la última palabra. Con fre­ cuencia utilizamos esta palabra en el sentido de «desa­ gradable».quebrantar ni doblegar por ella. que nos importuna. Molesto es para mí alguien que me resulta desagradable. esto es «la ley de Cristo»: «Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas y cumplid así la ley de Cristo» (Gálatas 6. debo distinguir lo que en ese momento está más en sintonía con el espíritu de Jesús. Una comunidad sólo puede subsistir a la larga si LAS OBRAS DE MISERICORDIA 121 . En este caso ne­ cesito. distancia interior respecto a esas per­ sonas. Otra manera de actuar frente a una persona así consiste en marcar distancias.2). ni luchando contra él. Le indico al otro que con su comportamiento no gana amigos. Pues el distanciamiento también puede llevarme a rom­ per toda relación. de una empre­ sa. al menos. sino que se ha­ ce difícil la vida a sí mismo. que a continuación le hable de que me resulta molesto y me importuna. En la convivencia dentro de una comunidad. para que su carga no me aplaste. Por el contrario. Sobre todo con quienes no aceptan lí­ mite alguno. A veces corresponde al espíritu de Jesús que yo reprenda al otro. No puedo eliminar la carga del otro ni dia­ logando. Hablarle va siempre unido a la esperanza de que el otro puede cambiar y así hacer más fáciles las cosas para sí mismo y los demás. Pero estas dos modalidades de comportamiento por sí solas no bastan en el trato con personas molestas. es importante insistir en los límites propios y protegerse de quienes no los tienen. siempre hay cosas en el otro que tengo que soportar.me tan molesta. La tercera vía es sencillamente acep­ tar y aguantar a la persona tal como es. Para Pablo. de la familia. ni distanciándome de él. perse­ verantes en la oración» (Romanos 12. algo puramente pasivo. En todo caso tiene la capacidad para aguantar algo sin ceder.5). Por tanto.los individuos están dispuestos a soportarse mutuamen­ te. Para los primeros cristianos. Para Casiano. En ambas formulaciones. «paciencia». Pero también es la resistencia contra fuerzas hostiles.12). «tolerar. por el contrario. La palabra griega equivalente a «pa­ ciencia». hypomone. En el texto 122 ANSELM GRÜN . pero también. «sufrir con paciencia la in­ justicia» y «sufrir con paciencia lo molesto». a la vez. aparece en primer plano la paciencia. sino que lucha pacientemente. constantes en la tribulación. aguantar». La paciencia no es. por tanto. Uno no abandona. el monje escritor al que Benito sigue en muchas cosas. San Benito lo sabía cuando al final de su regla les in­ culca a los monjes: «Se tolerarán con suma paciencia sus debilidades tanto físicas como morales» (RB 72. la paciencia se requería como resistencia y perseverancia en la persecución. «rechazar un ataque». significa propiamente «permane­ cer debajo». Resiste. paciencia y aguante van juntas. Pablo exhorta a los romanos: «Estad ale­ gres en la esperanza. «demostrar firmeza». La palabra alemana Geduld. tie­ ne predisposición débil y casi enfermiza se le debe tra­ tar con cuidado y suavidad». a quien. que a su vez procede del latín tolerare. este soportar las debilidades del otro es siempre un signo de fortaleza: «Quien soporta y aguan­ ta al otro se muestra fuerte. viene de dulden. Comparte su car­ ga para que tengan su sitio en la comunidad. Pero no te dejes determinar por ellos. Pero no lleves toda su carga. puedes aguantar también las debilidades y molestias sin sufrir por ello ningún quebranto». Requiere ejercitarse en estar bien asenta­ do. Todas las demás obras de misericordia consisten siempre en un obrar activo. La quinta obra espiritual pa­ rece consistir en un aguantar pasivo. Pues ellos deben llevarse a sí mismos. El latín tradu­ ce esta palabra por patientes. ofreced resistencia. tu fundamento. Si tienes en Cristo tu cimiento. Este término denota más el tolerar pasivo. el soportar. Debo estar en mi centro para poder soportar también LAS OBRAS DE MISERICORDIA 123 . la hermana crispante están autoriza­ dos a ser tal como son. Mostrad fortaleza. Esto sólo les aplastaría. Exige mu­ cha fortaleza. permaneced quietos. También ese aguantar es una actitud activa. Ponte de su parte. Si consideramos este sufrir pacientemente a las per­ sonas molestas sobre el trasfondo de las afirmaciones bíblicas sobre la paciencia. No os dejéis doblegar. El hermano molesto. Permaneced firmes. ¡No os deis por vencidos! Permane­ ced fieles a vosotros mismos. Pero no es así.griego de este pasaje se lee hypomenontes = sed firmes. Pero no de­ jes que