La difusión y proliferación de nuevos servicios de telecomunicación, sobre todo, en el sector de la telefonía móvil y de las emisiones radiotelevisivas, ha comportado la aparición de lo que se ha llamado contaminación electromagnética, y ha puesto de actualidad el problema de cómo protegerse contra los campos de interferencia de los componentes electrónicos, activos o pasivos. Estos campos, si poseen una intensidad lo suficientemente elevada, pueden perjudicar el correcto funcionamiento de los aparatos electrónicos e, incluso, llegar a destruir la información transportada. En los cables coaxiales es fundamental que la señal transmitida no sufra alteraciones en la banda de las frecuencias empleadas, que está continuamente expandiéndose debido a la incorporación de nuevos servicios.