e cumplen 30 años desde que Harold C Schonberg publicó en Nueva York 7"he Great Piamsts, mezcla de compendio histórico, gran anecdotario, y reflexión contemporánea sobre unos y otros pianismos. El peso fundamental del libro, que fue actualizado en el 87 y traducido al castellano en el 90, reside en su tesis; «La música del siglo XIX sigue tocándose desde una perspectiva de siglo XX. En muchos aspectos, el Romanticismo es hoy tan desconocido como lo era la ornamentación de Bach de hace 50 anos». Para sus lectores, la autoridad de Schonberg admite poca discusión: graduado Curn Laude en el Brooklyn College (1937) y d o c t o r a d o en la Universidad de Nueva York: editor asociado del Amerrcon Music Lover y del Musical D/gest, patriarca de la critica americana, con columnas en el New York Sun, el Musical Couner, el Gramophone de Londres, y sobre todo el New York Times, del que fue crítico principal de 1960 a 1985. adornando su curriculum con un Pulrtzer, en 1971. otorgado por pnmera vez a un critico musical. Es autor de 13 libros, cuatro de ellos traducidos al castellano (con entrañable acento argentino), jurado en concursos de piano como el Rubinstein, el Liszt o el de Santander, y finalmente ha sido incluido en el New Grave por «el prestigio de su foro» (Anteriormente Schonberg se había m e t i d o con los del Grave antiguo por desdeñar a Rachmaninov compositor). D e manera que sólo un imprudente o un advenedizo pensaría que Schonberg es meramente nostálgico cuando dice: «Yo no he escuchado en ningún pianista actual la técnica de un Hofmann, un Rachmaninov o un Lhevinne». Sus 78 años de vida musical, almacenados en una memoria juvenilmente lúcida, le confieren el lujo de no casarse con nadie en materia de actualidad. El éxito de sus libros tal vez se deba a su síntesis erudito-divulgativa (alma de historiador y cuerpo de periodista, o quizás al revés), y a cierto tuteo en el t r a t o con los músicos que historia. desde el lejano Monteverdi hasta Evgeni
Kism. Sea como fuere, ser tuteado por Harold C. Schonberg en alguna de sus publicaciones es el sueño dorado de miles de músicos, aun hoy. La siguiente conversación tuvo lugar el verano pasado en Santander. SCHERZO.-Sr. Schonberg. ¿se han acabado los antiguos pianistas creativos, improvisadores? ¿Cree que /os actuales son demasiado kerahstos? H A R O L D C SCHONBERG.-Llevo diciéndolo 30 años: Ha llegado una
Scbanberg
nueva generación de pianistas, hemos perdido el contacto con el siglo XIX, asi como los del siglo X I X lo perdieron con la época clásica. El Romanticismo estaba representado en ciertos rasgos: libertad en el ritmo, fluctuaciones delicadas, nunca toscas, el sonido bello... Hoy el sonido bello es una cualidad muy rara. También estudiaban el color haciendo oscilar la sonoridad entre agudos y graves. Ahora, cuando en los concursos escucho Conciertos, parecen C o n c i e r t o s para la Mano Derecha.
¿Dónde está la izquierda? S.-Usted también habla de las voces interiores en Schumann. H.C.S.-¡Claro! Robert Schumann, tan lleno de polifonía, tan contrapuntista o,... Casi nadie lo interpreta así S.-¿Quizás se toca un Mozón demasiado delicado, blando, casi afectado? H.CS.-Bien, sobre esto creo que ni usted, ni yo. ni los pianistas, tenemos ideas de cómo tocar Mozart. Sólo sabemos lo que decía en sus cartas: la libertad, la libre ornamentación... S.-...el njbato,... H.C.S.-...el r u b a t o , las improvisaciones constantes sobre lo escrito, la flexibilidad del tempo. ¡Qué pianista hace esto actualmente? T o d o el m u n d o se esmera en t o c a r Mozart exactamente c o m o está escrito, Eso es profundidad según parece. Pero nadie sabe improvisar. Yo digo que ni el señor Brendel, ni M u r r a y Perahia, ni Sviatoslav Richter entienden a Mozart. Y soy muy sincero. S.-Ya lo creo. H.CS.-Se puede decir que Mozart era el Rachmanmov de su tiempo: tocaba sus grandes Conciertos, era uno de los mejores pianistas, tenía raras habilidades y quería impresionar a las audiencias. Se enorgullecía de escribir obras difíciles, que "harían sudar a los pianistas», según escribía a su padre. Pero hoy todo el mundo toca un Mozart tan puro que parecen metrónomos. S.-Usíed parece deleitarse en la descripción de los recitales decimonónicos como actos divertidos, variados. Henos de vida, lejos de la cosa soiemne que son ohoro. ¿Realmente añora ese tipo de recitales''' H.C.S.-Sueno, para ello tendría que haber un público decimonónico. Hoy los recitales son demasiado serios: las últimas Sonatas de Mozart, las últimas de Beethoven, las úftimas de Schubert... En aquellos días el público charlaba, reía, comía, iba y venía... Los pianistas se intercalaban con otros instrumentistas o cantantes, que hacían de relleno. Tocaban transcripciones o paráfrasis de óperas populares. Dreyshock tocaba el Revolucionario con octavas, Thalberg exhibía su técnica de las tres manos, Alkan imitaba SCHERZO 151