la comunidad quede determinada por ellos. se puede decir: «No deis tanto poder a los que os molestan. se pondrán un día de parte de sí mismos. Entonces. aguardamos con paciencia» (Romanos 8.a quienes no tienen centro. Pero no los soportamos por nuestra propia fuerza. Los soporta­ mos mientras eran débiles. En la carta a los Romanos. Ese estar fir­ me. La esperanza en la transformación del hermano o de la hermana tiene su 124 ANSELM GRÜN . Pablo dice: «¿Cómo es posible esperar una cosa que se ve? Pero si esperamos lo que no vemos. la transformación del otro en un herma­ no o en una hermana que estén llenos del Espíritu de Jesús. Pablo aborda una vez más la relación entre paciencia y espe­ ranza: «La tribulación engendra la paciencia.24-25).3-5). esperanza. y la esperanza no falla. la virtud probada. sino con la fuerza de Jesucristo. En otro pasaje de la carta a los Romanos. en Cristo. Y podemos esperar que dicha fuerza de Cristo irrumpa también a través de nosotros en aquellos a los que so­ portamos pacientemente. Podemos soportar al otro con paciencia porque alberga­ mos la esperanza de lo que ahora no vemos todavía: la fuerza del otro. la carga que toda­ vía son ahora caerá de nuestros hombros. Me mantengo quieto en mí. porque el amor de Dios ha sido de­ rramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Romanos 5. Perma­ nezco firme y no me dejo poner en fuga. está sostenido por la esperanza de que también quienes no tienen posición y por eso desean apoyarse en quienes muestran fortaleza. No me quebraré bajo esta carga. virtud probada. «paciente». La paciencia sólo es paciencia en el sentido bíblico cuando está llena de esperanza. la pacien­ cia. sufrir con paciencia lo molesto del prójimo es por entero una obra mental y es­ piritual de misericordia. En el hermano molesto y en la hermana molesta no veo todavía nada de amor. Así.fundamento en el amor que ya está derramado en nues­ tros corazones por el Espíritu Santo. también en los co­ razones de los hermanos y las hermanas. La esperanza espera lo que todavía no ve. de que en los otros está el anhelo de amor. 125 . aun cuando todavía no lo apreciemos en nada. Pero el soportar paciente está nutrido por la esperanza de que también en los otros hay un núcleo bueno. una obra alimentada por la fuerza del Espíritu Santo. y de que el amor de Dios está ya derramado en sus corazones. Puede ser una palabra ofensiva que abre en nosotros viejas heridas. repulsivo. que significa «desagra­ dable. aflictivo». Quien nos insulta o habla mal de nosotros. El otro no nos presta ninguna atención. En alemán pensamos con frecuencia. En él deja caer su pa­ labra hiriente para que las viejas heridas empiecen de nuevo a doler. Es frecuente que quien injuria tenga olfato fino para detectar nuestro punto débil. quien nos desprecia. por tanto: ofender. quien nos ridiculiza delante de otros.6 Perdonar de buen grado a quienes nos injurian La palabra alemana beleidigen. nos injuria. «injuriar». viene del antiguo adjetivo leid. Muchas son las co­ sas que pueden injuriarnos e infligirnos sufrimiento. no en quien nos LAS OBRAS DE MISERICORDIA 127 . Injuriar puede ser también hacer caso omiso. quien nos trata de manera desagradable e injusta. herir y afligir. odioso. Cada uno de nosotros tiene su punto sen­ sible. «ofender». Hace co­ mo si fuéramos aire. Beleidigen signifi­ ca. haciendo caso omiso de nosotros. acusar.injuria. Denota: dar. 128 ANSELM GRÜN . que por tanto no le corresponde en absoluto. viene de zeihen = inculpar. En alemán utilizamos casi con el mismo sentido estas dos palabras: verzeihen y vergeben. tiene otro significado. Pero echarle al otro la culpa de que esté ofendido es una for­ ma sutil de injuria. pronunciadas sin intención de hacer daño. La palabra verzeihen. la sexta obra de misericordia me exige perdonar de buen grado a quienes me injurian. dar erróneamente. El otro no se puede defender en ab­ soluto contra ello. regalar. Sea que el otro me haya injuriado o que yo reaccio­ ne ofendido ante sus palabras o su comportamiento. Pero también puede significar: repartir. despachar. que nosotros consideramos correcto. sino que sencillamente la doy. Vergeben. abandonar una exigencia de reparación. Y a veces le echa­ mos la culpa de que reaccione ofendido ante nuestras palabras. sin embargo. me libero de ella. la dejo junto a él. Tras la palabra ver­ geben está la noción de que al otro se le da algo que en realidad se tendría que esperar de él. que por tanto no giro constantemente en torno a la herida