La huella es una danza folclórica argentina, nacida hacia 1820, característica de lallamada música surera o sureña. Esta danza fue bailada principalmente en Argentina, aunque también su práctica se extendió a Bolivia, Chile y Uruguay. Se caracteriza por ser picaresca por sus giros y zapateos, señorial por el leve contacto de las mano s, aparecida durante la etapa de las guerras civiles. Es una danza picaresca que presenta episodios de galantería mesurada. Al no enlaza rse los bailarines, es danza de parejas sueltas y como la pareja no evoluciona e n armonía con las otras parejas (es una danza independiente), a excepción de la que se baila en cuarteto que es interdependiente, los movimientos son suaves y armon iosos, incluidos los del zapateo. Hay numerosos testimonios de su presencia a lo largo de la geografía del país -excep to la Ciudad de Buenos Aires-. Incluso pasando las fronteras hacia Bolivia y Chi le, también se han recogido numerosas versiones de su música y de su coreografía en di versas regiones del país. Es una danza extinta y, por lo tanto pertenece al folclore histórico. Por esto, ho y por hoy solo se baile en espectáculos folklóricos. Si bien hay numerosos documentos sobre la huella, la cantidad no es la que se me rece por la importancia que tuvo durante buena parte del siglo XIX. Ventura Lynch, que escribió hacia 1881, la obra que publicó parcialmente en 1883, de dica un párrafo a la huella. De su pasado sólo dice que había enriquecido el repertori o del gaucho federal al comienzo de su etapa. Los documentos históricos, apenas conducen hasta el año 1880. La simple tradición oral puede alcanzar la década anterior y aún más. El extenso repertorio de bailes criollos que ofrecieron los circos porteños de 183 7 y 1840 no incluyen la huella, en cambio los textos recogidos luego con insiste ntes referencias a las guerras civiles autorizan la tesis provisional de que est e baile existió, no sólo en las fechas documentadas, sino antes, tal vez en 1830 y aún a fines de la década anterior. La estrofa siguiente, tomada en Entre Ríos contiene expresiones corrientes en la épo ca de las últimas batallas de la Independencia (1824) y ésa podría ser la más antigua fe cha de la danza, si nuevos datos lo confirmaran. Dice: A la huella, huella Dense las manos Que se las das a un libre Americano. La huella declinó en provincias a principios del siglo XX. A fines del s. XIX el m ovimiento guitarrístico culto porteño, difundió una versión instrumental; el circo adoptó otra en una obra gauchesca. De esta manera se le dio nueva vida. Además el composi tor Julián Aguirre incorporó la danza a su repertorio. Con una personal versión para p iano que difiere de la huella tradicional. También hay una versión para orquesta sin fónica. Entre 1920 y 1950, pasa al folclore histórico siendo interpretada solamente por la s academias de baile. Los temas coreográficos de las danzas picarescas pertenecen al ciclo de los minués y gavotas del siglo XVIII; añadiéndosele a las transformaciones un fuerte cambio de e stilo puesto que se han adoptado las maneras de las picarescas.