ENCUENTROS
perfectamente a Chopin y a Liszt, se tocaba una Polonesa de Kalkbrenner a seis pianos, casi todos improvisaban sobre aires que alguien les sugería,... S.-Había un diálogo intérprete-público que hoy se ha enfriado. H.C.S.-Los antiguos pianistas daban importancia al encanto, tocaban un Chopin cantado, por ejemplo. Hoy no ha/ mucho de eso. Todos parecen preocuparse por la arquitectura de la música, cualquier cosa que eso signifique, yo no estoy seguro. Es todo tan exacto y tan preciso que parece que se
Representan una tradición que todavía podemos oír, de manera que cuando hablo de esa pérdida de contacto con el siglo XIX no me lo estoy inventando. Tocaban de manera aristocrática, a pesar de los diferentes que eran entre sí. Tenían esa clase de encanto de que hablábamos. Y tocaban todo más rápido, según los tempi del XIX. Hoy todo el mundo tiende a tocar despacio, porque parece que así se es más profundo. Hay Sonatas de Schubert que Schnabel tocaba en 35 minutos. Hoy se tarda ¡50 minutos! De manera que lo
también, pienso yo. una auténtica técnica del siglo XIX, y que está empezando a atraer la atención. Tiene todavía 30 años. Pero no hay muchos mas. S—¿Quizá una de las cousos de eso pérdida de contocto con el XIX sea el cambio del significado social de la música? H.CS.-¿Qué quiere decir con «significado social»? S.-Ponéndose apocalípticos, aquello que profetizó Heine, que lo música perecería «bajo el ferrocarril, el dinero, la industria, lo política», o que renacería con tozos distintos. En ios dios de Heme, de Chopin y Liszt regia una estética, digamos, conmocionista: conmoverse e' intérprete paro conmover al público. Hoy prima el buen profesional, perfecto, aséptico, impecable. superelaborodo, y no siempre vinculado emocionalmente con lo que toca. Ahí tenemos fenómenos como Polhni o Pogorelich.
Los ocho pianistas de Pons. entre eífos Chopin. ¿rsrt y Thotbetg
pierde el efecto, el significado emocional de la música. Y, por otra parte, se perpetúan convencionalismos disparatados, como ése de alargar la primera nota de todo lo que se toca para simular romanticismo No saben lo que quieren hacer, ni ellos ni sus profesores. No hay diferencias entre el Conservatorio de Moscú, el de París, o la Juilliard School. Todos suenan igual. S.-Usted alude a ciertas grabaciones históricas como referencia didáctico. H.CS.-Es cierto. Los pianistas, especialmente los jóvenes, deben escucharlas. Pueden oír a Pachmann, que nació en [848,... S.-Pueden oír incluso a Saint-Saens H.C.S.-Saint-Saens, que nació en 1835. Es decir, pianistas que nacieron en los días de Chopin. O también pueden escuchar a Lhevinne. Moiseíwitsch, Hofmann, Rachmaninov. algunos de ellos reeditados en disco compacto, todos nacidos entre 1860 y 1880. 152 SCHERZO
H.C.S.-Bueno, como usted sabe, en todas las épocas ha habido cuatro o cinco superestrellas que han marcado los modelos. las pautas. Liszt fue uno de ellos. Pero no se llega a superestrella sin una habilidad excepcional. Cada época señala sus diferencias. La actual es muy estricta en cuanto a la interpretación. Es una novedad en la historia, pero lo hemos aceptado asi. A pesar de nuestro potencial para disfrutar, somos mas exigentes, Los propios jurados en los que participo menosprecian valores como la libertad en la ejecución, y cuando alguien la muestra dicen: «¿Qué es esto?... ¡Demasiada libertad!... ¡Ya llegó otro virtuoso!» Yo lo oigo de otra manera.
que digo es que hay cambios significativos en la filosofía de la música y que no tienen nada que ver con el siglo XIX, Y si queremos entender el pianismo romántico deberíamos oír esas grabaciones. ¡Y todavía hablan de la técnica actual! ¿asta escuchar a esos pianistas que le he mencionado para encontrarse con un nivel técnico que casi ha desaparecido de la faz de la tierra. S.-Tiene memorables referencias para S.-Entonces, ¿no sobrevive ningún hereoírlo de otra manera. dero legitimo del Romanticismo? H.CS.-Uno es lo que tiene en sus H.CS.-Hay pianistas inusuales, granoídos. Puedo decir, como dijo Saintdísimos, pero no en la tradición románSaéns de Liszt, al fnal de su vida: «El tica. Algunos, como la mayoría de los recuerdo de haberle oído tocar me norteamericanos, tienen que simular consuela de no ser joven». Puedo una emoción que no sienten, al haber pensar en Bruno Walter, Toscanini, sido entrenados mtelectualmente: Rachmaninov, Hofmann, etc. y decir lo forma, estructura, problemas técnicos. mismo: la memoria de todos ellos me El rastro del Romanticismo puede estar consuela de no ser joven, quizá en... ¿Magaloff? ¿Earl Wild, en América? Bueno, está Kissin, que tiene Luis Angef de Benito Ribagorda la cualidad de un sonido bello. Está (Traducción revisada por Halim, de Indonesia, quien tiene Bradley }effries)
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Report "HAROLD SCHONBERG Y LOS GRANDES PIANISTAS - Scherzo, mayo de 1993.pdf "