que me infligió. Y quiere decir que despacho al otro. repartir incorrectamente. denunciar. entendiendo por ta­ les a quienes reaccionan ofendidos ante nuestro com­ portamiento. Perdonar significa entonces: no llevar cuenta de lo adeudado. eximir. Hablamos de personas susceptibles. «per­ donar». sino en quien está ofendido. En el Padrenuestro rezamos cada día: «Perdona nuestras ofensas. sino hasta setenta veces siete» (Mateo 18. Pedro le pregunta a Jesús: «Señor. En aquel tiempo. como también nosotros per­ donamos a los que nos ofenden».Jesús nos exige una y otra vez perdonar al hermano y la hermana. Los fariseos sólo exigían a sus discípulos que perdonaran dos o tres veces. En el capítulo 18 del evangelio de Mateo. El rey es misericordioso y condona a su servidor la deu­ da. que se ha dado en llamar la «regla de la comu­ nidad». Pero la magnanimidad de Pedro no le basta a Jesús. Pero cuando éste se encuentra con otro siervo que le LAS OBRAS DE MISERICORDIA 129 . imposible de devolver. os perdonará también a vosotros vues­ tro Padre celestial. tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas» (Mateo 6. ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?». Y cuenta la parábola del siervo sin entrañas. La suma adeudada era. al parecer un gobernador. ésta era una su­ ma infinitamente grande. Él le pide perdonar sin límites. que le adeuda a su rey diez mil talentos. pero si no perdonáis a los hombres. Pedro piensa que ya es generoso si perdona siete veces al hermano. Y Jesús interpreta es­ ta petición así: «Que si vosotros perdonáis a los hom­ bres sus ofensas. donde Mateo ha reunido palabras de Jesús que hacen referencia a la convivencia dentro de la comuni­ dad. el perdón es un tema central. Jesús le dijo: «No te digo hasta siete veces.14-15). La totalidad de los ingresos tributarios de Galilea ascendía tan sólo a 900 talentos. por tanto.21-22). En ella se habla de un siervo. Jesús juega en esta parábola con la enormidad y la pequeñez de las respectivas deu­ das. por tanto. ¿cómo es eso de perdonar de todo corazón? Para mí.35). Quisieran perdonar. El rey condona los 40 millones. la co­ munidad y también en la empresa. también es importante entender correctamente el perdón desde el punto de vista psicológico. Para que el cuarto paso del per­ dón salga bien. Así. el otro sólo 40 euros. primero debemos dar los otros tres. Conozco a cristianos que quisieran perdonar. Pero. 40 millones de euros. Y Jesús con­ cluye la parábola diciendo: «Esto mismo hará con vo­ sotros mi Padre celestial si no perdonáis de corazón ca­ da uno a vuestro hermano» (Mateo 18. En mi opinión. El primer paso consiste en admitir una vez más el dolor. al cambio actual. pero que interior­ mente siguen llenos de rencor. El perdón es la condición de la vida común en la familia. se sienten culpables de nuevo. El señor monta en cólera y hace meter en la cárcel al servidor al que le había condonado todo.debía 100 denarios. sino que hace que lo metan en la cárcel. Nos es absolutamente imposi­ ble perdonar en el acto. pero no pueden. si los her­ manos y hermanas se perdonan mutuamente. Y además tienen mala conciencia. 130 ANSELM GRÜN . el perdón se produce en cuatro pasos. La comuni­ dad cristiana sólo puede subsistir. Pero aquel a quien se le ha perdonado toda esa deuda desea cobrar a toda costa los 40 euros de su consiervo. no tiene compasión. Uno debe. No he de minimizar la injuria del otro ni disculparla de­ masiado rápidamente: «No tenía intención de ofender». Su intención da absolutamente igual: me ha hecho daño. No me salto mi dolor, sino que lo miro una vez más y me percibo dentro de él. El segundo paso consiste en admitir la cólera. La cólera es la energía para arrojar de mí a quien me ha injuriado. Establezco una distancia sa­ ludable respecto a él. Si sigo dejando el cuchillo del ofensor en mi herida, el perdón no podrá darse. Todo lo más, hurgaré de manera masoquista en mi herida. La có­ lera arroja con fuerza el cuchillo fuera de mí. Sólo en­ tonces puede sanar la herida. Primero necesito distancia respecto al que me ha injuriado. Entonces llegaré a mí mismo. Y podré también transformar la cólera en ener­ gía: «No me dejo romper por el ofensor. Puedo vivir por mí mismo. No necesito que él me reconozca. Llevo mi dignidad dentro de mí. No dependo de su juicio». Sólo cuando siento esta distancia puedo dar el tercer paso. Éste entraña considerar objetivamente lo que sucedió en la injuria. En este punto se trata de entender, sin hacer valoraciones, la injuria, a