Una novela de amor, de inseguridad, de miedo, de volver a empezar pero, sobre todo, del encuentro de dos mujeres que no son otra cosa que la una el reflejo de la otra Ana y Kasandra, dos mujeres que se encuentran y saben que son la una para la otra, pero sus dudas, sus inseguridades y los malentendidos les hacen tomar, en ocasiones, el camino equivocado. La narración empieza con un flashback dentro de otro flashback, y de ahí transcurre una historia en una ciudad sin nombre donde los personajes son el centro de la novela: Ana, una artista joven; Kasandra, una violinista algo mayor que Ana. Ellas y sus sentimientos son los únicos protagonistas de una novela cargada de vitalidad y con un lenguaje natural que acerca el libro al lector. Su estilo, no improvisado pero sí fresco y poco literario, nos transporta a unas situaciones reales, en las cuales la emoción no se contiene en ningún momento: cuando Ana se hunde en las dudas y la incertidumbre, cuando la pareja retoza ajena al mundo que las rodea. La complejidad del ser humano se ve retratada fielmente en estas páginas, a través de dos mujeres que tratan de encauzar sus vidas la una junto a la otra, aunque en ocasiones no hagan más que ponerse obstáculos. En definitiva, Kasandra es un ejercicio de reflexión que, por suerte, deja un agradable sabor de boca al lector.