quien la hizo y a mí mismo en cuanto ofendido. Considero una vez más cómo se desa­ rrolló la injuria. ¿Se limitó el otro a transmitir su propio descontento o su propia herida? ¿Me hirieron tan pro­ fundamente sus palabras, sin que él lo supiera, porque abrieron una vieja herida mía? No disculpo, pero tam­ poco inculpo. Sólo intento entender. Y sólo cuando pue­ do entenderme a mí mismo dejo de hacerme reproches por no saber perdonar o por seguir siendo aún tan sus­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 131 ceptible. Sólo tras estos tres pasos llega, luego, el cuar­ to paso: el auténtico perdón. El perdón es en este punto un obrar activo. Me libero del poder del otro, que me ha injuriado. Y me libero de la energía negativa que sigue todavía en mí debido a la injuria del otro. Cuando me resulta imposible perdonar, sigo atado al otro. Continúo dejando que él determine mi estado de ánimo. Con el perdón, me suelto de la vinculación al otro. Le dejo que sea tal como es. Le dejo estar. Esto no significa que le abrace de inmediato. Ciertamente puede ser que necesi­ te aún un tiempo bastante largo de separación para que el perdón se haga realidad en mí, para que no se quede en un simple acto de la voluntad, sino que penetre tam­ bién en mi corazón. Al otro hemos de perdonarle, no sólo a regañadien­ tes, sino de buen grado. Esto nos parece una contradic­ ción. Pues, ¿cómo voy a perdonar de buen grado a quien me ha herido profundamente? Lo que quiere decir es que estoy convencido en lo más íntimo de que para mí y para el otro es mejor perdonar que repasar la cuenta de la culpa. «De buen grado» significa que deseo perdonar de todo corazón. A menudo se requiere mucho tiempo hasta que el perdón se desliza en el corazón. Una mujer me contaba que pudo perdonar finalmente a su padre, que había abusado sexualmente de ella, tras una larga terapia. Y estaba feliz de haber logrado dar este paso. Pero cuando volvió a visitar una vez más a su padre, su 132 ANSELM GRÜN cuerpo reaccionó con vómitos. No podía soportar la cer­ canía de su padre. Estaba decepcionada y tenía senti­ mientos de culpa. Pensaba que, evidentemente, todavía no había perdonado a su padre. Intenté transmitirle que no debía hacerse reproches. Quería perdonar a su padre. Y ya lo había hecho con la voluntad y con el entendi­ miento. Pero se necesita tiempo hasta que el perdón se desliza en el corazón e impregna el cuerpo entero. Debemos tener paciencia con nosotros mismos, para no exigirnos demasiado en este caso. Si intenta una y otra vez perdonar a su padre, en algún momento el perdón penetrará en ella tan profundamente que podrá también soportar su cercanía. Mientras el cuerpo se rebele, tam­ bién deberá tomar esto en serio y admitir humildemen­ te que es verdad que ha perdonado, pero que todavía de­ be protegerse a sí misma, hasta que el perdón la haya impregnado total y absolutamente. Sólo podemos per­ donar al otro cuando también nos perdonamos a noso­ tros mismos. Así, el perdón al que nos ha injuriado es un acto de misericordia para con él y para con nosotros mismos. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 133 7 Orar a Dios por los vivos y los difuntos muchas personas, orar y obrar son cosas contra­ dictorias. Piensan que, en lugar de orar por el otro, me­ jor sería ayudarle y poner personalmente manos a la obra para mejorar su situación. Sólo cuando ya no pue­ do hacer otra cosa por el otro me queda, como último recurso, la oración. Pero la oración por los otros es algo más que una alternativa a la acción. Emplearse a fondo por el otro y orar por él son dos caras de la misma mo­ neda. Sin oración, la acción es a menudo ciega. Pero también se puede decir al contrario: si entendemos la oración como una coartada para rehuir el compromiso personal, nuestra oración pierde su valor. Orar y traba­ jar (ora et labora), lucha y contemplación, mística y po­ lítica, son dos caras de la misma moneda. Nuestra ora­ ción debe desembocar también en un comportamiento nuevo. De lo contrario, cuando oremos por el otro no haremos sino quedarnos en nosotros mismos. Mateo Para LAS OBRAS DE MISERICORDIA 135 ocuparme de él. esta unidad en­ tre oración y comportamiento nuevo. como hijos e hijas de Dios. Entonces entra en contacto consi­ go misma y con su realidad. Le dejo a Dios que decida lo que es bueno para el otro. captar sus sentimientos: ¿qué anhela? ¿Con qué sufre? ¿Qué necesitaría? ¿Qué le haría bien? Y luego puedo re­ zar por él para que Dios le bendiga y le otorgue aquello que más necesita. Así. No pode­ mos orar a Dios como nuestro Padre sin practicar un comportamiento nuevo con respecto a nuestros herma­ nos y hermanas. para que Dios lo moldee a nuestro gusto. somos amados incondicionalmente. Intento ponerme en su lugar. ha de venir al camino correcto. sino más bien una oración contra él. en el sermón de la montaña. Puedo imaginarme una y otra vez que el Espíritu de Dios y su amor afluyen hasta esta per­ sona y la impregnan. En medio del ser­ món de la montaña está el Padrenuestro. Para mí. para em­ pezar. una oración por el otro crea una 136 ANSELM GRÜN .nos mostró. con su núcleo más íntimo y con su vocación. Una oración así no sería una oración por el otro. la verdadera oración por el otro entrañaría. ¿Cómo es la oración por el otro y cómo funciona? Orar por el otro no significa pe­ dirle a Dios que lo cambie a mi gusto: ha de volverse ra­ zonable a la postre. ha de reconocer que tengo razón. siendo yo quien define lo que es correcto y lo que es erróneo. El sermón de la montaña es la explicación de esta plegaria. Pero también se puede decir al revés: seremos incapaces de cumplir el sermón de la montaña si no podemos vivir una y otra vez en la oración la ex­ periencia de que. dale tu salvación».profunda vinculación interior. que se sobrepusiera a la herida. Rezar salmos por el otro es una forma importante de in­ tercesión para nosotros los monjes. ante una prueba difícil. Orar por el otro no significa pronunciar un breve ruego por él. ante un viaje im­ portante. cuando la conversación no sale bien aunque rogué que así fuera. Me hace humilde y me dispone a aceptar la voluntad de Dios. Percibo la cercanía del otro. Pero en to­ dos mis ruegos le dejo siempre a Dios la última palabra. Entonces sólo puedo confiar en que la oración ha producido un efecto. Puedo orar por el otro pensando intensa­ mente en él y pidiéndole a Dios una y otra vez: «Señor. En los salmos pode­ mos imaginarnos de manera muy concreta situaciones de las personas por las que oramos. diciendo: ¡que se haga tu voluntad! No es fácil creer en la eficacia de la oración cuando el ser querido muere pe­ se a mi intensa oración. bendícele. Puedo decirle a Dios mis de­ seos. También puedo rezar el rosario por el otro. Y siento además en mí benevolencia respecto a él. En este caso estoy media hora en oración ocupado con el otro y pienso en él ante Dios. Por supuesto. que encontrara su camino. ante una operación o ante una conversación decisiva. en una enfermedad. Yo quisiera que el otro sanara. he de orar por los demás cuando están en un apuro. que la opera­ ción saliera bien y que recuperara la salud. Pues nos describen LAS OBRAS DE MISERICORDIA 137 . Entonces siento al otro no sólo en la cabeza o el corazón.con muchas imágenes cómo le va a aquel a quien el agua le llega al cuello. a quien se hunde en la fosa. Por de pronto me gustaría dar un par de indicaciones psicológicas sobre la eficacia de la ora­ ción. con estas imágenes ponemos ante Dios a esa persona y su situación. ten piedad de él/ella!». Me encontraré con él de otro modo y le posibilitaré un comportamiento nuevo. sino también en mi cuerpo. lo veo de otra manera. Para mí también es un buen método rezar durante media hora por otra persona la oración a Jesús: «¡Señor Jesu­ cristo. Otro efecto de la oración: si le digo a una mujer: «Rezo por ti». Piensan que Dios no va a cambiar. Enton­ ces. Cuando rezamos los salmos por otro. Entonces oro con todo mi cuerpo a Dios. Una mane­ ra intensa de orar por el otro es unir la oración con el ayuno. tendría tam­ bién que hacerlo. para que él las transforme. Concibo una nueva esperanza con respecto a él. si Dios sabe lo que es bueno para el otro. independientemente de que nosotros oremos o no por él. en medio de la oración por el otro. Cuando rezo por el otro. Algunos tienen problemas con la eficacia de la ora­ ción de petición. Y con mi ayuno mantengo al otro en el amor de Dios. Hijo de Dios. a quien se ve acosado por enemigos. ella 138 ANSELM GRÜN . Y. Mi vi­ sión esperanzada del otro le ayudará a que él mismo conciba esperanza. me viene a ve­ ces a la cabeza lo que debiera decirle o escribirle. más esperanza y confianza para mí y para aque­ llos por quienes oro. por la física moderna. podemos decir que la oración produce su efecto de una manera que ya nos resulta imposible describir. más bien. el modo en que Dios actúa en el otro es algo que yo. Por otra parte. soy incapaz de describir. sino sostenidas por mi oración. Y cuando les pro­ meto que lo haré. si en virtud de mi oración surge más luz en mi corazón. Oro. Otra dimensión que hoy en día podemos entender fácilmente: la oración genera un campo que modifica las condiciones del otro. Podemos confiar en que la oración no es un simple tru­ co psicológico para sentir más esperanza. que el mundo entero está interconectado en lo más íntimo. En última instancia se sienten sosteni­ das por Dios. Hoy sabemos. Y la oración surte efecto dentro de esta vin­ culación interior. de que actúa en el otro. Tal vez cambie sus pensa­ mientos y sentimientos. en la confianza de que Dios escucha mi oración. no se sienten solas. Tal vez le envíe un ángel que le dé en el momento oportuno el consejo oportuno o que LAS OBRAS DE MISERICORDIA 139 . La oración genera en lo hondo más luz. más allá de esta dimensión psicológica y hu­ mana. O podemos decir: en virtud de la oración surgen vibraciones positivas que también alcanzan al otro.se sentirá sostenida por mi oración. en última instan­ cia. Pues. también para el otro habrá más claridad. Son muchas las per­ sonas que me piden que rece por ellas. más amor. Pero. sentido orar por ellos? En pri­ mer lugar. para que al morir se entreguen al amor de Dios. Se ora seis semanas seguidas por el difunto. No sabemos cuánto dura el tránsito a Dios. En la Eucaristía queda suprimida la frontera entre cielo y tie­ rra. Rezamos por­ que confiamos en que Dios escucha nuestra oración y en que Dios puede ayudar al otro. Luego se celebra la Eu­ caristía como fiesta de la comunión con el difunto. Rezamos por ellos para que en la muerte salga bien su tránsito a Dios. Los monjes del monte Athos están convencidos de que el mundo no se ha hundido aún en el caos por la so­ la razón de que en todas las partes del mundo hay per­ sonas que oran. Con nuestra oración les prestamos un último servicio. La séptima obra espiritual de misericordia hace tam­ bién referencia a nuestra oración por los difuntos.le diga una palabra que le ayude a seguir. Pero sabemos que con nuestra oración no podemos forzar a Dios a que actúe como queremos. la oración por los difuntos es expresión de nuestra vinculación con ellos. La oración -y esto es una convicción de muchas religiones. ¿Tiene. En la tradición católica existe la misa cantada de las seis semanas. ¿Que significa orar por los difuntos? Ellos están ya junto a Dios. Debemos dejarle siempre a Dios la úl­ tima palabra sobre su modo de reaccionar a nuestra ora­ ción. entre vida y muerte. Allí podemos experimentar la 140 ANSELM GRÜN . entonces.sostiene este mundo y nos libra de la ruina. al difunto se le sigue acompañando 40 días después de su muerte me­ diante oraciones y ritos para facilitarle el tránsito al nir­ vana. la confianza de que en lo suce­ sivo está junto a Dios y de que vive la bienaventuranza eterna en la paz consigo y con Dios. Entonces significaría que necesitamos 40 días para conseguir. También en otras religiones existe la experiencia de estas seis sema­ nas. como si lleváramos al alma más deprisa al cielo en virtud de la cantidad de oraciones que hacemos o de dinero que LAS OBRAS DE MISERICORDIA 141 . En la Eucaristía experimentamos la co­ munión con ellos. En la celebración eucarística. Nos preguntamos cuál es el mensaje que los difun­ tos nos dirigen con su vida y su muerte. mediante nuestra intensa oración de in­ tercesión por el difunto. En círculos católicos es habitual celebrar además la santa Misa por el difunto el día del primer aniversario de su muerte. En el Libro tibetano de los muertos. en esta manera de orar por los di­ funtos hemos de tener cuidado de no agobiarnos. En última instancia. Por un lado. la intercesión por los difuntos desemboca en un re­ cuerdo de éstos. nosotros no podemos decir si el proceso de morir dura 40 días o si esos 40 días se han de entender de manera más intensamente psicológica desde la persona que se despide. a la bienaventuranza eterna.comunión con los difuntos. Y algunos dan mucho dinero para hacer celebrar por los difuntos el mayor número posible de misas. damos para misas. a pedirle que nos acompañe des­ de el cielo y que interceda por nosotros junto a Dios. es un servicio de amor a los seres huma­ nos. Lo que denominamos «purga­ torio» es el proceso de tal entrega al puro amor de Dios. orar por los vi­ vos y difuntos. en que la muerte no destruye nuestro amor al difunto. La oración tras los 40 días va más enca­ minada. Por otro lado. Tras ese período de 40 días podemos confiar en que el difunto ha muerto en el amor de Dios y se ha entregado a dicho amor. la séptima obra de misericordia. La oración por los difuntos no es sólo un servicio de amor que les prestamos. el amor 142 ANSELM GRÜN . debiéramos abandonar el pesimismo de que la mayoría de las almas están en el purgatorio. en virtud de nuestra plegaria. Es una muy buena costumbre celebrar en el primer aniver­ sario del difunto una misa en la que se reúnen los fami­ liares. sino también expresión del vínculo con ellos. Así. Y crecerá la confianza en que éste se encuentra junto a Dios. a sen­ tir la comunión con él. en su gloria. expresión de la fe en que el amor es más fuer­ te que la muerte. En la oración expresamos nuestro amor al otro y confiamos en que. En esta celebración eucarística sentirán entonces de manera especial el vínculo con el difunto. sino que sólo puede transformarlo. a entrar en conexión con el difunto. en el cual vivo dolorosamente toda mi impureza y oscu­ ridad personal. pues. y de que con la mirada en el cielo encontramos el criterio correcto para vivir aquí en este mundo. sino que con la ora­ ción mantenemos vivo su recuerdo. Además. el filósofo francés. tú no mo­ rirás». que es la meta últi­ ma de nuestra vida. Y expre­ samos que el vínculo del amor permanece más allá de la muerte. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 143 . Gabriel Marcel. dijo en una ocasión: «Amar significa decirle al otro: Tú. No olvidamos a los muertos. sino que les acompañamos con nuestro amor. Nos remiten a Dios. Y los muertos se convierten para nosotros en el recordatorio de nuestra propia muerte.de Dios actúe saludablemente en la persona por la cual oramos. con la oración les decimos a los di­ funtos que no les dejamos solos en su proceso de morir. el nú­ mero catorce nos remite a la muerte y la resurrección de Jesús. En Babilonia ha­ bía catorce dioses sanadores. Pero los autores del Nuevo Testamento están convencidos de que la redención se derrama en este mundo. que han transformado y sanado nuestra vida. Las catorce obras de misericordia son expresión de la dimensión sanadora de nuestra fe.Conclusión A la tradición cristiana le gusta el número catorce. el amor sanador y redentor de Jesucristo ha de derramarse en este mun­ do a través de nosotros. Catorce es un número sanador. y se hace presente en él. La redención aconteció de una vez por todas en Jesucristo. Hay catorce estaciones del vía crucis y catorce auxilia­ dores. por­ que Jesús murió el día 14 de Nisán. El evangelista Mateo escribe su evangelio para la comunidad eclesial precisamente con el fin de que en ella se haga visible y experimentable para todos los se­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 145 . Por medio de dichas obras. Y para san Agustín. me­ diante el anuncio y la actuación de los discípulos de Jesús. sino cumplir el encargo de Jesús y llevar su luz al mundo. por tanto. En las catorce obras de misericordia no se plantea la cuestión de que podamos ganarnos la salvación en vir­ tud de las obras. La luz que ha bri­ llado en Jesús ha de seguir resplandeciendo en este mundo por medio de sus discípulos. para que alumbre a todos los que están en la casa. Jesús les dice a és­ tos: «Vosotros sois la luz del mundo.16). para que vean vuestras buenas obras y glo­ rifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5. No puede ocultar­ se una ciudad situada en la cima de un monte. a través de ellos. Ni tam­ poco se enciende una lámpara y la ponen debajo del ce­ lemín. los cristianos no pretenden acreditarse ni an­ te Dios ni ante los demás. Los discípulos de Jesús han de ser sal de la tierra y luz del mundo. Cuando Jesús apareció en Galilea.14-16). Con dichas obras.res humanos la salvación de Jesucristo. se cumplió para Mateo la promesa del profeta Isaías: «El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz. sino sobre el candelera. a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido» (Mateo 4. Las catorce obras de misericordia han de ha­ cer brillar en este mundo la luz de Jesucristo para que los seres humanos glorifiquen a Dios. Brille así vuestra luz delante de los hombres. pa­ ra que. la luz de Jesús ilumine a los se­ res humanos. La tradición cristiana siempre fue cons­ ciente de que la salvación viene de Jesucristo y somos 146 ANSELM GRÜN . justificados por la fe. No debemos ver las obras de miseri­ cordia desde una perspectiva moralizante. De lo que se trata es más bien de mostrarles un camino para que pue­ den expresar su fe y para llegar a ser dichosos. no como oyente olvidadizo. un objetivo importante de este libro es no transmitir a quienes lo lean una mala conciencia si no cumplen todas las obras de misericordia.22-25). sino como cumplidor de ella. la Iglesia ha mantenido siempre con firmeza que la fe sin obras no es una fe real. no por las obras. En cambio. engañándoos a vosotros mismos. sino ser feliz. el que considera atenta­ mente la Ley perfecta de la libertad y se mantiene firme. Pero al mismo tiempo les exige a los cristianos: «Poned por obra la pa­ labra y no os contentéis sólo con oírla. con Mateo y con Santiago. Ser dichoso no significa obtener la salvación. ése se parece al que con­ templaba sus rasgos fisonómicos en un espejo: efectiva­ mente. ése. será feliz» (Santiago 1. Santiago. que insiste tanto en las buenas obras. Además. Pero sólo seremos dichosos si nuestra fe se expresa tam­ bién en obras de misericordia. que en definitiva les haga bien. La salvación la alcanzamos por la fe. con el que experimenten paz in­ LAS OBRAS DE MISERICORDIA 147 . La fe tiene que expresarse también en una conducta nueva. se dio media vuelta y al punto se olvidó de cómo era. practicándola. Para mí. Pero. sabe que «toda dádiva buena y todo don perfecto viene de lo alto. estar en armonía consigo mismo. desciende del Padre de las luces» (Santiago 1.17). Porque si alguno se contenta con oír la palabra sin ponerla por obra. se contempló. la imagen del jui­ cio nos causa dificultad. vestido al desnudo. Con la imagen del juicio quiere orien­ tamos hacia Dios. Es la dicha que en Grecia estaba reservada a los dioses. acogi­ do al forastero. visitado al enfermo y acudido al encarcelado. En su sermón del juicio final nos manifiesta el criterio según el cual nos juzgará Dios: según hayamos o no dado de comer al hambriento. Pero con su sermón del juicio final Jesús no pretende sembrar la angustia. a la confianza. Hoy en día. al amor y a la felicidad. Jesús es el Salvador misericordioso. a la apertura y a la solidaridad con los demás. Santiago utiliza en ese texto de su carta el térmi­ no makarios. Las obras de misericordia son. En el pasado. una persona vuel­ ve a encontrar más ánimo para vivir. dado de beber al sediento. Puedo advertir con agradecimiento que. Obra en no­ sotros con misericordia. El gran tema del evangelio de Mateo es la miseri­ cordia.terior. «feliz. Jesús nos enseña cómo hemos de tratarnos misericordiosamente a nosotros mismos y cómo podemos mostrar misericordia a los demás. gracias a mí. un camino ha­ cia la felicidad. dichoso». en el sentido de la carta de Santiago. que su camino le conduce de nuevo a la esperanza. sino exhortarnos a la decisión. dicha imagen in­ fundió angustia a mucha gente. para que vivamos con rectitud e inte­ 148 ANSELM GRÜN . No sólo hacen algo bueno en aquellas personas a las que les muestro misericordia. sino que a mí mismo me satisfacen interiormente. que descubrimos cada vez más el miste­ rio de Jesucristo mostrando misericordia a sus herma­ nos y hermanas y encontrándonos en ellos con Cristo mismo. que experimentamos la felicidad hacien­ do felices a los demás.gridad. Jesús quiere abrirnos los ojos para que vivamos aquí y ahora de manera que su Espíritu de mi­ sericordia nos impregne. en los que nos encontramos con Cristo mismo. que es para nosotros la fuente de toda salvación y de toda misericordia. Entonces nos trataremos con misericordia a nosotros mismos y a los demás. que nos tratamos bien haciendo el bien a otros. y preci­ samente así experimentaremos -tal como lo expresó Santiago. Las obras de misericordia nos orientan hacia Dios y hacia los demás.que somos dichosos en virtud de nuestro obrar correcto. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 149 . Die Werke der Barmherzigkeit. cast. Freiburg 1962. Freiburg 1981. Franz Hengsbach. 215-224. Gisela Hommel. Ermutigung zu einer unzeitgemáfien Tugend. Münstersehwarzach 1999. I. Sígueme. Wilhelm Sandfuchs (ed. Ulrich Luz. Die Werke der Barmherzigkeit. ZürichNeukirchen 1995 (trad. 7 Werke der Barmherzigkeit. ¿ Wer ist heute unser Bruder?. pp. LAS OBRAS DE MISERICORDIA 151 .. Barmherzigkeit. Mainz 1992. de Horst Dietrich Preub. Evangelium nach Matthäus III. Anselm GRÜN.: El evangelio según san Mateo.). Neues Testament. Die Leipzig 2007. pp. 224-228.). Altes Testament. Salamanca 2001-2005). 4 vols. Walter Dirks. Lóscht den Geist nicht aus! Die geistlichen Werke der Barmherzigkeit. Berlin 1980. de Ehrhard Kamlah.Bibliografía «Barmherzigkeit». Koln 1989. Joachim Wanke (ed. Vergib dir selbst. en TRE 5. II.


Comments

Copyright © 2024 UPDOCS Inc.